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Yamaha Niken, tres ruedas que convencen a dos generaciones de moteros

07 de Septiembre de 2019

Yamaha Niken, tres ruedas que convencen a dos generaciones de moteros

Cayetano y Pablo Cabrera, padre e hijo, son dos apasionados de las motos. Dos generaciones que comparten gustos sobre el tipo de moto que les seduce “con las que conectamos, independientemente del modelo o marca” y que han coincidido en saber apreciar las bondades de un modelo tan novedoso como la Niken de Yamaha.

 

La pasión por las motos le llegó a Cayetano de forma natural “me encantaban todos los cacharros que tuvieran dos ruedas, bicis y motos” mientras que para Pablo, la tradición familiar fue el catalizador que le vinculó, de por vida, al mundo de las dos ruedas “aunque gracias al freno de mi padre me inicié en el mundo de la moto a una edad más juiciosa”.

 

 

Por la casa de los Cabrera han pasado muchas motos “más de 20 marcas diferentes, contabilicé el otro día”, desde aquella inolvidable Ossa Phantom 250 S “que compré en el 78 a un chico de Barcelona por 35.000 pesetas, cuando ya ganaba al mes 8.000 pesetas” y que para mantenerla en forma había que llevarla al mejor taller de la época “el de Antonio Peraza, en San José”. Luego vino la época de las japonesas de dos tiempos, “una Yamaha 400 y una Kawasaki 750, preámbulo de la joya de la época, la Honda CBX de seis cilindros, algo fuera de lo normal”. Motos, las japonesas con motores que superaban las cualidades de chasis, frenos y neumáticos “las probábamos en las curvas de la potabilizadora… a 110 ó 120 km/h se movían tanto que parecían que se iban a desmontar”.

 

Luego vendría la época de las italianas “una fantástica Ducati 900 SS, que creo que es la que está en la exposición de Ducati Canarias, la negra con ribetes dorados”. Motos con menos potencia pero con una parte ciclo que le daba 1.000 vueltas a las japonesas. Más recientemente, en 2002 llegó la primera MV Agusta F4 750 que vino a Canarias, “una moto de 140CV con un chasis sólido como una piedra y unos frenos espectaculares. Lo mejor de la época y tan estable como las de ahora”, decía Cayetano. “Ahora ya le tocan motos más civilizadas”, bromeaba su hijo que, al igual que su padre, cambia de moto un par de veces al año.

 

 

Por la mano de Pablo han pasado muchas motos, la mayoría con el símbolo de la pasión boloñesa pintada en su depósito, “no podía faltar una Ducati Streetfighter 848, emulando a mi padre que en su época tuvo una Streetfighter 1100”. Ahora en casa hay dos motos, la Yamaha Niken y una Triumph Bonneville T120, que se alternan, y que son sustituidas por una scooter para ciudad. “Aunque todas las motos tienen su encanto, a mi padre siempre le han tirado los hierros de Harley-Davidson. Ha tenido muchas Harleys, entre ellos una 1200XR e incluso una Buell, pero también BMWs y Ducatis”, reconocía el más joven de la familia.

 

Las motos de hoy en día ofrecen mayor seguridad al piloto gracias a unas suspensiones de más calidad, mejores neumáticos y unas asistencias a la conducción (ABS, controles de tracción, mapas de potencia, etc.) que facilitan mucho maniobras delicadas sobre dos ruedas como la frenada. “Errores que antes no perdonaban y terminabas con los huesos en el suelo, hoy en día pueden ser digeridos por una nueva tecnología que es hasta predictiva”, afirmaba Cayetano.

 

 

Yamaha Niken, una “rara avis” que seduce a todo el que la prueba

 

“Invitados por Yamaha Flick Moto, probamos en su día la nueva Niken, más que nada por curiosidad, pero caí prisionero de su evocadora seducción; eso sí, si me la compraba, tenía que ser la versión GT, con cúpula y maletas, porque estoy harto de tener que llevar todos los trastos encima cada vez que me bajo de la moto”, decía Pablo. Todos los artículos de esta moto hablaban muy bien de ella. Que era una gran moto, cómoda y segura. Con una pisada firme sobre cualquier terreno. “A la larga es una sensación que se ha mostrado adictiva”. Puedes ir en mojado o sobre cualquier tipo de asfalto deslizante con mayor seguridad que una moto de dos ruedas. Además el motor CP3 encaja como un guante con la filosofía de la moto. “Empuja a bajas vueltas, para salir, aún inclinado, acelerando de las curvas, sabiendo que la estabilidad está garantizada”.

 

“Sinceramente”, decía Pablo, “de todas las motos que he probado últimamente, que son muchas, es la que mejores sensaciones me ha transmitido. Combina rapidez, comodidad con  mucha seguridad y estabilidad. Es formidable el comportamiento deportivo que ofrece una moto con esta envergadura. Me sorprendió muchísimo”, admitía Pablo que sabe de lo que habla, no en vano tiene su propio canal de YouTube con sus pruebas de motos: Top LP Biker

 

 

El coste de mantenimiento es similar al de cualquiera de los modelos con motor CP3, es decir MT-09 o Tracer 900 “las revisiones me han costado lo mismo que la MT-09 que tuve antes de esta Niken. Tampoco el seguro es más caro por tener tres ruedas”, decía sonriendo.

 

Aunque padre e hijo se intercambian las motos, el que más ha rodado con la “doble espada” de Yamaha ha sido Pablo: “Fuerteventura y Lanzarote en un intenso fin de semana. Es una moto que no cansa y a la que le importa poco el estado del asfalto. Absorbe muy bien las imperfecciones del terreno que pisa. Tramos desconocidos, donde tienes que corregir la trazada en las curvas o zonas muy reviradas, son zonas adictivas con esta Niken”, señalaba Pablo. “Se va antes de atrás que de delante”, apostillaba su padre.

 

 

Llegar a cualquier sitio a lomos de una moto como la Niken supone ser, de forma automática, el centro de atención y foco de todas las miradas. “Tienes que estar constantemente respondiendo a preguntas como… ¿Se mantiene recta por sí sola? ¿Se puede conducir con carnet de coche? ¿Se vende en Canarias o hay que pedirla fuera? ¿Qué marca es? Y amarrarla en el barco es un show, no saben por dónde meter las correas”.

 

Conduciendo la Niken son muchas las veces que sonríes bajo el casco. Es una moto ideal para hacer turismo. “La última vez que viajé por las islas lo hice en coche y estuve todo el viaje diciendo "aquí tengo que venir en moto". El valle de Haría, Betancuria o Los Hervideros, son carreteras que piden a gritos hacerlas sobre dos ruedas, “o tres, como en mi caso”. Y es que las sensaciones de hacer turismo en moto son incomparables. Supone enfrentarte a los elementos, a cambio de sentirte protagonista de un paisaje del que formas parte. “No hay un parabrisas que te separe”.

 

 

Pero la Niken también es una apuesta por la seguridad. “Sus tres ruedas pueden salvarte de una caída, algo importante ante el aumento de la siniestralidad del colectivo. La moto mantiene siempre la trayectoria, incluso si el asfalto no es digno de ese nombre. Y la frenada, “con tres ruedas es la frenada definitiva. Es increíble cómo y dónde se detiene con total seguridad”, enfatizaba Pablo, el más joven de una saga familiar seducida por el concepto Niken y que seguirá la tradición “mientras podamos montar”, aunque el relevo generacional “aún es un proyecto”.

 

Padre e hijo coinciden en afirmar que es una moto recomendable, tanto como moto de fin de semana o para emprender un gran viaje con el plus de seguridad y estabilidad que sólo puede ofrecer el concepto Niken exclusivo, de momento, de Yamaha. “La Niken vale lo que cuesta, sobre todo por la seguridad y las sensaciones que ofrece”, concluían padre e hijo, mientras comenzaban a abrocharse el casco para seguir disfrutando de una moto que les ha unido aún más.

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