¿Son verdad estas seis leyendas urbanas?

Una leyenda urbana es un relato perteneciente a la tradición popular, que, pese a contener elementos sobrenaturales o inverosímiles, es presentado como hechos reales. Algunas parten de hechos reales, pero éstos son exagerados, distorsionados o mezclados con datos ficticios.

Circulan a través del boca a boca, correo electrónico o medios de comunicación como prensa, radio, televisión o Internet. Pero ¿realmente son ciertas las siguientes "leyendas moteras"?

• Los neumáticos de competición agarran más.- La mayoría de nosotros -salvo los que se dedican a correr para ganarse la vida- rodamos por las mismas carreteras que todo el mundo, y en esas superficies un compuesto "de competición" ofrece menos agarre que uno de "carretera sport". Las cubiertas para pista están diseñadas para trabajar a temperaturas de competición, que rondan entre los 70¢ªC y los 80¢ªC. Las cubiertas de carretera trabajan en un rango de temperaturas más amplio, desde -20¢ªC hasta más de 70¢ªC, así que la adherencia no se ve en entredicho.
   
• El líquido de frenos se come la moto.- Es cierto que hubo un tiempo en el que el líquido de frenos era un verdadero peligro, pero los líquidos ya no son tan corrosivos como los de antaño. Si cae líquido de frenos sobre la moto, lo mejor es derramar agua caliente sobre la zona para diluirlo. Limpiar el líquido con un trapo no es una buena idea, ya que puede hacer que llegue hasta la pintura, y el trapo arrastrará partículas abrasivas de suciedad que arañarán el acabado.
   
• Para una puesta a punto perfecta hay que utilizar guías de ajuste de suspensiones.- Hay un montón de "guías para suspensiones", pero normalmente no merece la pena ni leerlas. Cada piloto es diferente, por lo tanto la suspensión de la moto debe adaptarse de manera personalizada a ese piloto en concreto. Sin embargo, para los que no somos pilotos y no tenemos un técnico de la marca a nuestro servicio, cuando se trata de suspensiones el mejor consejo es utilizar la configuración recomendada por el fabricante.
   
• Los cascos son más o menos iguales en todo el mundo.- Cada fabricante es distinto, pero las empresas que comercializan sus productos en distintas partes del mundo comentan que, además de tamaños distintos, es necesario fabricar calotas diferentes para el mercado europeo (forma ovoide), el asiático (más redondeada) y el norteamericano (forma larga y ovalada). El poliestireno moldeado del interior se encarga del resto, así que, por nuestro propio bien, lo mejor es no dejar prestado el casco a nadie, y muy especialmente, a nadie que tenga una cabeza mayor que la nuestra.
   
• Los moteros y los conductores de coches nunca podrán llevarse bien.- Esta leyenda negra se debería abandonar definitivamente. ¿Alguien conoce algún conductor de coche que vaya por ahí con la intención de arrollar a los moteros que encuentre en su camino? Los problemas ocurren de forma inadvertida: al igual que un coche puede malinterpretar que la moto que le sigue le está dando ráfagas en el retrovisor cuando la realidad es que sencillamente pasa por un bache, los moteros olvidan que incluso el conductor de coches más atento puede sufrir lo que se conoce como "camuflaje del movimiento" y calcular mal la velocidad y distancia de las motos.
   
• Hacer caballitos gusta mucho a las chicas.- A no ser que se sea un pariente lejano de Evel Knievel (y ni así), es mejor dejar esas florituras a los profesionales. Sí, quedan muy bien cuando salen bien, pero no gustan tanto cuando salen mal, y siempre acaban saliendo mal. Las únicas personas que reaccionan con intensidad ante un caballito son los agentes de la ley y los jueces, y no por razones que te vayan a gustar.