Tras nuestra parada en La Aldea, nos quedaban casi 100 kilómetros más hasta Artenara, pasando por Agaete, Gáldar -primera capital de Gran Canaria-, Guía y Moya, antes de pararnos a almorzar en San Bartolomé de Fontanales, tradicional punto de encuentro de los moteros de la isla.

Dejando atrás La Aldea, la Cola del Dragón y el añorado Andén Verde, nos metemos por las entrañas del macizo basáltico para llegar al Risco de Agaete y rememorar tiempos pasados, que no mejore, pero tampoco peores, en los que se podía disfrutar del baile entre curvas sobre uno de los acantilados más agrestes de Europa, con sus más de mil metros de caída sin remedio sobre el mar.

Este tramo de la ruta nos permite además descubrir las enormes diferencias que existen entre el árido este de la isla, con barrancos casi saharianos, con los pueblos de medianías y las modestas, pero espectaculares, aldeas de casas cueva de las cumbres. Las horas pasan porque en Canarias los kilómetros van superándose “al golpito” pero nuestros pilotos no se quejan gracias al confort de las Tracer 700 y descabalgan en cada parada como si acabaran de comenzar la ruta.

Ascendiendo hacia Moya, y del pueblo natal de Tomás Morales a Artenara atravesamos paisajes con algunas manchas de laurisilva que se mezclan con los castaños. Los primeros pinos de Fontanales que anuncian la cercanía de la cumbre de la isla. Nos acercamos a uno de los parajes más hermosos de la isla. Desde el Mirador de Los Pinos de Gáldar se puede ver gran parte del norte grancanario desde el borde de un volcán extinto; y si miramos hacia el oeste, la masa verde del Pinar de Tamadaba y, si el tiempo lo permite, el majestuoso Teide presidiendo la vecina Tenerife.

Ruta Gran Canaria 21 - New Tracer 700 - Yamaha Flick Moto - 2020/10/31 – Tercera parte

196 kilos para una trail media no es un peso excesivo”, nos recuerda el gerente de Yamaha Flick Moto. “La postura de conducción es cómoda, como la de una trail gracias a su manillar elevado y a una acertada triangulación. El cuadro de instrumentos es claro y los mandos quedan en una posición correcta, incluida la palanca del freno delantero, regulable”.

Nada más ponerla en marcha, el discreto sonido que emite su escape nos recuerda que es una Euro5… “Habría que montarle on Akrapovic”, cometa el ingeniero de Guaguas Municipales. “La primera impresión en marcha es muy agradable, con un embrague que es una delicia, al igual que el cambio, con un accionamiento muy suave. Subir y bajar de marcha es una gozada, todo se realiza con gran suavidad, sin forzar nada”.

La Tracer 700 puede presumir de ser ágil, ligera, fácil de conducir, hasta para los que tengan poca experiencia. Los cambios de dirección son realmente intuitivos, pudiendo mover las caderas con gran facilidad, mientras que el motor es realmente divertido. Su carácter  tiene más de sport que de turismo. Aunque es una moto todo-uso y realmente completa, está pensada para la diversión, un hecho que se ve claramente reflejado en su magnífico rendimiento en carretera, atestiguan nuestros probadores.

“Para la Tracer 700 el mejor camino a cualquier destino es, sin duda, el más largo”, comenta divertido Eduardo en una de las paradas. “Puede ser la moto ideal de todos aquellos que buscan una moto polivalente y versátil, apta para todo”.  Y es que a pesar de estar obligada a las restricciones de la Euro5, el trabajo de los japoneses dado como resultado un carácter similar a la anterior Tracer 700 a base de trabajar a fondo en apartados como los de admisión, escape, gestión electrónica y transmisión, para que su compacto bicilíndrico de 689 cc de la familia CP2, mantenga intacta su personalidad “Master of Torque”, heredada de sus primas-hermanas, las Yamaha MT.