06 de Mayo de 2025
De Telde a Panticosa
Crónica de la penitencia inolvidable de Boro González
Hay rutas que se olvidan y otras que se recuerdan. Y luego está la Ruta de los Penitentes, una experiencia que se graba a fuego en el corazón. Así la describe Boro González, el motorista grancanario que ha regresado a casa tras completar una de las ediciones más exigentes y emocionantes de este rally no competitivo que surca los Pirineos. Apoyado por Marmotor BMW Motorrad, Boro volvió a enfrentarse a uno de los retos mototurísticos más duros del continente, esta vez con el sello internacional de la FIM Endurance Touring.
Desde el mítico Balneario de Panticosa, punto de partida de esta XX edición, hasta los confines más recónditos del Pirineo español y francés, el piloto de Telde se sumergió en un maratón de navegación y resistencia. Fueron tres días de intensas emociones, casi 800 km de curvas, puertos imposibles, paisajes sobrecogedores y una lucha constante entre el cuerpo, la máquina y la voluntad. Porque eso es Penitentes: un duelo contigo mismo y una reconciliación con la belleza salvaje de la montaña.
Una cita con historia
Nada más llegar al enclave de Panticosa, se respiraba historia. Participantes veteranos se saludaban con complicidad, mientras los nuevos se dejaban envolver por esa atmósfera de hermandad y nerviosismo. Boro portaba el dorsal 19 y no tardó en sentir la calidez de una organización hecha con mimo. La cena inaugural reunió a autoridades locales, pioneros de la ruta y, sobre todo, a un grupo entrañable: The Ultime Group, aquellos que, sin prisa pero sin pausa, han completado todas las ediciones desde el inicio, siempre llegando los últimos... pero siempre llegando.
El prólogo: belleza y tradición
El viernes 2 de mayo, con un clima inesperadamente generoso, arrancó la ruta prólogo. Una jornada de aclimatación entre Tramacastilla, Biescas, San Juan de la Peña, Javierrelatre y Arguis, en la que los participantes disfrutaron de avituallamientos con productos locales, momentos de camaradería y tramos ya con tintes épicos. Boro destaca la parada en la casa de Yaya Luisa, donde el alcalde de Arguis ofreció un chocolate caliente justo antes de que la tarde pirenaica comenzara a cubrirse de sombras y frescor. El día concluyó con la entrega del roadbook y del transponder GPS, y una tormenta eléctrica que recordaba lo impredecible del terreno al que se iban a enfrentar.
El día grande: 14 horas de aventura inolvidable
Sábado, 3 de mayo. Amanecía a las 5 con el desayuno ya servido para los participantes, otro gesto que refleja el cuidado de la organización. A las 6, motores rugiendo, tensión contenida y emoción a flor de piel. Comenzaba la penitencia. Desde Cartirana hasta Nocito, pasando por Boltaña y Aínsa, la ruta se tornaba cada vez más dura, cada vez más épica. A lo largo del día, se cruzaron los míticos puertos franceses del Col d’Aspin, Col d’Aubisque, Spandelles, Marie Blanque, Houratate, Labays y la Pierre de St. Martin, entre otros.
Uno de los momentos más especiales para Boro fue el cruce del túnel de Bielsa y la llegada a Francia, donde los pueblos miraban con asombro el desfile de motos. “En medio de aquellos valles solitarios, vernos pasar era como presenciar una caravana de locos apasionados”, comenta con humor. Y no le faltaba razón: la bajada del Aspin interrumpida por vacas rubias, el sol bañando los valles franceses y los últimos repostajes con precios “de penitencia” hacían de cada kilómetro una historia nueva.
Con el cuerpo pidiendo tregua, la ruta aún reservaba un último espectáculo: el regreso a España por Ansó, Hecho, Borau y la imponente Hoz de Jaca, donde un atardecer de postal recibía a los valientes. A las 19:50, Boro cruzaba la línea de meta en Panticosa con 723 km en el marcador y 14 horas sobre la moto. Exhausto, sí, pero con el alma llena.
Una organización que marca la diferencia
Si algo quiere resaltar Boro González es el papel del Moto Club Monrepós, cuyo trabajo califica de “titánico”. Con nombres como Alberto, Javier, Santos y tantos otros voluntarios, lograron que los participantes se sintieran cuidados y valorados. “Se multiplican por cinco”, comenta. “No hay un solo momento en el que no estén atentos a todo. Su cariño y dedicación hacen que esta prueba sea única”.
Mención especial al presidente del club, Javier Berna, cuya implicación y visión han sido clave para que Penitentes siga creciendo, sin perder la esencia que la hizo grande: una ruta dura, bella y profundamente humana. “Aquí no importa cuánto pagues; importa cómo vives la ruta, cuánto te entrega ella y cuánto le devuelves tú”, reflexiona Boro.
Un mensaje final desde el alma
Para el motorista canario, la Ruta de los Penitentes 2025 no ha sido solo un reto físico. Ha sido una experiencia espiritual, una comunión con la naturaleza, la mecánica, y la comunidad motera. Una de esas aventuras que, cuando se cuentan, aún hacen latir el corazón más rápido.
Desde las Islas Canarias hasta el corazón del Pirineo, Boro González llevó consigo no solo su pasión por las dos ruedas, sino también el orgullo de representar a su tierra en una cita que ya forma parte del calendario mundial. Y como él mismo resume: “Aunque haya dolor en los brazos, frío en las manos y cansancio en las piernas… hay luz en los ojos, sonrisas en el alma y una certeza: volveré.”