15 de Enero de 2023
Manuel Lorenzo Ramón, embajador The End Route El Hierro
Tras estar en los extremos norte de los continentes europeo y asiático se me ocurre cerrar el círculo completando los puntos más al sur y al norte del continente americano. Todos estos puntos estarían más allá de los círculos polares árticos de los tres continentes del hemisferio norte y en la región antártica del único continente que llega hasta dicha región.
No hay registros de que nadie lo haya conseguido: llegar con una Harley-Davidson más allá de los tres círculos polares árticos y el extremo antártico.
España - Montevideo (Uruguay)
Así pues inicio mi viaje a territorios americanos desde Montevideo para llegar hasta Ushuaia y de ahí iniciar camino del norte hasta Prudhoe Bay, un yacimiento de gas en el final de la autopista Dalton (lo de autopista es una denominación técnica, porque son 700 kilómetros de ripio sin nada alrededor salvo osos. Así que ida y vuelta serían 1.400 kilómetros de los peor para circular con moto, en este caso una moto no adaptada para ello).
Tras esperar dos semanas en Montevideo para poder desembarcar la moto por problemas de retraso y burocráticos (allá empezó la concatenación de problemas que he ido enlazando sin tiempo de recuperación de uno a otro), allí mismo, en el país más caro de Sudamérica me dejé no solo una cantidad de tiempo importante sinó también una gran parte del presupuesto para el viaje. Sobre todo el efectivo, algo muy necesario en Sudamérica, ya que no en todos sitios se puede utilizar la tarjeta y además las comisiones son sangrantes.
Rumbo a la Patagonia
Encaro el camino a la Patagonia camino de Ushuaia en un terreno extremo por las extensas distancias sin suministros y con una climatología que si de por sí es dura, las dos semanas que anduve por allí fueron tremendas, con rachas de viento de hasta 110 kilómetros por hora que hacían de la conducción extremadamente difícil y provocaban accidentes a diario.
Fue tal que la salida por ferry de la Isla de Tierra del Fuego estuvo cerrada durante días y tras salir de allí, en Puerto Gallego (Patagonia) la Gendarmería nos tuvo bloqueados sin dejar salir durante dos días por peligro extremo por viento.
Proa al norte
Tras completar con éxito la llegada a Ushuaia, lo más al sur posible del continente americano, e inicio ruta hacia el norte por la famosa ruta 40.
Patagonia mezclada con desierto y cordillera de los Andes de por medio llego hasta una zona de la ruta 40 llamada "Los Malditos 73". Hace honor al nombre porque en ese tramo de vía suelen romper los vehículos y el resultado de su tránsito ocasiona un elevado número de accidentes en moto por caídas.
Yo, para no ser menos, rompo el protector de la correa debido a las vibraciones ocasionadas por el ripio que me ocasiona un grave perjuicio en la rueda trasera y la correa de transmisión de la moto.
Gracias a unos brasileños que pasaban por la ruta pude solucionarlo para poder continuar pero con bastantes desperfectos que necesitaban de reparación mecánica específica en un servicio Harley-Davidson.
2.500 kilómetros hasta el servicio oficial, en Santiago de Chile.
Allá llego con la moto en mal estado, la economía y los tiempos del viaje trastocados. Reparo la moto y cambio la rueda y retorno camino para el norte por San Pedro de los Andes para entrar en el altiplano Argentino y entrar por allí a Bolivia, camino del salar de Uyuni.
Al mal de altura se une una circunstancia mecánica que a día de hoy mecánicos consultados en Chile, Argentina, España y los propios de Bolivia no han podido descifrar: la moto comenzó a tirar aceite de motor por el filtro del aire hasta el punto de casi gripar.
Acabé en un pueblo de poco más de 600 habitantes en medio del altiplano boliviano en medio de la nada donde una señora me hospedó.
Bolivia, país de acogida
Bolivia es de por sí un sitio muy complicado. Las infraestructuras y la sociedad allí funcionan de manera totalmente diferente incluso al resto de Suramérica. Para empezar casi nadie usa tarjeta de crédito, la gasolina la cobran a precio diferente al extranjero, casi no hay gasolineras y la gente vende combustible en los pueblos en botellas de refrescos. Eso, entre otras cosas.
Milagroso aceite para motores diesel
Conseguí por mediación del hijo de esta señora, que andaba por allá visitando a su familia, un bidón de aceite con la densidad adecuada para mi moto en una tienda de comestibles. El aceite era para un motor diésel de un camión y seguramente llevaría allá años en el fondo de un armario, pero era eso o quedarme tirado indefinidamente y sin dinero en medio de la nada.
Estar durante una semana conduciendo y cruzando puertos de casi 5.000 metros y a una media de 3.800 de altitud no puede sentar bien a un motor, ni a una persona.
Salí de allí quemando aceite a litros cada 100 kilómetros con el peligro que conllevaba camino de la frontera de Chile a 4.600 metros de altitud, rodeado de volcanes nevados y con decenas de kilómetros de camiones atascados en dicha frontera.
Un infierno (otro más)
Aún me quedaban 300 kilómetros hasta la primera ciudad de Chile donde poder buscar dinero, hospedaje y que vieran la moto. Temiéndome lo peor, eche el último litro de aceite a la moto. Por delante ni una sola gasolinera.
Lo que me quedaba de gasolina, echada en un bidón de agua que no paraba de tirarla por fuera, echando todo yo y el equipo un olor a gasolina tremendo durante todo el viaje, se lo metí a la moto en el pueblo de Bolivia donde rompí, 120 kilómetros atrás.
Continuará...
Ruedas Árticas 1, un viaje en Harley a los círculos polares