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Prueba Yamaha T-Max 530: Primus inter pares

26 de Marzo de 2012

Prueba Yamaha T-Max 530: Primus inter pares

“El primero entre iguales” ese es sin duda el T-Max de Yamaha, y además con esta nueva evolución intenta mejorar el modelo con mayor éxito de ventas… ¿Lo conseguirá? Vamos a intentar resolver la duda.

 

Prueba Canariasenmoto.com en la Isla de Tenerife

 

Nada más verla de cerca, se aprecia un cierto aire de familia y aunque parece una moto, sí moto, diferente, conserva su agresividad y su marcado carácter deportivo. Pero la remodelación no es sólo estética, después de 10 exitosos años en el mercado europeo, Yamaha ha decidido realizar los cambios necesarios para que su mimado T-Max siga siendo el rey de la categoría.

 

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Muchos han sido los comentarios y peticiones de los usuarios pidiendo un aumento de cilindrada y potencia que, finalmente Yamaha ha escuchado y ha concedido, a medias. La cilindrada ha aumentado hasta los 530cc y la potencia ha subido ¿sólo 3CV? quedándose en 46 contundentes y sensatos caballos. Un mayor aumento de cilindrada y/o potencia, posible técnicamente, implicaría aumento de peso y perder sus principal seña de identidad; el equilibrio.

 

Pero no pienses que esos tres caballos o esos 30cc son insignificantes, el motor está ahora más lleno en toda su gama, la entrega de potencia del bicilíndrico paralelo es más rápida y efectiva, consume menos y hasta le ha mejorado la voz, perdón, el sonido. También contribuye a esa finura de funcionamiento la sustitución de la antigua cadena por una correa de caucho que colabora en una transmisión de la potencia al asfalto mucho más directa y por lo tanto efectiva.

 

En la parte ciclo se ha rediseñado completamente el chasis de aluminio otorgándole  más rigidez con menos material y reduciendo su peso total con la adopción de un nuevo basculante en aluminio de doble brazo construido en dos piezas. Con estos cambios y el nuevo sistema de transmisión por correa el peso total ha conseguido bajar de los 200 kg en vacío y lo que es más importante, repartidos al 48 y 52% sobre el tren anterior y el posterior, respectivamente... casi como una moto.

 

La evolución estética comienza por dejar atrás la línea elegante sustituyéndola por una mucho más musculosa. Su aspecto es más deportivo, especialmente en la parte del colín, cuyas líneas están inspiradas en la R1. La confortabilidad del espacio para el piloto también ha ganado enteros, una pantalla, por fin, regulable en altura en tres posiciones. El asiento es ahora es más plano, priorizando la deportividad por encima del confort, detalle éste que podría resultar paradógico en un scooter, pero recordemos que esto no es un scooter, es una T-Max. Las guanteras han sido rediseñadas, ahora no son simétricas y la derecha es un “saco sin fondo” para guarder lo que quiera “bajo llave”.

 

Otro punto que destaca en el nuevo T-Max 2012 es la nueva y en principio extraña ubicación de los retrovisores que ahora pasan al los laterales del frontal de la moto conservando, como en anteriores modelos, la seguridad de una buena visión trasera. El alumbrado delantero copia la receta de la R1 y pasa a ser de dos ópticas elipsoidales, quedando la derecha exclusivamente para la luz de carretera. La instrumentación ha sido también remodelada completamente, y se ha vuelto a la configuración de dos esferas analógicas retro iluminadas en un agresivo color rojo para velocidad y revoluciones. La pantalla digital no podía faltar, con mucha más información que hasta ahora. Consumos instantáneos y de media, termómetro exterior, indicador de gasolina y temperatura del motor, además de avisos de mantenimientos.

 

 

Un mundo de sensaciones…
Eso es lo que sientes al pilotar (y disfrutar) la T-Max. Desde la salida de cualquier semáforo, se aprecia la mejora de la 530 que, pese a su peso, arranca con más facilidad e inmediatamente alcanza la velocidad de crucero, da la impresión de ir “más suelto”. A su motor le gusta ir alto de vueltas y nuestros oídos son  embaucados por la bella melodía de su escape. Tras los primeros kilómetros se hace patente el salto cualitativo en su refinamiento mecánico y el avance en la contundencia de su motor.

 

En ciudad prima la suavidad de funcionamiento de todos sus elementos y dinámicamente no se le puede pedir más. No faltan detalles tan prácticos para el día a día como el hueco bajo el asiento para el casco y el freno de mano. En autopista, la del norte de Tenerife la recorrimos en varios sentidos en muchas ocasiones, con el viento entrando desde todas direcciones, el T-Max tiene en todo momento un comportamiento suave y alegre y puedes mantener sin el menor titubeo cualquier ritmo que te propongas. Asombra la capacidad de recuperación en alta velocidad, pasar de 90 a 120 es casi instantáneo. La protección es adecuada y el confort de marcha sobresaliente. Sinceramente el T-Max es un vehículo realmente completo.

 

Pero al T-Max lo que le gusta de verdad son las curvas de todo tipo y todo radio, y contrariamente a lo que se podría pensar, sobre todo tipo de asfalto. Es una moto que obedece milimétricamente a las órdenes del conductor, sin el menor extraño ni sorpresas cuando pilotas buscando los límites. En tramos como la subida desde La Esperanza queda patente la agilidad del tren delantero y la rapidez con la que efectúa los cambios de dirección. Vislumbras la curva, calculas la trazada, frenas, tumbas y aceleras a fondo hasta la próxima, nada de cambios, embregues ni demás complicaciones; nunca fue tan fácil realizar una conducción deportiva. Puedes apoyarte muchísimo en el neumático delantero, un pegajoso Bridgestone Battlax, manteniendo precisa e inalterable la trayectoria.

 

Bajando desde el Parque Nacional del Teide hacia Santiago del ídem, por una carretera que tiene un asfalto digno de un camino de cabras, sorprende lo bien que se comporta la suspensión de la Yamaha en este tipo de caminos, perdón, carreteras y cómo después, ante grandes apoyos en tramos lisos, no se nota ningún tipo de “flaneo”. Un 10 a las suspensiones. Suspensiones y frenos en las que por cierto, no se aprecian grandes cambios, y que gracias al robusto chasis doble viga de aluminio, y el buen tarado de la horquilla, permiten aprovechar al máximo la exultante potencia del equipo de frenos delantero. Potencia que si bien se puede dosificar de manera adecuada, no estaría de más que, dado el diámetro de la rueda, contase de serie con ABS.

 

Subjetivamente mejoraríamos: El precio del T-Max. Es lo único que se nos ocurre porque todo lo demás nos gusta, pero está claro que tanto por coste de fabricación, más alto que el de una “moto normal” como por la calidad de sus componentes, la T-Max difícilmente será una moto barata. Es una moto vale lo que cuesta…

 

Lo que nos apasiona del T-Max es su parte ciclo, que no desentonaría en cualquier deportiva de media cilindrada. Tal es su calidad y eficacia que hasta ahora, no hay nada igual ni parecido en el segmento de grandes scooter.

 

Facilidad de conducción, equilibrio, potencia y eficacia; estas son las nuevas armas con las que el T-Max 530 defenderá su privilegiado estatus ante el inminente desembarco de modelos de la competencia. Yamaha lo ha conseguido, el 530 es el mejor T-Max de la historia.

 

Nuestro consejo: El sistema ABS es opcional, cuesta 600€ más, pero consideramos que es una buena inversión que puede ahorrarnos algún que otro susto.

 

Unidad de pruebas cedida por Flick-Moto, Concesionario Oficial Yamaha en Canarias

 

Precio Yamaha T-Max 530 (Tarifa Marzo 2012).- 10.199 Eur.

 

Casco utilizado en la prueba gentileza de NZI España.- Ver más detalles

 

Textos: Fernando Jiménez
Fotos: Hacomar López

Con la colaboración de José Ramón Plasencia

 

Equipo de Canariasenmoto.com

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