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Prueba Forty-Eight 2016, la bobber de Harley más intensa que nunca

14 de Mayo de 2016

Prueba Forty-Eight 2016, la bobber de Harley más intensa que nunca

En 2016, Harley-Davidson ha renovado su exitosa 1200 Forty-Eight siguiendo el más puro estilo dark custom. Para ello  han seguido contando con su inequívoco signo de identificación, su  rueda ancha delantera, aunque ahora va montada sobre una nueva llanta de aluminio fundido.

 

Las principales novedades de este modelo inspirado en la icónica Harley-Davidson con depósito peanut (cacahuete) de 1948, que posteriormente caracterizó a la mayoría de las integrantes de la gama Sportster, comienzan en el propio depósito que ahora luce una decoración “años setenta”, el asiento, con diseño y mullido renovados, las suspensiones, mejoradas, y los frenos, con más potencia y mejor rendimiento.

 

Y es que en los últimos años la familia ha echado la vista atrás buscando la esencia y ha apostado por modelos más ligeros de líneas, más ágiles en su parte ciclo y con inspiración en modelos míticos. Buenos ejemplos de ello son la Iro, la Nightster o esta Forty-Eight que nos ocupa. La “48” se ha aligerado al máximo, como una buena “bobber”, deshaciéndose de todo lo superfluo. De todo lo que no resulte esencial para disfrutar de la conducción.

 

 

En la primera toma de contacto visual, con la moto aún aparcada delante de Gubra, el concesionario oficial de Harley-Davidson para toda Canarias, la Forty-Eight te conquista con sus encantos. Ese depósito pequeño, portentosamente decorado y con forma de cacahuete. O esos espejos colgando de un manillar más alto de lo normal, que son el contrapunto perfecto al asiento que encumbra una zaga baja y musculosa. Poniendo el toque exclusivo, las llantas anchas, delante u detrás, de aspecto agresivo y retro. Y teñido todo ello de la pátina negruzca del estilo dark custom, aunque con un guiño al cromo en las cubiertas del doble escape paralelo. Así es la nueva Forty-Eight 2016.

 

Según su diseñador, Ben McGinley, la nueva Forty-Eight 2016 concentra la pureza y la autenticidad de los materiales para insistir en el propio atractivo de las motos y realzarlo. Y la estampa de la bobber de Harley-Davidson así o muestra; ha sabido llegar al corazón de la máquina, convirtiendo un boceto en una obra real de hierro y acero. Para Ben, la Forty-Eight ha significado el ejemplo del minimalismo llevado al extremo de Harley-Davidson. “Es un auténtico regreso a la sencillez y la honestidad. Dos ruedas y justo en el centro, un motor V-Twin.” Es diseño, no decoración. Pura desnudez y, como siempre, sin ningún tipo de compromisos.

 

 

El chasis de la Forty-Eight, que presume de ser uno de los más ligeros, estrechos y ágiles de la gama Sportster, se ha diseñado para favorecer la direccionabilidad y sobreponerse al hándicap de montar un neumático tan grueso en el tren delantero. A pesar de esa imagen sobredimensionada de la rueda delantera, la moto se siete ágil y ligera desde el primer momento gracias a las ligeras llantas de aluminio y a las especiales geometrías empleadas.

 

El asiento es muy bajito, situado a sólo 710mm del suelo, y encaja perfectamente en una de las Harleys más cortitas del mercado; sólo 1.495mm de distancia entre ejes. Para soportar su peso, 247 kilos, más los del piloto, y en su caso, el pasajero, cuenta con unas robustas suspensiones que han sido completamente revisadas en esta nueva Fory-Eight de 2016. Los neumáticos, Michelin Scorcher especialmente firmados para Harley, en medidas contundentes; 130/90-16 delante y 150/80-16 detrás. Los frenos, con pinzas de doble pistón en ambas ruedas, también se han remozado con la adopción de un disco flotante en el tren delantero que mejora notablemente el tacto y la potencia.

 

 

De la motorización de esta bobber de 1200cc se encarga en innovador motor Evolution. Un eterno e indestructible bicilóndrico refrigerado por aire que supone un claro guiño al pasado sin por ello renunciar a los avances tecnológicos en los motores Harley-Davidson. Los cilindros y culatas en aluminio reducen el peso general de la moto y mejoran la eficacia de la refrigeración por aire. Además, con la inyección electrónica de combustible y el sistema de montaje sobre silent-blocks, la fiabilidad es mayor y se minimiza el mantenimiento. Todo ello asegura miles kilómetros de conducción suave, para que tú solo te preocupes de disfrutar en libertad de la carretera que se abre ante tus ojos.

 

A pesar de ser más musculosa que nunca, destaca la limpieza de líneas de la nueva Forty- Eight y la pulcritud de unos acabados que se han encargado de esconder por laberintos interiores la mayor parte de un cableado que desentonaría en una moto que busca la esencia. Para completar el contundente motor, y en contraste con su acabado oscurecido, el nuevo tubo de escape superpuesto llega para romper la monótona oscuridad con protecciones térmicas cromadas y cortadas a láser, que confirman las auténticas raíces de esta moto americana, con el cuidado de cada uno de sus detalles.

 

 

Cuando te subes a la Forty-Eigth, sobre todo si eres grandote, su tamaño genera ciertas dudas… hasta que te acomodas sobre asiento, estriberas y manillar. El tamaño de la goma delantera también condiciona tu confianza, que recuperas tras recorrer sólo unos pocos kilómetros y compruebas que el diseño es realmente efectivo. A pesar de su tamaño, la rueda delantera sigue fielmente la trazada marcada y su peso queda compensado con la ligereza de la llanta. No notarás muchas diferencias respecto a otros conceptos a la hora de dibujar las curvas sobre la carretera. Lo que sí echarás en falta, con los escapes de serie, es el atronador “sonido Harley” que los silenciosos se han encargado de enmudecer… ¿Tendría la normativa que hacer una excepción en algunos casos?

 

El manillar, algo más adelantado y estrecho de lo habitual te obliga a colocarte en una postura adelantada que, lejos de entorpecer tu marcha, te ayudará a tener más control sobre lo que ocurre bajo el tren delantero. Su agilidad, incluso en ciudad, es una de las sorpresas de una moto que en muchos aspectos se comporta más como una naked que como una custom. Otro aspecto que requiere adaptación es la colocación, colgada, de los espejos retrovisores. Un detalle que tampoco supone ningún problema y al que te adaptarás mejor de lo que crees.

 

 

Del motor no tendrás ninguna queja. Ofrece lo que se espera de él, y como se espera. Ofrece unos buenos bajos y la mejor forma de divertirte y sacarle provecho es utilizar la zona media del cuentarrevoluciones. De nada sirve llevarlo demasiado alto. Cuando el sonido de la distribución comienza a ser desagradable, es hora de subir de marchas. Así de sencillo. Y aunque el pequeño cuadro de instrumentos te muestre hasta las rpm a las que gira el motor -y la marcha engranada- es mejor pilotar “de oído”. El cambio es contundente. No te quedarán dudas de si la marcha ha entrado o no.

 

Las suspensiones cumplen razonablemente bien con su cometido, siempre que escojas una carretera con un asfalto digno de tal nombre. Si no te sales de este ambiente, todo irá bien. La robusta horquilla, de 49mm de diámetro, ofrece un buen tacto y permite una conducción relajada, sin sustos por topes o rebotes sorpresa. Va realmente bien. Los amortiguadores traseros también cumplen su cometido y ya no desfallecen cuando se les acumula el trabajo, como en otros modelos. Lo mejor de la suspensión es su acertado equilibrio. Como todas las últimas H-D que han pasado por nuestras manos, el sistema de frenado viene con la ayuda del ABS, lo que unido al disco delantero de 300 mm, una pinza de freno con pistones de 34 mm y unos latiguillos metálicos permite frenar con confianza ante cualquier situación. Se nota que han hecho un trabajo concienzudo en este aspecto.

 

Así es la Forty-Eight, una bobber de Harley-Davidson que sin quererlo, o buscándolo, tiene el comportamiento que más se asemeja al de una streetfighter urbana. Ágil, estrecha y con ganas de salir a demostrar todo su potencial en cuanto le acaricias el acelerador… ¡Lástima no tener unos escapes más libres!

 

Unidad de prueba cedida por Gubra, concesionario oficial Harley-Davidson para las Islas Canarias

 

Precio Harley-Davidson Forty-Eight.- 13.660€ (Incluye gastos de matriculación, excepto ITMV)

 

Prueba realizada por el equipo de Canariasenmoto

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