11 de Junio de 2025
Una pintura mal aplicada le costó la vida a un Guardia Civil de Tráfico
Una línea blanca sin pintura antideslizante le costó la carrera —y casi la vida— a un Guardia Civil. Ahora, el Estado deberá pagar por su negligencia.
El colectivo motorista lleva años denunciando los riesgos invisibles del asfalto, y por fin, una sentencia judicial ha puesto blanco sobre negro lo que muchos ya sabíamos: una marca vial mal pintada puede ser tan peligrosa como un bache o un vehículo fuera de control. El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha sido condenado a indemnizar con más de 100.000 euros a un agente de la Guardia Civil de Tráfico que, en acto de servicio, cayó al suelo tras resbalar con su BMW R 1200 RT sobre una flecha pintada en la calzada… con pintura inadecuada.
El accidente ocurrió en 2020, en plena autovía A6. El agente, que patrullaba bajo la lluvia, pisó una marca vial que no cumplía la normativa europea sobre materiales antideslizantes. La rueda delantera se deslizó sobre el charco de pintura lisa y brillante. El resultado fue una caída grave, con consecuencias permanentes para el agente, que tuvo que abandonar para siempre el servicio activo.
Lo más alarmante es que este no es un caso aislado. Las caídas provocadas por marcas viales resbaladizas son una amenaza constante para quienes vamos en moto. Y lo sabemos bien. Pero pocas veces se llega tan lejos como en este caso, donde un tribunal ha dejado claro que el Estado tiene la obligación legal de garantizar la seguridad de las marcas viales. No basta con pintar flechas o líneas. Hay que hacerlo conforme a los estándares técnicos que eviten que el pavimento se convierta en una trampa mortal.
El Ministerio alegó, de forma casi cínica, que "no se puede evitar que las marcas sean peligrosas en mojado". Pero el tribunal fue tajante: sí se puede, y sí se debe. La normativa no es decorativa. Es una cuestión de responsabilidad pública.
Un precedente judicial importante
La sentencia no solo reconoce el daño sufrido por el agente —que recibirá 104.517 euros de indemnización—, sino que abre la puerta a futuras reclamaciones por parte de motoristas que hayan sufrido accidentes similares. Si la pintura no es antideslizante, si no cumple la normativa vigente, si se ha colocado sin un estudio previo del entorno... la responsabilidad es clara.
Y no solo es una cuestión de dinero: es una cuestión de justicia, de seguridad y de vidas que no se pueden seguir perdiendo por negligencias administrativas.
Desde aquí, como voz del colectivo motorista, hacemos un llamamiento a las administraciones públicas: no más marcas viales peligrosas, no más excusas, no más caídas evitables. Cumplir la ley y velar por nuestra seguridad no es una opción. Es su deber.