10 de Abril de 2011
Para que la movilidad en el entorno vial sea segura y sostenible, la infraestructura tiene que estar adaptada a las limitaciones de las capacidades humanas mediante un diseño apropiado.
Europa manda deberes y nos recuerda que las implicaciones técnicas en la mejora de infraestructuras son un eslabón más dentro de la seguridad vial si deseamos contribuir a reducir la frecuencia y gravedad de los accidentes de circulación.
Así que, si queremos carreteras más seguras y desarrollar el proyecto Galileo (sistema europeo de navegación por satélite) para facilitar el desarrollo multimodal del trasnporte por carratera, reducir la congestión y el deterioro del medio ambiente, tenemos que empezar ya. ¿Estamos preparados?
Tradicionalmente se ha dicho que en la circulación intervienen el conductor, el vehículo y la vía con sus condiciones medioambientales. Pues bien, en el caso de las vías que dependen de la Administración, el dedo apunta hacia una dirección concreta, que es el Ministerio de Fomento y los cabildos, pero… ¿de qué manera influye la vía en los siniestros de circulación?
Según información de la DGT, datos del año 2010 en cuanto accidentalidad, contando los accidentes en carretera (fuera de población) y en las primeras 24 horas, suman 294 muertos en autovías, 105 en autopistas y 1.331 en carreteras convencionales. Sacamos la conclusión de que las carreteras secundarias son las más peligrosas y sin embargo, son las más utilizadas sobre todo en desplazamientos cortos.
De momento ya tenemos un Real Decreto propuesto por el Ministerio de Fomento sobre gestión de la seguridad de las infraestructuras viarias en la Red de Carreteras del Estado y que entró en vigor el pasado mes. Ya sólo falta llevarlo a cabo y ojalá los recursos económicos sean suficientes con independencia (como suele ocurrir cuando se habla de partidas presupuestarias) del debate sobre la transferencia de competencias en materia de tráfico, ya que los problemas administrativos probablemente con trasfondo político no ayudan a resolver las cuestiones que se proponen. En cambio, con la ecuación mejora de infraestructura + planes de movilidad y seguridad vial (con el denominador común de la educación vial) = reducción de la siniestralidad.
Sin lugar a dudas, la mejora de la red de carreteras experimentada en los últimos años ha contribuido substancialmente a la importante reducción de la accidentalidad que se ha logrado en nuestro país. Si con estas nuevas propuestas de Fomento se pretende minimizar en la mayor medida posible las consecuencias humanas, sociales y económicas de los accidentes de circulación, bienvenidas sean.
Aquí resumimos algunas de las propuestas que se mencionan en el real decreto y que corresponden con sus tres anexos:
Evaluaciones de impacto de las infraestructuras viarias en la seguridad.
Que se llevarán a cabo en todos los proyectos de infraestructura de carreteras que se encuentren dentro del ámbito de aplicación del mencionado real decreto, incluyendo los siguientes aspectos:
La creación de auditorías de seguridad viaria
Que llevarán a cabo una comprobación independiente pormenorizada, sistemática y técnica de la seguridad de las características del diseño de un proyecto de infraestructura viaria por parte de auditores de seguridad viaria debidamente acreditados. Teniendo en cuenta también la clasificación de seguridad de los tramos de la red atendiendo a la concentración de accidentes y al potencial de mejora de la seguridad, el tratamiento prioritario de los tramos de concentración de accidentes y de los que presenten un mayor potencial de ahorro de costes causados por los accidentes.
Gestión de la seguridad de las infraestructuras viarias en servicio
Que consistirá en la identificación y el tratamiento de los tramos de concentración de accidentes (TCA) y de los tramos de alto potencial de mejora de la seguridad (TAPM). La identificación de TCA y de TAPM se llevará a cabo cada tres años sobre la base del análisis de la accidentalidad en la red de carreteras en servicio. Por otro lado, la Dirección General de Carreteras concederá prioridad en sus programas de actuaciones de mejora de las infraestructuras a la ejecución de las medidas de mayor índice de eficacia que se deriven de los estudios de TCA y de TAPM y también velará por que los usuarios de las carreteras estén informados de la existencia de tramos de carretera con alta concentración de accidentes.
Las medidas propuestas, sin lugar a dudas, pueden ser el punto de partida para que de una vez por todas se tenga en cuenta que invertir en seguridad vial es invertir en vidas. (Parto de la teoría de que un sólo siniestro vial con víctimas puede resultar mas costoso para la sociedad, que el sueldo anual de un técnico en prevención). Sólo nos queda añadir la tecnología y el mantenimiento de las nuevas infraestructuras a la compatiblidad entre medios de transporte y su utilización responsable en nuestras calles y carreteras.
Los usuarios de las carreteras Canarias ya lo teníamos claro... ¿Cuándo se enterarán los responsables? Una vez más, se confirma la teoría, la sociedad va por delante de la Administración.