26 de Junio de 2021
Protegernos es apostar por una movilidad más limpia y fluida
Aunque la administración no nos considera “vehículos frágiles”, ya que disponemos de motor y el usuarios suel ir protegido, junto a los peatones y las bicicletas, las motos pertenecen a la categoría de vehículos vulnerables de la vía. Las motos son cada vez más frecuentes, especialmente desde la convalidación del carnet de coche con el de moto ligera, y también por sus positivas cualidades frente al Covid-19 al tratarse de un medio ventilado, individual (o máximo de pareja conviviente) y que lleva puerta a puerta y evita desplazamientos innecesarios para aparcar, lo que reduce las relaciones personales accidentales.
A favor de la moto también juega su papel en la movilidad sostenible, como uno de los vehículos más ecológicos y contribuye decisivamente a la movilidad. Esto es tan evidente que si un día los que nos movemos en ciudad en moto decidiéramos hacerlo un día en coche, ese día la ciudad se colapsaría en circulación y aparcamientos, porque podrían llegar a sumarse hasta un 25% más de desplazamientos.
El desconocimiento, voluntario o involuntario, de quienes tienen que "cuidar al motorista" y por lo tanto sensibilizar sobre su uso de la moto en las ciudades, deberían escucharnos cuando les hablamos de guardarraíles sin doble bionda, calles con baches, curvas regadas de áridos, juntas de dilatación en puente escurridizas, rotondas que se riegan inundando el asfalto, machas de gasoil y alquitrán… y hasta trampas de acero y hormigón junto a la calzada.
Proteger el uso civilizado de la moto como medio de transporte o para su uso lúdico debería ser una prioridad para las Administraciones Públicas, en lugar de tratar de imponer medidas de lastre al uso de las motocicletas, dificultando el acceso a nuestro medio de movilidad personal y acusándonos de temerarios, borrachos y drogadictos.