09 de Diciembre de 2013
Estamos pasando tiempos difíciles en lo económico, y esto se está notando también, lamentablemente, en la mejora, mantenimiento y conservación de nuestras carreteras (un estudio reciente estima que el 75% del firme de las carreteras españolas está agrietado), pues los recortes presupuestarios también recortan en las partidas para estos trabajos. Y también hay que cuidar las cunetas.
Es importante entender que la seguridad en la circulación, en esa tarea que hacemos a diario de manera natural, circular con nuestra moto, y la reducción de la cifra de víctimas en accidente de tráfico, ya sean muertos, ya sean heridos, dependen fundamentalmente de dos factores primodiarles: nosotros mismos, y la propia vía y climatología.
La vía debe de estar en las mejores condiciones posibles de seguridad
Sin duda que nosotros mismos somos el factor más relevante: debemos conducir de manera responsable, atendiendo a las condiciones del tráfico, de la vía, y meteorológicas, debemos respetar las normas de circulación que nos permiten compartir y convivir las vías públicas, en ciudad o en carretera, debemos conducir en adecuadas condiciones físicas y psíquicas, debemos saber controlar la máquina que gobernamos y saber responder ante imprevistos, y debemos mantener en correcto estado de funcionamiento nuestra moto.
Pero no es menos importante la vía, las carreteras. Esta es responsabilidad de la Administración, del tipo que sea, local, autonómica o estatal, y debe diseñarse con la mayor seguridad posible, dentro del tipo de vía de que se trate, y del presupuesto económico del que se disponga. Desde luego hablando de seguridad, de la salud o de vidas, parece lógico y razonable defender que no se debería escatimar.
Y es importante también que las vías se conserven y mantengan en adecuado estado, y se vele porque no se deterioren en exceso: el firme de la calzada debe de ser regular, sin baches, deber drenar adecuadamente el agua de lluvia, las líneas deben de estar bien pintadas, con pintura entideslizante, por supuesto, y verse correctamente de noche, los elementos de señalización y balizamiento deben seguir presentes, y estar en buen estado, etc.
Un tema importante del que a veces nos olvidamos, y al que se suele prestar más atención en autopistas y autovías, pero no siempre se le presta tanta atención en vías secundarias, sobre todo si tienen cierto tiempo, es el estado y seguridad de las cunetas.
La cuneta
La cuneta es en pocas palabras la zanja o canal que se realiza a cada lado de la calzada de una carretera (o de un camino) para recoger y conducir las aguas de lluvia. Y como es lógico tiene cierto desnivel con respecto a la calzada.
Hay cunetas de diferentes tipos, y con mayor o menor profundidad, dependiendo fundamentalmente de su sección y de la cantidad de agua que deban recoger.
El problema es que la cuneta, su desnivel, la diferencia de cota, o ciertos elementos que se encuentran interpuestos en ella, como las alcantarillas y los salvacunetas, pequeños puentes para dar paso a una entrada o a otra carretera o camino y que dejan que pase el agua por debajo, aumentan la gravedad y las consecuencias de una salida de la vía.
No debemos olvidar que aproximadamente tres de cada diez accidentes con víctimas mortales son por salida de la vía. Así que toda medida que reduzca la gravedad del hecho de salirse de la misma reduciría el número de víctimas.
El choque se produce violentamente con los elementos interpuestos en la cuneta, como los salvacunetas, o alcantarillas. Son estructuras de hormigón contra las que el coche impacta habitualmente a gran velocidad, y suponen en sí mismas un choque frontal con resultados, casi siempre, trágicos.
¿Cómo cuidar las cunetas?
Uno de los elementos que habría que cuidar es tener un arcén. Muchas carreteras secundarias no lo tienen, y ese es un primer problema: apenas hay margen entre el límite del carril y el final de la calzada. Ese margen permite al conductor corregir la trayectoria, esquivar un obstáculo, o frenar, sin salirse de la calzada, o al menos perder bastante velocidad antes de salirse.
En otras zonas habrá que evitar la salida del vehículo mediante guardarraíles, eso sí, seguros, con soportes tubulares, y mejor aún con faldones inferiores tipo SPM. Si la salida es inevitable, esta debe de ser lo menos abrupta posible.
Aquí de nuevo vuelve a aparercer el margen. La cuneta debería de tener una pendiente suave, y limitada, con una diferencia de cota (de altura) con la calzada que no sea excesiva. Además sería muy positivo, siempre que fuera posible, que hubiera una banda lateral a cada lado de la carretera, con pendiente suave, y sin obstáculos contra los que chocarse, que sirva de margen y permita que el vehículo pierda velocidad sin consecuencias graves.
Allí donde haya alcantarillas y salvacunetas, tienen que estar siempre protegidos, con rejillas o elementos que eviten que nuestra moto se empotre cayendo en el desnivel, y haciendo que pase por encima, sin chocar contra él. Estos elementos dejan igualmente que pase el agua.
Ya hay varias soluciones industrializadas, pensadas para estos menesteres, incluso de empresas españolas, como por ejemplo viguetas prefabricadas de hormigón o parrillas de acero.
Para muestra, un botón. En el vídeo final se puede ver la diferencia entre impactar contra un salvacunetas de hormigón tal cual, sin protección, y hacerlo contra un salvacunetas protegido, que evita que el coche se empotre. Imagínate lo que sucedería si el vehículo fuese una moto.
Estos sistemas no son tan caros como puede pensarse, están del orden de poco más de 1.000 euros por salvacuneta, y sería muy recomendable, sea un sistema u otro parecido, que se instalasen en todos aquellos puntos conflictivos. Hay muchos, y habría que hacerlo poco a poco, pero habría que hacerlo.