12 de Mayo de 2015
El Duque, apodado así por sus compatriotas, fue el primer vendedor nato de Man, de la isla. Del sonido atronador de la montaña mágica. Trás dejar las carreras en el 56 y el orgullo patrio a un lado, volviendo a Norton, con su propia escuderia, para proyectar pilotos ingleses, a sellar las cunetas de la isla con la magia de la pasion TT.
Harto de jugarse la vida para las marcas, enarboló la bandera reivindicativa en Assen a favor de un sueldo digno para los pilotos oficiales. Boicot y paseo de huelga, que hizo enfurecer a la Federación siendo sancionado con seis meses, sin correr, y perdiendo su séptimo título en su historia de piloto. Y ahí comienza la devacle de su carrera, con varias caídas y lesiones
Él mismo abandonó a Norton como piloto oficial y caballero de su graciosa majestad. El doble de sueldo y la consideración profesional digna de su categoría, revolucionó la apuesta de Gilera, para sumar varios campeonatos. Que consiguió ante la dura rivalidad del joven Bruno Maseti compañero de escudería. El honor inglés, se vió sacudido y menospreciado, contando además con el mejor chasis-Panthead- para las bestias grises de Norton.
Tuvo tiempo de inventar, el mono de una pieza, de dejarlo con caballerosidad, ante la revolución de la nuevas generaciones: Máseti, Hailwood y el avance de Surtees o Nuvolari.
El hombre tuvo un sueño, y como acto pasional de cultivar leyendas, volvió a Man, compró una mansión que convirtió en un Hotel distinguido para visitar el TT. Involucró a sus hijos y montó la primera productora de vídeo producciones de las carreras en la Isla.
Murió el hombre, nace el mito. Aumenta su leyenda Geoff Duke.
Nos dijo adiós con la sonrisa de la Gioconda.
Un grande de la historia
Por Feli Santana