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Falta formación, concienciación y sensibilidad hacia los motoristas

18 de Febrero de 2016

Falta formación, concienciación y sensibilidad hacia los motoristas

Tras pasar unos días de los dramáticos accidentes acaecidos el pasado fin de semana en la isla de Tenerife, que terminaron con la fatídica muerte de dos compañeros de pasión, hemos querido reflexionar sobre la asoladora accidentalidad en el sector de las dos ruedas.

 

Y es que a diario seguimos siendo testigos de incidentes en los que los conductores de vehículos de cuatro ruedas no son sensibles con la fragilidad de los que conducimos un vehículo de dos ruedas. Una maniobra en la que un coche sólo sufrtría un pequeño golpe “de chapa y pintura”, si el afectado es un motorista, puede costarle la vida… ¡Falta formación, concienciación y sensibilidad”.

 

NO SIGAS LEYENDO ESTE ARTÍCULO; LAS IMÁGENES PUEDEN HERIR TU SENSIBILIDAD

 

Por eso publicamos estos vídeos, para generar conciencia de la fragilidad de los motoristas en situaciones que son totalmente reales y que se producen a diario, poniendo en peligro a los más débiles de la carretera. El conductor de una motocicleta debe esperar lo inesperado y adaptarse al escenario del tráfico mediante procesos de atención observacional capaces de localizar de forma anticipada el riesgo.

 

Los motoristas debemos ser los primeros en concienciarnos del peligro que supone circular en un vehículo de dos ruedas, pero es un riesgo que asumimos libremente porque lo vemos recompensado con la experiencia única de poder integrarnos en el paisaje que nos rodea disfrutando de nuestra moto. Pero esto no exime a las administraciones de cumplir con sus responsabilidades en lo que a infraestructura y formación vial se refiere.

 

 

La tragedia que se ve en las imágenes es algo que nos puede pasar a cualquiera de los que a diario vamos en moto. Una opción que hemos elegido libremente y que no debería suponer estar en la lista de candidatos a perecer ante la imprudencia de alguien que no se paró a mirar dos veces.

 

¿Cuántas veces hemos tenido que clavar los frenos ante la inesperada salida de un coche que no nos ha visto o que, en el peor de los casos, nos ha visto pero pensó que le daría tiempo a pasar? La mayoría hemos pasado por esa experiencia, o se ha encontrado en su camino al que se cambia de carril sin verte, o te me te el coche aún sabiendo que estás ahí.

 

A veces la convivencia cuesta pero puede ser vital. Sobre todo cuando hablamos de coches y motos en carretera. Ponte en la piel del otro. Si conduces un coche mira dos veces porque puedes llevar de por vida la muerte de un motorista sobre tu conciencia. Y si eres motero, piensa las cosas dos veces y conduce siempre de manera defensiva, anticipando las maniobras del resto de usuarios de la vía. Si no lo haces, podrás dejar de disfrutar de tu moto ¡para siempre!

 

 

No nos cansamos en insistir en el cuidado que hemos de tener como conductores (de coches y vehículos con cuatro o más ruedas, se entiende) cuando efectuamos cualquier maniobra, porque si no nos fijamos bien, podemos encontrarnos con un motorista “salido de la nada” que viene a colisionar con nosotros. Ese concepto de “salido de la nada” es falso. En la conducción, la probabilidad de que algo “salga de la nada” es pequeña, mucho más pequeña de lo que creemos y de lo que queremos hacer creer a los demás. Simplemente, a ese motorista, no lo viste porque no te fijaste bien, o malinterpretaste su velocidad.

 

Otro argumento que suele salir a relucir cuando ocurre cualquier desgracia a un motorista es que los de las motos van como locos. De nuevo es generalizar sin razón, porque a ciencia cierta no todos los motoristas corren con sus motos, ni hacen cosas estúpidas. No, igual que no todos los motoristas van en motos de “gran cilindrada” (enfatizando esto último como si una moto de más de 125cc fuera un arma de destrucción masiva) muchos utilizan sus vehículos para tareas cotidianas, para desplazarse, y con mucha precaución.

 

Ir en moto no es peligroso per se, pero sí lo es, a veces, el entorno, y también a veces, es peligrosa la actitud de algún motorista. Pero estadísticamente es más fácil que sea peligrosa la reacción de algún conductor, o su falta. Sería positivo dejar de lado el debate falseado de que la culpa es de las motos, o de que estas corren mucho, o de que “salió de la nada”. ¡La responsabilidad ahí fuera es de todos!

 
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