15 de Septiembre de 2009
Creo que no tiene ningún sentido que hagamos todos un esfuerzo enorme en seguridad y que después veamos cómo un piloto se calienta en la pista, realiza una maniobra suicida que tira a otro y nos metamos las manos en los bolsillos.
Cuando se rueda al límite, las caídas son parte del juego. Eso no podemos evitarlo, y una caída puede arrastrar a otros pilotos. Pero si un piloto provoca un accidente llevado de la intencionalidad o de irresponsabilidad, tenemos que hacer algo.
Repito: qué absurdo que exijamos a los circuitos carísimas medidas de seguridad, que abandonemos trazados cargados de historia por temas de escapatorias o baches, y luego nos crucemos de brazos cuando un piloto utiliza su moto a 200 por hora como si fuera un obús que se lleva por delante a otro… Y si encima el agresor se levanta y encima no pide perdón, sino que hace apología de la maniobra o insulta al rival, pues ya superamos el límite de lo reglamentariamente tolerable.
No diré nombres y hablo a título general, aunque a todos se nos ocurren ejemplos porque estamos viendo en los Grandes Premios de este año maniobras y actitudes que no pueden consentirse. Cuando en el CEV vimos un episodio similar este año, en la prueba de Jerez concretamente, los dos pilotos que intervinieron fueron excluidos inmediatamente de la competición.
En la RFME estamos muy preocupados con lo que estamos viendo y además de actuar en el CEV con contundencia, como hicimos en el caso de Jerez, estamos reivindicando ante las autoridades internacionales que actúen de la misma forma. No queremos quedarnos cruzados de brazos, tanto por apoyar a los pilotos españoles que han sido “víctimas” de estas maniobras y actitudes irresponsables como por salvaguardar la dignidad de la competición.
Las Federaciones tenemos que garantizar que se cumplen los reglamentos y que las carreras son creíbles desde un punto de vista estrictamente deportivo. Los promotores hacen un gran trabajo organizando, consiguiendo recursos económicos, logrando impacto mediático y otras muchas cosas. Pero las Federaciones tenemos que velar para que el espíritu de la competición sea puro.
Creo que nuestro CEV, que no para de lanzar jóvenes y más jóvenes a la elite del Mundial, es un ejemplo. El que la hace, la paga. El único que tiene preferencias para elegir a un campeón es el cronómetro. Y todo el mundo tiene que seguir las reglas.
Desde la RFME queremos que esto suceda en todos los ámbitos. A un piloto que tira a otro en una maniobra suicida, a un piloto que provoca, a un piloto que insulta, hay que sancionarle. No hay otro camino: el que la hace, debe pagarla.
En caso contrario, estaremos fomentando un show de gladiadores y lucha libre, de maleducados y malencarados, que nada tiene que ver con el espíritu del deporte que amamos.
Siempre hemos presumido de que una de las mejores cosas del motociclismo es que no hay más árbitro que el asfalto. Eso es verdad, pero no todo está permitido y, si se tiene que intervenir, sí tiene que haber un árbitro que saque una tarjeta. Y la tarjeta no es una cuestión de dinero, sino de perder puntos o quedarse sin correr.
Por un motociclismo puro y limpio que sea el ejemplo para nuestros jóvenes, sancionamos a un piloto simplemente si se ha fumado un porro. ¿No debemos hacer lo mismo si le da un cabezazo a otro, si le insulta, o si le tira fuera en un piano?
Desde la RFME vamos a seguir insistiendo ante la FIM, ante Dorna y ante quien sea para impulsar el juego limpio.
Y, por cierto, tanto en la FIM como en Dorna, se han mostrado de acuerdo. Ahora sólo falta pasar a la acción.
Juan Moreta
Presidente RFME