24 de Febrero de 2021
La tercera generación de la Hayabusa ha llegado para seguir alimentando la leyenda de una moto de culto. Con una silueta icónica y unas prestaciones de otra galaxia, la Hayabusa rompió con todo lo establecido y ha cosechado una legión de fieles seguidores y de cazadores de récords. Su tremendo simbolismo y las cerca de 200.000 unidades fabricadas la convierten en una moto histórica.
En 1999, Suzuki sorprendió al mundo con el lanzamiento de su moto más rápida, la GSX-1300R Hayabusa. De hecho, era la moto de serie más veloz del mundo, capaz de superar los 300 km/h, y dio pie a la creación de una nueva categoría: las “ultra bikes”.
Fue el inicio de la leyenda de uno de los modelos más icónicos de Suzuki, cuya historia se sigue escribiendo con letras mayúsculas y se proyecta hacia el futuro de la mano de una nueva generación, la tercera, de un modelo único. El nombre Hayabusa hace referencia, en japonés, al halcón peregrino, un ave que alcanza una elevada velocidad cuando se lanza en picado para cazar a sus presas.
Cortando el viento
La Hayabusa siempre ha sido el referente de su categoría. No solo por su rendimiento; también su silueta y sus formas han servido para forjar la trayectoria de un modelo único desde su lanzamiento. Los diseñadores japoneses crearon un diseño icónico y reconocible, con un elaborado trabajo aerodinámico en el túnel de viento que cortaba el aire como una afilada espada. Destacaban las formas del carenado curvadas, su frontal afilado, los faros, el envolvente guardabarros y las tomas laterales del conducto Ram Air para canalizar el aire hacia la admisión aprovechando la velocidad.
En la parte trasera, el colín y asiento, muy levantado, estaban diseñados para suavizar las turbulencias a espaldas del piloto y dar fluidez al aire que seccionaba el carenado, basándose en la experiencia de la RGV500 GP. Y la decoración, con pinturas bitono con símbolos y caracteres en japonés, eran sus colores de guerra. La Hayabusa innovó con un estilo inusual, pero lleno de fuerza, carácter y personalidad, que la hacía inconfundible desde el primer vistazo.
El jefe de diseño del proyecto original, Yoshiura san, decía que “el concepto de la primera Hayabusa era crear un impacto visual original y dominante, con una aerodinámica superior. La diseñé con la intención de llamar la atención, dibujando un diseño único. Tenía que transmitir que era la moto de producción más rápida del mundo".
Adelantada a su tiempo
La parte ciclo representaba todo un tratado sobre cómo aunar estabilidad a alta velocidad y agilidad en curva. La Hayabusa transmitía la máxima precisión, aplomo y confianza a las altísimas velocidades a las que era capaz de moverse; y también resultaba eficaz y divertida en curvas de baja y media velocidad. Era una moto deportiva y también rutera, diseñada para devorar kilómetros, con una posición de conducción amplia y una buena protección aerodinámica.
Para convertirse en la moto de producción más veloz del planeta se la dotó de un potente motor que también estableció nuevos estándares. Los ingenieros de Suzuki diseñaron un motor tetracilíndrico de gran cilindrada (1.298 cm3), estaba adelantado a su tiempo y adoptaba soluciones como la inyección y las bobinas individuales para cada cilindro.
Con la ayuda del Ram Air, el resultado fue un nivel de potencia realmente sorprendente para aquel momento: 175 CV. Sorprendía aún más la enorme entrega de par a bajo y medio régimen, y el “dócil” tacto del acelerador. Con esa potencia, era capaz de superar los 300 km/h y de lograr unas aceleraciones espectaculares hasta 200 km/h. De hecho, en su lanzamiento igualó en el mismo punto del circuito la velocidad máxima de la carrera del GP de 500 cm3 del año anterior. El piloto de pruebas de Suzuki, Yuichi Nakashima, declaró: "Puedo decir que el motor de la Hayabusa se siente tan abrumadoramente poderoso y afinado que no hay nada igual. Después de probarlo, no querrás conducir otra moto: su poderosa aceleración engancha".
Una constante evolución
La primera generación de la Suzuki GSX-1300R Hayabusa se convirtió en un icono del motociclismo y cosechó un impresionante éxito de ventas, con más de 115.000 unidades comercializadas entre 1999 y 2007.
En 2008 se lanzó la segunda generación, con profundos cambios que perfeccionaban la fórmula original y una silueta que mantenía la misma filosofía de diseño y que mejoraba la protección aerodinámica del piloto. El ingeniero jefe Hiroshi confiesa que “el equipo dio máxima prioridad a mejorar su ya legendaria eficiencia aerodinámica. La Hayabusa realmente se diferencia del resto por sus características aerodinámicas".
El motor incrementó su cilindrada hasta los 1.340 cm3 y aumentó la relación de compresión. También eran nuevas la culata, más compacta; los pistones y válvulas, más ligeros; el tensor hidráulico, los inyectores y el sistema de escape. Con estos profundos cambios se mejoraba su respuesta a cualquier régimen y se aumentaba la potencia máxima hasta los 194 CV.
La segunda generación de la Hayabusa también incluyó novedades en la parte ciclo, con un basculante más rígido y nuevas suspensiones, con una horquilla invertida de 43 mm y un nuevo amortiguador trasero, ambos firmados por Kayaba. El sistema de frenado incluyó pinzas de freno radiales, montando nuevas llantas de 17 pulgadas y un neumático específico Bridgestone BT-015. También recibió novedades en la transmisión, con un embrague antirrebote. Todos estos cambios estaba orientados a mejorar su agilidad en carretera e imprimir mayor confianza al piloto a la hora de transmitir al suelo su exuberante potencia.
En 2013 la Hayabusa fue objeto de una actualización, con mejoras en los frenos delanteros y la incorporación de un sistema antibloqueo de frenos (ABS). Se vendieron más de 74.000 unidades de la segunda generación, elevando las ventas totales de la Hayabusa a más de 189.000 unidades. Con la entrada en vigor de las leyes de emisiones Euro 4, Suzuki dejó de comercializar la Hayabusa en Europa en 2018 y las ventas se centraron en el mercado norteamericano.
Desde entonces, los ingenieros y diseñadores de Suzuki han trabajado a fondo para lanzar la tercera generación de la Hayabusa, que además de estar adaptada a la normativa Euro 5, ha sido rediseñada casi por completo (más de 550 piezas nuevas) para convertirla en una moto más ágil y segura. La nueva Hayabusa recibe una inyección tecnológica, adoptando numerosos sistemas electrónicos para transmitir la máxima confianza al piloto en cualquier circunstancia y ser una moto más adaptada al día a día. Y también presume de unas líneas más nítidas, con esmerada atención en los detalles, destacando la llamativa superficie de las tapas laterales del carenado, las formas aerodinámicas de los retrovisores y el nuevo grupo óptico delantero, más estrecho y audaz, con inéditas combinaciones cromáticas bicolor.
Una moto de culto
A lo largo de su historia la Hayabusa se ha convertido una moto de culto, con una legión de seguidores y clubs que han hecho piña alrededor de este modelo. En Estados Unidos se convirtió en un icono de moda, siendo muy popular entre artistas, músicos y estrellas del deporte.
También ha sido la musa de multitud de preparadores, que han visto en la GSX-1300R la base ideal para sus creaciones. Con un chasis y un motor tremendamente sólidos, la Hayabusa ha recibido aumentos de cilindrada, turbo, NOx y todas las preparaciones imaginables. Algunas de estas Hayabusa potenciadas se han convertido en las motos más rápidas del planeta. Bill Warner pilotó una Hayabusa potenciada hasta 660 CV (con el bloque de serie), con la que alcanzó 501,94 km/h. Y Becci Ellis consiguió el récord de velocidad femenino en moto (425 km/h) sobre otra Hayabusa. Gary Rothwell también batió el récord de velocidad en caballito, poniéndose a 337 km/h con una Hayabusa de 540 CV.
Legendario por su robustez y potencia, el motor de la Suzuki GSX-1300R también ha dado el salto a las cuatro ruedas, motorizando numerosas preparaciones de microcoches, de monoplazas de competición, de kart cross y de deportivos de serie, como los famosos Radical.