23 de Junio de 2009
Las Palmas de Gran Canaria a 23 de junio de 2009.
Llega el domingo y al igual que muchas personas en el único día libre de la semana, me gusta salir a dar una vuelta por el campo a disfrutar de nuestros paisajes, pueblos y costumbres. Una paradita en Agaete para echarnos un pescadito y como el día está estupendo nos animamos a continuar por una de las más bellas carreteras de la isla, con impresionantes vistas de los acantilados de la zona noroeste, que nos llevará hasta La Aldea en cuyo barrio del puerto pesquero comeremos. Tras el café de sobremesa decidimos aprovechar las largas horas de tarde de este mes de junio para regresar por el sur con parada para otro cafetito y helado en el puerto de Mogán, una maravilla, y desde allí tranquilo regreso a casa.
Este es un relajado domingo cualquiera para un ciudadano que quiere disfrutar de su isla, parajes y amigos, porque todo esto solemos hacerlo con nuestros amigos y familia, y vivir experiencias que son las que dan sentido a nuestras vidas.
Todo esto es muy normal y habitual, lo hacen la mayoría de los ciudadanos de vez en cuando pero se me olvido incluir un pequeño detalle: todo esto lo hago con mi pareja en mi moto. ¿Me convierte este detalle en delincuente? Desgraciadamente, así parece ser.
Nadie va a negar que las altas cifras de siniestralidad de las motos son inasumibles, por cierto nadie anuncia que en el 2009 estas cifras se están reduciendo casi un 30%, y debemos buscar soluciones entre todos: primero los usuarios, que hemos de recordar que somos las víctimas, las autoridades y el resto de la sociedad. Lo que no sirve es que dar por sentado de antemano que todo el colectivo de motoristas de la isla somos delincuentes y como tales nos sentimos tratados.
El pasado domingo 21 de junio una conocida empresa del mundo de la moto organizó por 8ª vez una excursión motera para sus clientes y amigos. Solicitó los pertinentes permisos a las Autoridades Insulares, Ayuntamientos y demás Organismos. Se presentaron los seguros R/C necesarios y se solicitó, también como siempre, la colaboración de la Guardia Civil de Tráfico y Policías Locales. Dos días antes a la celebración llegan las autorizaciones para la celebración de dicho evento y se le informa a la empresa de la negativa de la Guardia Civil de Tráfico de colaborar en las labores de control del convoy.
Vamos a ser serios, ¿no es mejor que dos parejas de la Guardia Civil acompañen y vigilen, como siempre, el normal desarrollo de una excursión con más de 300 motos a que este Cuerpo de Seguridad del Estado despliegue más de 10 efectivos, con sus respectivos vehículos, a hacer una vigilancia extrema en cada trayecto y parada del convoy?
Por la mañana antes de la reunión en el lugar de salida parando a las motos, única y exclusivamente a las motos para pedirles los papeles, en la primera incorporación a la autovía del norte, en Las Arenas, parando más motos en plena autovía a la salida de un túnel, en Bañaderos, en una zona muy estrecha por las obras, lo mismo, más adelante otro tanto. Incluso a nuestra llegada al Puerto de La Aldea nos esperaban. Por la tarde en las inmediaciones de la zona turística de Puerto Rico, vaya imagen damos, un coche patrulla con la estridente sirena y luces, persiguiendo a un rezagado del convoy de motos por ¿algún motivo? – le pararon en el cruce de Arguineguín pero ni le esposaron ni nada de lo que hacía presagiar tal alarma. Tas la fiesta fin de la jornada motera, donde “no es obligatorio” el consumo de alcohol, es más prácticamente nadie lo toma, nos esperan en la obligada rotonda de acceso a la circunvalación con una actitud arriesgada – se lanzan los guardias al centro de una rotonda de tres carriles en medio de los coches – para evitar que se les escape “alguna presa”. En fin todo un abanico de actitudes que no nos parecerían mal si no nos tratasen de forma diferente al resto de los conductores.
Pero estoy orgulloso de ser MOTORISTA porque les dimos una lección de civismo, solidaridad, comportamiento y saber estar. En esta reunión de más de 300 motos, no hubo en toda la jornada ningún incidente. Se circuló en todo momento cumpliendo exhaustivamente las normas de circulación. En autovía circulamos agrupados por el carril de la derecha sin interferir en el regreso del sur del fin de semana. En el control de alcohol todos los que estaban junto a mí a la hora de “soplar” dimos 0,0, y puedo decir que estuve esperando cerca de 20 minutos a que me llegase el turno.
¿Cuántas veces deberemos demostrar que somos conductores responsables? Estamos completamente de acuerdo, faltaría más, en que al que se comporte de forma incívica se le aplique todo el peso de la Ley pero lo que no podemos ni debemos tolerar es que por el hecho de ser motorista se nos tome por delincuentes. ¿Es esta la forma de evitar las muertes? Está claro que si no hay motos circulando se terminan los accidentes de motos al igual que si nadie trabaja se terminaron los accidentes laborales… Pero esta no es la solución, deberemos apostar por la educación vial, cursos de aprendizaje, vigilar que las vías sean aptas para la circulación de vehículos de dos ruedas, concienciar al resto de los conductores, etc.
La moto es una alternativa real a la masificación de las grandes ciudades como vehículo ecológico y solidario – muy poco consumo, contaminación mínima y escasa utilización de espacio público. Teniendo en cuenta el clima de Gran Canaria, nuestra isla podría convertirse en un ejemplo de convivencia e integración de la moto en el paisaje ciudadano y ser una solución más a tener en cuenta en el actual debate sobre los transportes y comunicación dentro de nuestra geografía. ¿Se imaginan que cada ciudadano que usa la moto diariamente en la ciudad utilizase su coche particular? Piénsenlo.
En Canarias yo digo, SI A LA MOTO.
Canariasenmoto.com