14 de Diciembre de 2013
Crédito de la imagen de archivo: Sergio Gil de Arana
Una veintena de moteros del Club Tenerife Chapter visitaron el Hospital Nuestra Señora de Candelaria para repartir regalos a los niños que pasarán allí la Navidad.
No llegaron montados en camellos ni subidos en trineos tirados por renos, sino en doce Harely-Davidson. Tampoco vinieron acompañados por duendes ni por pajes y, aunque las largas capas de brillantes colores las cambiaron por chupas de cuero, lograron arrancar las sonrisas de los pequeños que están ingresados en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria.
Adrián tiene ocho años y fue ayer de los primeros en acercarse a uno de los 20 miembros del Club Tenerife Chapter para que le subieran en una de las relucientes motos. "Me gustan mucho las motos y las ruedas", aseguró el pequeño mientras intentaba que el gran casco no se le escurriera de la cabeza y cayera al suelo.
Esta no es la primera vez que los motoristas visitan el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, pues para ellos ya es una cita obligada cuando llegan las Navidades acercarse al recinto hospitalario para tratar de alegrar y arrancarles una sonrisa a los niños que permanecerán ingresados durante las fiestas.
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