24 de Marzo de 2013
Pegasus, el helicóptero de la DGT que se ha puesto en funcionamiento esta Semana Santa
El jueves se puso en funcionamiento Pegasus, un sistema pionero a nivel mundial en el control de velocidad y detección de infracciones por parte de los vehículos desde el aire. Uno de los 19 helicópteros de los que dispone la DGT ha sido equipado con este nuevo dispositivo con el fin de poder realizar un control mucho más exhaustivo y disuasorio, sobre todo en las carreteras convencionales.
Este tipo de carreteras son las que aglutinan un mayor número de fallecidos en accidente de tráfico, siete de cada diez accidentes mortales y a la vez, son las más difíciles de controlar por medio de los sistemas de detección de velocidad convencionales, tales como radares fijos o móviles.
La capacidad de Pegasus para poder captar y medir velocidades de forma precisa no tiene precedentes ya que es capaz de medirla desde una altitud de 300 metros y a una distancia de aproximadamente un kilómetro.
Para ello, el sistema está dotado de dos cámaras. Una de ellas, panorámica, se encarga del seguimiento y captación de velocidad mientras que la segunda, dotada de un potente teleobjetivo, es la que se encarga de identificar el vehículo mediante la lectura de la placa de matrícula. Su precisión es absoluta hasta los 360 km/h así que a no ser que tengas una moto ultrasónica o similar, no habrá manera de salir impune.
El nuevo radar se ha estado desarrollando y probando durante seis años. El fabricante es la empresa canadiense Wescam aunque tanto el diseño del algoritmo de control y registro de la velocidad y la certificación final son netamente españolas. Todo el equipo ha sido o verificado y homologado por el Centro Español de Metrología.
La ventaja de los sistemas de control ubicados en helicópteros es que son capaces de controlar grandes extensiones de carretera en muy poco tiempo. Además, la capacidad disuasoria es máxima ya que es casi imposible de localizar por parte de los conductores.
Por supuesto, no ha tardado nada la gente en poner el grito en el cielo rechazando el gasto en este equipo y su supuesto afán recaudatorio, como siempre.