13 de Marzo de 2016
La sentencia indica que el Consistorio catalán de Terrassa no conservó la calzada en condiciones de seguridad. Una peligrosa situación que también pudo producirse en cualquiera de los pasos de peatones que los responsables municipales deciden pintar de la forma y con los colores que se les antojan; ya sea una prueba deportiva o para conmemorar cualquier fiesta.
El 22 de febrero del 2013, un joven que conducía una moto que resbaló, según su testimonio, con unos restos de pintura que aún había en el asfalto, vestigios de la señalización de la Mitja Marató celebrada casi un mes antes. Alberto cayó al suelo y ahora un juez condena al Ayuntamiento de Terrassa a pagarle 11.200€