27 de Marzo de 2022
Somos adictos a las grandes historias de motos y motoristas, que a través de algún pasaje de la vida han recogido anécdotas y aventuras con motos, momentos que les hacen especiales por el logro o por la repercusión. Hemos descubierto, motos robadas, enterradas, sumergidas. Recuperado su memoria, sus leyendas, su increíble hallazgo y supervivencia, como ha sido el caso de nuestra esencia de hoy, una de esas joyas del trial por la que suspiran los grandes coleccionistas.
Una Bultaco Sherpa Sammy Miller del 65, primera serie. Culata radial. Palabras mayores, que han hecho que dos pasionales amigos franceses, del club Bultaco. Gilles y Pierre. Hayan decidido enfrentarse esta vez al cuarto elemento, el fuego y su destrucción.
Sobra decir Gilles Escuyer y Pierre, son un equipo trialero practicantes, enormes pasionales de la marca Bultaco y defensores a ultranza de este deporte, más allá del Pirineo, esta historia desarrollada en Francia es de esos capítulos de novela que convierten en thriller de suspense por su resultado de maldad y ambición.
Hay que decir que el piloto francés Jean Bohec un piloto muy importante siempre de la época el primer campeón de Francia de trial, hasta que llegó el joven mundialista Cristian Rayer que enalteció el trial francés en su segunda época. Cierto día de 2005 en una reunión trialera clásica de Bultaco cerca de Toulouse.
El señor Bohec se paró delante de una fantástica T10 de culata radial de 4 velocidades del 66. Quedó admirado y algo en su recuerdo estremeció, hablaron con Pierre y Gilles, para decirles que tenía una de la primera serie del 1965 una Sammy Miller, que quería venderla, pues su historia con el trial había muerto.
Que la moto estaba en muy malas condiciones a lo que Gilles y Pierre, accedieron a comprarla sin verla, por un módico precio.
Bohec, le dijo que estaba muy mal y que le daba vergüenza venderla en ese estado, pero no quería tirarla a la basura. Gilles y Pierre estaban ilusionados con la historia que les contó comenzaron a pensar que era posible restaurarla y devolverla a la vida indudablemente no tenían idea de su estado advertidos por el propietario accedieron a la compra.
Bohec les contó la historia de esta moto fantástica. Unos promotores inmobiliarios querían comprar el solar o los terrenos donde tenía arrendado el Garaje de esa moto y su taller, pues era un mecánico de época y llevaba allí muchos años, como no quería vender los terrenos la ambición de un gánster de la inmobiliaria pago a unos matones para darles un escarmiento prendiendo fuego a su garaje, con el consiguiente destrozo.
Cuando los bomberos llegaron ya había sucedido lo peor, las motos y el material estaban muy perjudicados y su salvación era milagrosa, las fotos atestiguan los hechos y el estado de la moto que compraron Gilles y Pierre era una chatarra para el desguace.
Nunca digas nunca jamás, tal vez aquí, hubo un punto de inflexión sobre la magnitud de la reconstrucción fueron cuatro años en el quirófano, cambiando, poniendo, limando, pitando, añadiendo resucitando un dinosaurio muerto. Y ha toda gran historia, le llega la gran verdad, la pasión, el cariño inmenso sobre la historia, conocer la tragedia del personaje, que abandonó su pasión por la moto de trial después del acontecimiento salvaje.
Al final la “Sammy Miller” luce impecable, mejor que el día que salió de Fábrica, devolvió el honor a su historia y se convirtió en la resurrección de una leyenda. Gilles y Pierre, la pasean como estrella por los triales clásicos de la pérfida Albión, cruzan el Pirineo de lado a lado, contando su historia en los corrillos del trial, en su colección particular tiene un lugar especial y en la pasión de los héroes la labor de un trabajo genial y artesano.
Grandes y queridos amigos de la Francia