09 de Julio de 2018
Las condiciones meteorológicas no ayudan, el 4G no funciona y los agentes no reciben formación.
Se confirma que los radares de moto de la DGT vuelven a fallar por varios motivos, entre los que están los fallos de la conexión 4G con las terminales donde se reciben las infracciones y debido a que los guardias civiles no han recibido formación para perfeccionar el manejo del Veloláser.
El anuncio estrella de la DGT, ocultaba la realidad de que los agentes de la Guardia Civil destinados en la Agrupación de Tráfico no tienen la acreditación para operar estos aparatos, y por tanto sólo los utilizará por ahora personal de la DGT en puntos muy concretos, ya que podrían utilizarlo los agentes que patrullan en motocicleta por las carreteras.
“Nn fiasco”, según denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles
Tal y como ha denunciado la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), la incorporación de los nuevos radares Veloláser va a quedarse en algo puramente “anecdótico”. Justo antes del inicio del periodo vacacional de verano, en al menos 20 de las 51 provincias de España no estaban operativos. La DGT ha repartido los aparatos entre casi todas las unidades de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, pero distintas circunstancias está limitando de forma notable su uso.
Los agentes no han recibido formación: “Los operadores de los radares tradicionales fueron enviados a Mérida, a formarse en su uso, pero con los veloláser sólo se dio un curso a una persona por destacamento, y ésta a su vez tiene que enseñar a sus compañeros”, explican desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
Además existe otro problema con la conexión 4G que está dificultando la implantación de los veloláser como un instrumento más de la Agrupación de Tráfico. Y es que los mini radares veloláser están concebidos para ser colocados en un arcén, en muchos casos prácticamente ocultos tras el quitamiedos -o bien en una moto aparcada-, con el fin de evitar que los conductores los vean, pero como “la conexión 4G no funciona bien” se ven obligados a reducir la distancia entre el dispositivo que lleva en la mano el agente y el veloláser. Con lo cual se elimina ese factor sorpresa y la discreción que buscaba la DGT con los pequeños radares que ha incorporado.