Con el objetivo de dejar atrás los peores momentos de la pandemia y para celebrar su primer medio siglo de vida, Héctor Bentancor decidió que era momento de cumplir un sueño. Y con el impulso que dan las palabras como “hay que decidirse y hacerlo ahora, antes de que me arrepienta”, pertrechó a su BMW R Nine T Scrambler con todo lo necesario para la aventura y se subió a un barco que le llevó hasta Huelva para comenzar desde la capital onubense un viaje que le está llevando por ciudades y rincones que con el turismo tradicional no es tan fácil de llegar.

"Soy fanático de las motos y cumplir los 50 suponía una oportunidad que no podía dejar escapar. A fin de cuentas, solo se vive una vez. Hay que animarse y hacerlo”, nos contaba Héctor desde la Costa Brava gerundense, hasta donde ha llegado tras haber salido de Huelva y atravesar Andalucía, las llanuras de La Mancha, la costa Valenciana y buena parte de los puntos turísticos de una Catalunya más acogedora de la imagen que se ofrece en los medios.

Hablábamos con Héctor el mismo día en el que una gran tormenta de verano “pasaba por agua” su ruta por Girona y tras haberse sobrepuesto a una incidencia mecánica en su R Nine T Scrambler: “Me dejaban un coche para seguir el recorrido, pero no sería lo mismo”, aseguraba, descubriendo siempre la cara positiva de cada situación “hice un amigo... el jefe de taller de BMW Premiun Barcelona. Casi se pone el casco y se viene conmigo, sin despedirse ni de la mujer”, decía tras haber subsanado un fallo eléctrico que ya le había ocurrido en Las Palmas. “Muy bien la gente de BMW Premiun Barcelona. Le pusieron todo el empeño para que no perdiera más días. Solo les faltó ponerle aletas para el aguacero que me esperaba un poco más al norte”.

Héctor llegaba el pasado viernes a Huelva, donde desembarcaba tras 2.000 km en barco “que se hacen muy pesados”. El Rocío en Huelva, el encanto de la rivera del Guadalquivir en Sevilla, los olivares de Jaén, el encanto de las carreteras secundarias, los pueblos escondidos en los que aún se juega en las calles... y sin portería o el encanto de pasear por el peñón totalmente amurallado de Peñíscola, en Castellón, han sido algunos de los momentos que quedarán registrados para siempre en la retina de este motoviajero al que seguiremos en su viaje “de vuelta a la normalidad”.