20 de Septiembre de 2024
Nonín, leyenda de las motos clásicas, nos deja un legado eterno
Hoy me invade una mezcla de tristeza y gratitud al recordar a Nonín. Su partida me obliga a despedirme, pero lo hago con la alegría de haber conocido a un ser extraordinario: altruista, generoso y siempre activo. En los primeros años del Viejas Glorias, Nonín fue como un padre para nosotros. Con su sabiduría y entusiasmo, nos guió hacia el éxito, siempre con su inquebrantable amor por las motos clásicas y su conservación.
Fue él quien impulsó la idea de reconocer el trabajo de restauradores y coleccionistas, y así nacieron las Escarapelas del Honor Viejas Glorias. Año tras año, las encargaba y pagaba generosamente desde Inglaterra, asegurándose de que cada edición del evento tuviera la calidad que merecía. Hoy, esas escarapelas adornan los garajes de muchos compañeros, un testimonio imborrable de su generosidad.
Nonín, el alma del Viejas Glorias, deja una huella imborrable
Recuerdo con cariño aquel viaje que hicimos al Classic Bike junto a Cristóbal, Manolo, Benito, Gerardo y, por supuesto, Nonín. Explorar aquella catedral del motociclismo clásico, de la mano de verdaderos conocedores del patrimonio motociclista, fue un privilegio que dejó una huella profunda y enriqueció nuestro concepto de lo que debía ser nuestra fiesta canaria.
Como amante de las motos clásicas, Nonín atesoraba una de las colecciones más bellas, cada restauración una obra maestra de perfección. A lo largo de los años, sus joyas desfilaron por toda la geografía insular, y aunque la vida no siempre fue fácil, cuando la salud o el trabajo lo limitaban, siempre encontraba la manera de participar, a veces enviando sus motos a través de los amigos Chago y Ale.
El legado de Nonín, eterno guardián del motociclismo clásico en Canarias
El año pasado, lo homenajeamos con la presencia de su hija, un acto en el que celebramos su legado y su invaluable aportación al Viejas Glorias y al mundo de las motos clásicas. A pesar de su frágil salud, Nonín nunca dejó de luchar, ni de compartir su pasión en nuestras tertulias, donde había poco espacio para la tristeza y mucho para hablar de lo que más amaba.
Hoy, querido Nonín, te despedimos con el corazón lleno de gratitud. Continúa aconsejando en el Viejas Glorias celestial a los que nos han precedido. Llueve sobre el recuerdo de todos los que tuvimos la suerte de compartir contigo esta pasión. Una lluvia de escarapelas de colores cae en tu honor. Grande y noble amigo, como tú y como la generosidad con la que viviste tus pasiones.
"La muerte no es el final, sino el comienzo de los recuerdos."