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C 650GT y Burgman650, las gran turismo de rueda pequeña

14 de Octubre de 2014

C 650GT y Burgman650, las gran turismo de rueda pequeña

Nada nuevo vamos a descubrir a todos los que optan por una maxiscooter como su moto de diario y de las escapadas para los fines de semana; son cómodas, fáciles, limpias amables con sus pasajeros y con su equipaje. Pero los dos modelos que nos ocupan en este artículo son lo más de lo más; auténticas “gran turismo” de rueda pequeña, capaces de satisfacer sin complejos las demandas de los más exquisitos viajeros sobre dos ruedas.

 

Otra virtud innegable de las maxiscooters es que está devolviendo al mundo de las dos ruedas a apasionados que, por uno u otro motivo, lo abandonaron hace años. Y los que regresan, lo hacen a la grande, con motos capaces de mantener velocidades de crucero por encima de los límites legales, con gran capacidad de carga, escaso mantenimiento y limpias para el día a día.

 

A priori podría pensarse que la BMW C 650GT, que llega con un concepto bastante más moderno, podría desbancar con facilidad a la superventas de la categoría, la verdad es que la alemana no lo va a tener tan fácil. Son muchos los años de experiencia de la marca japonesa, una scooter que ha reinado en solitario durante muchos años y que goza de una extraordinaria reputación entre los amantes de los grandes viajes, sobre rueda pequeña.

 

Ambos modelos pasaron por las manos de nuestro equipo de pruebas y aprovechamos para recordar las pruebas:

 

Probamos la BMW C 650GT, lo mejor de dos mundos (Octubre de 2014)

Estamos ante una de las scooter más sofisticadas que existen en el mercado y que incorpora detalles que hacen de ella una moto única. Como el poderoso motor bicilíndrico, el equilibrado chasis o toda la tecnología y experiencia que sólo una marca como BMW puede ofrecer. Un vehículo por el que se dejarán seducir tanto los clientes de la propia marca como los usuarios experimentados que saben apreciar la calidad y la solvencia de una maxi-scooter que les permitirá desplazarse de forma ágil, segura y confortable por la ciudad, resolviendo de un solo golpe todos los inconvenientes que el aparcamiento acarrea y al tiempo les permite disfrutar en carretera abierta de la pasión por las dos ruedas gracias a su excepcional carácter en todas sus facetas.

 

Prueba Suzuki Burgman 650 2013, Business Class (Junio de 2013)

La renovación del nuevo Burgman 650 ha sido un gran acierto de Suzuki: estéticamente ha rejuvenecido y evolucionado, mecánicamente se ha refinado y en cuanto a  prestaciones, consumo, manejabilidad y frenada la mejora ha sido realmente apreciable. Además ha sabido conservar sus principales señas de identidad; suavidad, aplomo y confort. Si buscas una moto ágil y relativamente manejable para el día a día, la Burgman 650 es tu moto. Si lo que buscas es una moto para escapadas de fin de semana, la Burgman 650 es tu moto. Y si lo que deseas es hacer ese viaje soñado, hasta donde el horizonte se pierde, la Burgman 650 es, obviamente tu moto. Una moto con una increíble capacidad de carga; 50 litros bajo el asiento capaz de albergar dos cascos integrales y otros objetos.

 

Exquisitez a raudales

En los dos casos estamos ante imponentes maxiscooter con carrocerías que ofrecen un confort total a los pasajeros gracias a su envergadura y que disponen de todos los “gadgets” tecnológicos que la industria de la moto puede ofrecer actualmente. Muestra de ello son los acabados que ambos presentan en cualquier punto en el que fijes tu mirada. Y el equipamiento; un lujo, no falta detalle, y aunque de serie la Suzuki viene más completa, en la BMW podemos encontrar extras que la marca japonesa no ofrece, como la genialidad del freno de parking incorporado al caballete lateral o el indicador de presión de neumáticos. A cambio la Burgman cuenta con unos prácticos retrovisores plegables eléctricamente y un cambio secuencial. En general se aprecia la experiencia de la Burgman en detalles de los acabados y la innovación de la alemana en los ergonómicos botones de los mandos de control.

 

Pero comencemos por los motores, bicilíndricos DOHC de ocho válvulas e inyección electrónica y tumbados hacia adelante para bajar el centro de gravedad de la moto. El de la BMW tiene 647 cc exactos, mientras que el Suzuki se conforma con 638 cc, aunque se parecen bastante, el de la C 650 GT, más moderno, declara 65CV frente a los 55 CV del veterano Burgman 650. Esos diez caballos se notan mucho en marcha: la BMW ofrece siempre una respuesta más rápida  que la Suzuki. Tanto en aceleraciones como en recuperaciones la BMW deja atrás a la Burgman, a cambio esta ofrece una mayor suavidad de funcionamiento y un sonido más de moto y menos de scooter.

 

Donde ya no hay tanta igualdad es en la manera de transmitir toda esa potencia a la rueda trasera; la BMW confía en el “viejo” sistema de variador desarrollado por la taiwanesa KYMCO para la marca alemana, mientras que la Burgman equipa su exclusivo CVT electrónico que permite elegir entre dos modos automáticos (uno largo y otro corto -ideal para carreteras ratoneras-) y uno manual en forma de cambio secuencial, y todos funcionan muy bien gracias a una programación fundamentada en años de experiencia. Las ventajas del sistema japonés sobre el taiwano-alemán son evidentes. En el primero de los casos la trasmisión nunca queda suelta y puedes utilizar la retención del motor hasta que te detienes, independientemente de la velocidad a la que circules, sin embargo, en el de de BMW, en curvas muy lentas, las zapatas soltarán la transmisión sin previo aviso, uno de los puntos flojos de casi todas las maxiscooters del mercado.

 

Comportamiento impecable

Es fantástico tener una moto tan fácil de manejar que sin embargo disponga de un motor con tanta “chicha”. Algo que se consigue a base de motores alegres que giran muy altos de vueltas -hasta más de 8.500rpm en ambos casos- para mover con agilidad unas moles de más de 270 kilos en orden de marcha, y eso se traduce en consumo. La Suzuki con la última revisión de la inyección que se le realizó en 2013, se conforma con unos 5 litros/100km y la BMW está entre medio y un litro más cada 100 kilómetros. Cifras que teniendo en cuenta el ritmo al que rodamos con ellas y de su peso no están nada mal.

 

En cuanto a comportamiento dinámico, la C 650GT, a pesar de su apellido, se mueve de manera mucho más ágil que la Burgman. Sus suspensiones tienen un tarado más firme y la posición de conducción, más erguida, invitan a un pilotaje más alegre aprovechando todo el empuje de sus cerca de 65 CV. La Burgman es una maxiscooter a la que le gusta más ir “a ritmo”, para optimizar la entrega de su bondadoso bicilíndrico y la facilidad con la que permite cambiar de trayectoria. Es decir, la Suzuki entra más fácil en las curvas pero la BMW lo hace con más aplomo, beneficiada seguramente por un tarado más firme de su horquilla invertida y el funcionamiento de su único amortiguador horizontal. La Suzuki se conforma con una horquilla convencional y dos amortiguadores traseros muy sensibles a la carga de la moto. En ambos casos, la velocidad a la que pueden afrontar tramos de curvas reviradas y su capacidad para “tumbar”, sorprenderán a más de uno, o una.

 

A la hora de “echar el ancla” la BMW vuelve a tomar la delantera. Dispone de un mordiente inicial que se echa en falta en la Suzuki, aunque ésta pretende compensarlo con tacto más refinado que el de la BMW. Ambas disponen de un par de discos flotantes mordidos por pinzas de doble pistón, delante, y un único disco, detrás. La diferencia puede provenir de los latiguillos metálicos que equipa la C 650GT y que a la 650 de Suzuki le vendrían de perlas. Como no podía ser de otra manera, estas dos grandes GT de rueda pequeña equipan ABS de serie -algo menos intrusivo el de la BMW- y ninguna dispone de frenada combinada. ¡Ni falta que hace!

 

Pero no debemos olvidar que estamos ante dos auténticas “GT” y los interesados en ellos tendrán muy en cuenta otros aspectos… Los más bajitos encontrarán ventajas en la Burgman 650 y los de tallas más grandes tendrán más espacio vital en la C650GT. La principal diferencia entre ellos es la altura del asiento respecto al suelo; en la Suzuki -más bajito- llegaremos mejor, y en la BMW, por la anchura del asiento -más cómodo que el de la Burgman- en la parte delantera,  todos aquellos que “tallamos” menos de 1,75 m lo tendremos un poco más complicado a la hora de maniobrar en parado.

 

El espacio, la confortabilidad y la posición de conducción son excelentes en las maxiscooters que nos ocupan. También el pasajero será bien acogido en ambas, aunque la Burgman ofrece un espacio más empático con el acompañante. Las cúpulas, regulables las dos eléctricamente, ofrecen una buena protección. La de la BMW es más alta, aunque el piloto de la Burgman va sentado más bajo y más a resguardo de las inclemencias. La BMW ofrece unos geniales derivadores de aire escamoteables para las manos y hombros que a la Burgman no le vendrían mal, cuando la cúpula está arriba. Los puños también son calefactables en los dos y hasta los “traseros” pueden ir calentitos gracias a la calefacción de los sillones.

 

Bajo el asiento de ambos caben dos cascos integrales (de los grandes, de los de verdad) y alguna cosilla más. La BMW dispone de dos guanteras, de las cuales, la izquierda se cierra al bloquear la dirección, y la Suzuki dispone de algo más de espacio gracias a la tercera guantera inferior que dispone de cerradura. Respecto a la situación del hueco para enchufar la manguera de la gasolina (de 95 octanos en ambas), es mucho más cómoda y limpia la de la Suzuki, en el lateral izquierdo a semejanza de los coches. La de la BMW está entre el sillón y el túnel central, en una posición muy comprometida ante un descuido por derrame.

 

Preguntados al respecto dos amigos que han convivido con ambos modelos bastantes kilómetros, el primero, el que más ha rodado con ambas, valora mejor la Burgman por su eficacia, finura y experiencia: “La BMW adolece de excesiva juventud. Hay detalles mal rematados y fallos de elementos que no deberían fallar. Yo me quedo con la Burgman. La experiencia es un grado”, decía montado sobre su C650GT. El otro amigo, más joven, prefiere la BMW por su aspecto moderno y por el empuje de su motor: “La C650GT empuja más desde abajo y se nota más firme cuando quieres ir rápido. Es una scooter más moderna y va más en mi idea de vehículo para todos los días. Lo ideal sería una BMW con el extraordinario CVT de la Burgman”, terminaba.

 

Aunque tras la prueba corroboramos que las diferencias entre ambas han sido menores de las esperadas, la C650GT de BMW es más ágil, estable y precisa pero su comportamiento general no alcanza la suavidad y finura de la Burgman 650 de Suzuki. Detalles mínimos que concuerdan con la personalidad de cada una de ellas, la BMW ofrece un comportamiento más deportivo y la Suzuki apuesta por la confortabilidad.

 

En definitiva, que cada una de estas “GT” tiene su público. Un público que encuentra en ellas, con la diferencia de unos 1.500 euros a favor de la Suzuki, una moto para acompañarte, perfectamente protegido de las inclemencias, todos y cada uno de los días. Una compañera de viaje de comportamiento noble, con todos los aditamentos posibles, y en la que puedes llevarte media casa bajo el asiento  o todo lo que tu pareja necesite para pasar el fin de semana en tu rincón preferido.

 

Motos para la prueba cedidas por Marmotor y Pole Position, distribuidores autorizados de BMW Motorrad y Suzuki para la provincia de Las Palmas, respectivamente.

 

Prueba realizada por el equipo de Canariasenmoto

Con la colaboración del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

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