02 de Noviembre de 2024
UN RELATO DE FELI SANTANA
Este año ha estado lleno de despedidas de amigos queridos, y las bajas se han sentido profundamente en nuestra comunidad motera. Es un recordatorio implacable de que el tiempo no perdona, y que todos giramos en la gran lotería del destino hacia nuestro último recodo. Hoy, alzamos una copa y dedicamos un pensamiento a aquellos hombres de bien que nos han inspirado, apoyado y que dejaron una huella imborrable en este camino de pasiones sobre dos ruedas.
Ezequiel Espino es uno de esos nombres que resuena fuerte y claro en el corazón de los que compartimos esta vida motera. Recuerdo cómo, después de dejar las carreras como piloto, se sumergió de lleno en el mundo de las motos Custom. Siempre estuvo cerca de GUBRA y del HOG Las Palmas, siendo uno de los pioneros de este movimiento que, por entonces, apenas comenzaba a arraigar. Se unió a esa ola con amigos entrañables como Pepe Casas y otros nombres que quizá la memoria no alcanza a rescatar ahora, pero cuyo legado sigue vivo.
Tengo una mención especial para uno de esos momentos imborrables: cuando Ezequiel y yo nos sentamos a hablar del proyecto Viejas Glorias en los años noventa. Le conté mi visión sobre la necesidad de que la cultura Harley tuviera un papel importante en ese evento que estaba creciendo a pasos agigantados, gracias al apoyo de GUBRA y al empuje del HOG Las Palmas. Ezequiel, siempre un apasionado sin remedio y un auténtico "rebelde sin causa", se entregó con convicción a esa movida que, con su apoyo, floreció hasta convertirse en el emblema de lo que hoy conocemos.
Él fue un rostro constante en los primeros Viejas Glorias, siempre rodeado de su gente, defendiendo con firmeza sus convicciones. No solo estaba presente; era un pilar de apoyo y una fuente de ánimo en los momentos más difíciles. Gracias a ese espíritu harlero indomable que lo caracterizaba, la movida fue creciendo y madurando. La simbiosis entre el HOG y el Viejas Glorias se hizo más fuerte con el tiempo, y el legado de Ezequiel se mantuvo firme: 28 años ininterrumpidos de fidelidad y compromiso con el evento, haciendo del HOG Las Palmas el club más antiguo que aún visita y apoya el Viejas Glorias.
Hoy me despido de ti, Ezequiel, con un corazón lleno de gratitud. Tu sintonía, tu pasión por las Harley y tu sonrisa imborrable serán siempre parte de nosotros. Aquella Softail con sus manillares colgados y horquilla larga, con ese sonido característico y antiguo, llevaba tu sello y tu espíritu.
Descansa en paz, amigo y compañero. Siempre te recordaremos.