26 de Enero de 2018
Con el objetivo principal de minimizar los accidentes de tráfico, parecería normal que los responsables de la seguridad vial pusieran sobre la mesa medidas específicas y diferentes a las actuales que protejan, potencien y segreguen a este sector tan decisivo en la movilidad urbana. Y es que si hay un colectivo con dificultades para moverse con seguridad por las ciudades de Canarias ese es el de los ciudadanos que libremente han decidido desplazarse en moto.
Además de calzadas sucias, con agujeros, tapas de alcantarillas, registro y pinturas deslizantes, debemos bregar diariamente por encontrar nuestro espacio de seguridad entre las hileras de vehículos de cuatro ruedas que muchas veces no están suficientemente concienciados sobre nuestra vulnerabilidad. El motorista huye del caos, protegiéndose y anticipando con una conducción defensiva los cambios bruscos de carril sin utilizar intermitentes y sin mirar por el retrovisor.
Al igual que en el tramo que aparece en la foto de portada, todos los que nos movemos en moto por las ciudades de Canarias sabemos que hay carriles moto imaginarios que la propia naturaleza de la conducción ha sabido encajar dentro de la movilidad urbana y que coexisten, vamos a decir de modo “alegal”, en el Reglamento General de Circulación pero que se imponen por su pragmatismo funcional.
En nuestra opinión, y basándonos en la experiencia que nos dan varias décadas recorriendo las ciudades en moto, podemos afirmar con rotundidad, que la creación de carriles específicos en zonas urbanas delimitadas es una necesidad imperiosa y una propuesta tan factible como beneficiosa para fiscalizar la movilidad urbana y sostenible.
Su puesta en marcha, además de agilizar el tráfico, contribuiría a disminuir drásticamente los accidentes de tráfico en un colectivo tan vulnerable como el de los motoristas, un colectivo transversal en el que hay usuarios de todo tipo de perfiles. No debemos olvidar que gracias a las motos que cada día entran en las ciudades de Canarias, las ciudades están menos contaminadas y existe una mayor fluidez en el tráfico rodado, además de una considerable pacificación del espacio público, tan castigado en estos últimos años.
No se trata de entrar en competencia con otros medios de transporte, las motos se imponen solas entre quienes buscan un medio económico, limpio y eficiente para una movilidad individual y a la carta. Nuestros usos y costumbres se imponen a cualquier otra realidad, así que velemos por proteger nuestra esencia y a quienes libremente eligen la moto como medio de transporte.