Por Pepe Morales.

Animados por el jovial espíritu de Marcelino y sin buscar más disculpas, que nosotros con poco vamos, fuimos agrupándonos en el Mercado de Vegueta, donde tanto transitó el inmortal Andrés el Ratón, el de las pétreas callosidades en sus pies. 

El principal motivo era el bautismo de la Ducati barcelonesa que fue del Sr. Ingeniero constructor de la Presa de Aríñez, que al final fue con tanta agua, que parecía rememorar su pasado acuático. La caja de madera, en su baca extensible original de la época, y el mantel a cuadros, parecía pedir algunas viandas y botella de vino, que el propio Marcelino prometió completar en otra ocasión. 

Las 3 BMW pusieron la nota de escolta al pequeño grupo. Subiendo por la antigua carretera del centro, Los Hoyos, Marzagán y Telde, donde nos sacudimos un poco el agua recibida. Las llantas Akron no se secaron en toda la ruta. 

La próxima parada fue en Ingenio, donde un sorprendido Seat 124 verde nos adelantaba en las calles semipeatonales del centro. Entretanto arribaban otras 3 Ducatis. 

La única incidencia ocurrió en la costa de Agüimes, donde se soltaba la placa trasera de aluminio con la E de España. Y con un resplandeciente sol llegamos a la Aldea Blanca, donde en Bar Casa Perdomo nos hicieron hueco para los 13, incluyendo al amigo Salvador que nos acompañó en todo el recorrido. 

Ya la sobremesa la hicimos en el casco de San Gregorio, donde a base de cafés y helados nos espabilamos. 

El regreso, por el camino más costero, nos acercó a Salinetas, donde no te puedes aburrir con las ocurrencias de Orlando. Y sin más regresamos, con la sonrisa de haber disfrutado de un día en feliz camaradería, esperando la 2º salida ducatera.  

Las fotos, ya en la galería de la web: www.motosclasicasdegrancanaria.es