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29 de Abril de 2020
Un relato de Feli Santana con fotos de Marcelino Ortega
II ENDURO PIEDRA MOLINO - 15 Y 16 DE MARZO DE 1997
Quiero recordar que el aumento de licencias deportivas y la consiguiente participación en moto de campo se consagró en la década de los 90 con el boom de actividad y disciplinas. Nuestro Moto Club “Las Palmas Roque Nublo” estaba en pleno apogeo y anualmente fortalecía los campeonatos Insulares y Regionales de varias modalidades, con más de 15 carreras y encuentros al año. El año 1997 entraba de pleno en fuerte apuesta por el Enduro en Canarias. Habíamos inyectado adrenalina e ilusión en muchos pilotos que se armaban con nuevas máquinas y equipos. Teníamos la convicción y la fuerza del entusiasmo, de ahí los problemas que se generaban y que asumíamos con los mismos deseos y soluciones.
Volver a Piedra Molino, al lugar donde nos habíamos ganado el afecto del pueblo, nos alegraba. Comer potajes de jaramago y queso de oveja, charlar con los pastores y los lugareños que comulgaban con nuestras pasiones, descubrir la curiosidad de la gente con las cosas que vienen de fuera. Éramos el segundo circo del motor, pues sabido es que en la historia, Montaña Alta figura con palmarés de carreras de moto y coches desde la década de los 70/80. De aquellas “Subidas en Cuesta” hay una foto muy bonita en el bar de Amado, en la que se ve todo el pueblo y su calle principal desde una buena perspectiva, todo nevado. Algo insólito en esta pedanía de Santa María de Guía.
Con el ánimo de aumentar la participación y la convocatoria, se monta un doble recorrido, mas tipo Rallye para la scooter, sin trialeras pero compartiendo especiales. Más amplio y todas las categorías de motos, incluyendo Scooter y motos de Trial. Imaginar que hoy con un track, o GPS es difícil perderse, antes esto suponía un doble desgaste de marcajes y explicaciones a los participantes. En el Enduro no existe el roadbook, el recorrido se marca con flechas y códigos de organización propios, que se muestran en el breefing. En Santa María de Guía se palpaba el desconcierto de muchos que se dejaban llevar por la inercia de la dimensión, el desconocimiento de lo rural y el escenario del norte que se antojaba bastante extraño.
Los albergues llenos y un ambiente formidable “endurero”. Recordamos que acudió una buena expedición de Tenerife a los que la Federación Canaria de Motociclismo tuvo que avalar administrativamente ya que después de haber formalizado sus licencias deportivas. A alguien se le olvido de tramitarlas. El parque cerrado en Montaña Alta, era una atentica acuarela de motos y pancartas. Allí se preparaba algo extraordinario. La noche anterior celebramos con verbenas y papahuevos; una fiesta sin parangón.
A las 7 y media de la mañana, gallos, ovejas y cabras, amenizaban el rosario de la aurora. El rumor y el nerviosismo corta el aire. Además, la "Hill Climbing" a primera hora, con un frío del copón y una escalada imposible a la vertical de la Montaña Alta, dejaba ver caras desencajadas y el mazazo psicológico para la mayoría. Otros endureros veían una oportunidad y empezaban a calentar con gimnasia acelerada. “Imposible subir”, era el comentario generalizado. Acuerdo con la organización para ajustarnos al reglamento y todos a rezar para que la primera moto no subiera y suspender el ascenso infernal. Lamentablemente, la primera moto el Dr. Pepe Beltrán subió de calle y mandó a todos al infierno del cielo. Después de perder mucho tiempo y energía en intentarlo, muy pocos lo consiguieron y se anuló por desgaste general de la parroquia.
Mientras la carrera no paraba, las penalizaciones en los controles horarios iban a marcar la victoria. Nos llaman por radio: “En el barranco de las Bigoteras, detrás de la montaña del Cabezo, han secuestrado la carrera”. Efectivamente un paisano de buen talante, organiza una redada particular y decide cruzar su Toyota Land Cruiser en medio el trazado, evitando que nadie pudiera bajar a Guía… ¡Imposible pasar!. Cuando había una docena de motos acumuladas en espera y negociación, su otro vecino cruza por detrás el segundo Land Cruiser y ¡secuestran la carrera! “De aquí no se mueve nadie hasta que no venga la Guardia Civil”, argumentaban los paisanos. Cuando horas más tarde llega la benemérita, le pide al vecino que libere y los llama a capítulo, argumentando que no pueden tomarse la ley por su mano. A mí también, el lunes en el "Cuartelillo" de Guía a dar cuentas. ¡Solo me salva de la infracción, una solicitud de colaboración sellada y no correspondida por parte del cuerpo!
En la crono del “Llano del Poleo”, en Saucillo, pudimos disfrutar de la evolución de Luis Naranjo con la Beta ARK. Un "pepino" de Scooter preparado para la ocasión. El resto de los Scooter se perdieron entre Montaña Alta y Guía y aún andan buscando algunos el recorrido de Pandora. En otro barranco, pedimos permiso a una familia de 6 hermanos para pasar por un camino cerca a sus terrenos limpiando las zarzas. Contactamos a 5 de ellos sin problemas. El día la carrera, el sexto estaba esperándonos para prohibirnos el paso.
El despliegue de Piedra Molino fue enorme. Con 4 grupos de radioaficionados de Gáldar, Arucas, Guía e Ingenio. Una central receptora en la sociedad de Montaña Alta, con varios compañeros clasificando datos que eran enviados por radio desde las pruebas especiales y iban actualizando una clasificación general, con disgustos y sorpresas. Primero porque ganaba un híbrido de campo trial; la Gas-Gas Pampera con Carlos Trujillo, seguido por Benito Diaz (KTM) y Fran Medina (Honda). Pero inmediatamente subían dos trialeras a la cuarta y quinta plaza con Josua Guerra y Armando Navarro. Mientras que en 4 tiempos, Javier Cuadrado, Ventura y Jorge de La Rosa. Ricardo Herrera en 125cc, Ancor Suarez en 80cc y Luis Naranjo en Scooter, completaban los lugares destacados en las clasificaciones, causando un revuelo generalizado que sentenció una loca “carrera de obstáculos” que volvió a revolucionar las pretensiones de cada uno. Sobre todo el potencial emergente que significaba el Enduro y poder entrar en el limbo de los héroes.
Nuestro recordado Jordi Toledo, en Motor 2000, titulaba “Es cosa de hombres” como resumen del Enduro con un buen análisis y comentarios diversos. Canarias Motor, a través de Agustín Déniz, se hacía eco también de las vicisitudes del final de "Piedra Molino".
Este relato de un pasaje histórico de los pioneros del Enduro en Canarias, es un agradecimiento a todos los pilotos que participaron en las dos ediciones del genuino y distinguido Piedra Molino. A los compañeros y amigos del Moto Club Las Palmas Roque Nublo que, contra barro, frío, sudor y lágrimas, sacaron adelante una nueva modalidad que a estas alturas ya tenía un nuevo escenario donde crecer sano y con otras convicciones. La Villa de Ingenio, en los andurriales del Sur de Gran Canaria, sería la elección labrada, no sin pocos calvarios también, del siguiente capítulo del enduro, pero esas son otras historias por contar…
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