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Noticia

De Ushuaia a Alaska en moto. Cuarto capítulo

 

Desde Ecuador, bajar otra vez por todo Perú para recorrer la parte centro y norte de Bolivia, que se había quedado por detrás. Será la única vez en todo el viaje donde las ruedas de Linda apuntarán hacia el sur. Luego regresaríamos otra vez a Ecuador.

 

Con el casco en la mano izquierda, el bolso del depósito en la derecha, mi mirada en la lejanía y mi pensamiento aún más lejos, camino por la pista del aeropuerto hacia el avión que me llevará hasta Machala (Ecuador), donde Linda me espera para comenzar continuar el gran viaje americano…  De pronto escucho una voz que dice “disculpa, tú eres el que está recorriendo el continente americano en moto?”. No podía creerlo, “alguien” me conoció, la voz se había pasado y comenzaba a haber  gente totalmente desconocida para mí que seguían el viaje a través de los escritos que publicaba en internet…  Fue un gran comienzo.

 

Sensaciones maravillosas hay muchas en la vida. Sonidos espectaculares… miles. Momentos que te aceleran el corazón... millones.  Pero lo que se siente al girar una llave, y pulsar un botón para escuchar “la música” del motor de Linda, no tiene comparación.

 

Antes de mi partida definitiva, tocó revisar a Linda. Ya su cuentakilómetros sobrepasaba los 20.000km y aún no había llegado a la mitad del viaje.  En Honda Ecuador su director Jonathan, una excelente persona, puso todo su empeño para que la moto estuviera en las mejores condiciones. Se hicieron cargo de la revisión de Linda, cambio de aceite, filtros, etc. Desmontamos los piñones y cadena buscando un “zumbido” que escuchaba en las últimas jornadas de la anterior etapa. Para sorpresa resultó ser la cantidad de arena del desierto que se había acumulado en los protectores de dichos piñones. Al salir del taller, casualmente al apretar el embrague el cable se rompió. Así que aprovechamos para cambiarlo. Por fin "escapamos", con la documentación en regla cruzamos la frontera. Una vez más de vuelta por aquel puente que tanto llamó mi atención y que tan peligroso es.

 

El desierto fue una vez más mi compañero de ruta. Creo que él y yo tenemos algo en común: disfrutamos la soledad. Esta vez si me detuve en la vía varias veces aún corriendo el riesgo de que me atracaran. Esta vez me detuve para descansar. ¡La temperatura marcaba 36 grados con 34% de humedad! Primera, segunda... tercera… cuarta..... quinta! y allá vamos Linda y yo con los primeros rayos del sol. Me siento cómodo, que bien.. Linda tronaba como nunca o quizás fueron los 140km/h que iba marcando... quién sabe. Buen indicio esa velocidad, si señor!

 

Lima, qué horror!!!! Cruzar la Panamericana por la ciudad de Lima es, con mucho, la carretera más peligrosa de los 8 países que he recorrido. Miles y miles de coches desesperados por circular a 46km/h cuando el resto íbamos a 45 porque no había ni un solo espacio más. Casi una hora tardé en cruzar Lima. Dos veces a punto de lanzarme al suelo los imprudentes de los taxistas y los nervios a flor de piel, ese fue el resumen. No respetan a las motos ni por equivocación!!!!

 

El GPS me indica en todo momento la hora estimada de llegada según la velocidad que voy. Marcaba las 7pm y eso comenzaba a ser un problema ya que sería noche cerrada. Linda, al ir tan cargada, la luz va muy alta y no puedo ver bien. Eso ya me había ocurrido en Brasil y me obligó a ir a 50km/h. Ufff, la que se avecinaba. Necesitaba cruzar Ica antes de que anocheciera, es una ciudad congestionada por el tráfico con una vía que la cruza muy peligrosa y muy oscura. Linda marcaba los 120km/h de crucero, tampoco era cuestión de reventarla después de 1000km sin rechistar. Las horas se echaban arriba, el sol bajaba, nubes negras que lo tapaban y más oscuridad de la deseada. Corre Linda, corre!!!

 

Cruzamos Ica con los últimos minutos de luz y de pronto, la noche nos envolvió. Reducimos velocidad y ahora solo es cuestión de aguantar. Tranquilo, nada cansado y con el ánimo que me caracteriza. 80km/h. Por delante 170km y 2 horas largas... Solos, Linda y yo por aquellos desiertos de arena que tanto me impresionan y tanto me fascinan. Los autos al cruzarse con nosotros nos destellan las luces porque los encandilamos... "lo siento, no puedo hacer nada" les decía. Linda y yo cumplimos 1055km en un día llegando perfectamente.  Al llegar al hotel de Nazca como no tenían espacio en el garaje, me dejaron meter la moto por recepción hasta la sala de reuniones. Allí durmió Linda. Creo que ha sido el mejor lugar en todo este tiempo donde ha dormido. 

 

Ya me habían avisado: "la ruta que usted tiene para mañana es bien dura". Ni por asombro tenía idea donde me iba a meter. El despertador a las 4am, que martirio!!!! Camino de Cuzco, la carretera comenzaba mal, parecía un suplicio, un reto a mis brazos y a los amortiguadores de Linda. Baches uno tras otro, arena, curvas terribles, camiones por la izquierda, la jornada prometía bien "entretenida". El GPS marcaba 600km de distancia, pero a la velocidad que circulaba se iban a pasar de 10 horas. Llanuras interminables y mucho frío. Las pendientes no paraban, ya el altímetro me marcaba 2500m sobre el nivel del mar. Horas y horas en solitario, solo acompañado de los camiones de la ruta y las llamas que de vez en cuando saltaban a la carretera.

 

Proseguimos el camino. Pueblecitos que cruzamos y paisajes como salidos de los libros de hadas.. La gente me mira como diciendo "de que planeta habrá salido"? Arriba, arriba una pendiente tras otra. El altímetro sobrepasa los 4000 m de altitud. Con razón tengo un frio terrible!!!! Me entretengo muchísimo sacando fotos pero tengo una gran amenaza. El cielo está encapotado y bien negro. Al fondo las nubes descargando y nos encontramos en medio de la ruta. Sin un lugar para resguardarse, más solos que la "una" y con muchísimo frío. Lo estaba pasando mucho peor que en el paso de Jama. En esta jornada cruzaríamos dos cimas de 4000m y otras dos de 3000.

 

Y bueno, la amenaza se cumplió. Comenzó a llover así que tuve que parar y ponerme el chubasquero. Parecía el muñequito de Michelín con tanta ropa.. jajajaj Por suerte era una lluvia suave, mojaba la carretera y eso me preocupaba. Tuve que reducir de 100km/h a 40 e ir con mucha cautela.  Una gasolinera (grifo) fue la parada obligada. La lluvia seguía sin parar. Continúo la ruta y de pronto Linda se para!!!!!!!!! Que pasó?????????? Arranco y noto que vibra más de lo normal... como si fallara un pistón. Continúo y noto a Linda con poca fuerza por debajo de las 3000 revoluciones.. no tengo palabras, un frio horroroso me recorre el cuerpo además del que tenía el ambiente. Esta avería es más importante. Que me metieron en el depósito???????? QUEROSENO, me habían puesto queroseno en lugar de gasolina... LA MADRE QUE LOS PARIO!!!!!!!!! No me di la vuelta porque tenía ya una larga distancia y hubiera sido peor. Más tarde me enteré que mezclan queroseno con gasolina para obtener más beneficios sin importarles el daño que puedan causarles a los motores. Ese maldito egoísmo.... Con mucho cuidado, sin esforzar a Linda continúo la ruta... Tan pronto como vi otra gasolinera, reposto con la idea de ir diluyendo el queroseno.

 

Por fin leo los carteles de Cusco. Wow, había pasado 12 horas en la moto. Entrada a Cusco, como toda gran ciudad, barrios marginales. De pronto algo no va bien, el embrague suelto, suelto?????????? el embrague se rompió!!!!!!! Con muchos sufrimientos y riesgos me meto a la izquierda a una gasolinera abandonada. Sin luz, en un barrio no muy seguro, allí se había parado Linda.  Observo la avería, el cable se había vuelto a romper...  Desmonto las maletas, quito la herramienta, no hay tiempo que perder. Meto el cable nuevo y Linda lista en media hora. Pasé muchos apuros por falta de luz, utilizaba la linterna pero no era suficiente. Ya en el hotel, mi cara lo reflejaba todo: Cansancio del recorrido, enfado por el queroseno, preocupación por las averías continuas de Linda, pero satisfacción por haber culminado otra etapa.

 

Cusco, una ciudad maravillosa de origen Inca y con un sabor peruano que brota por sus poros. Turísticamente preparada y con unos restaurantes fantásticos que te harán olvidar tus penas. No hay rincón que no hable de civilizaciones pasadas. Calles angostas, de piedra y adoquín, grises, cuidadas y con olor a una gran civilización.

 

Nuevo día y casi sin darnos cuenta, estamos llegando a la frontera con Bolivia. Temprano en la mañana,  rodábamos  sobre los Andes. El altímetro marcaba 3500m de altitud y nosotros  felices. Rectas y más rectas, cientos de kilómetros que me llevarían hasta el destino marcado. Vacas, llamas, alpacas, vicuñas, ovejas, perros... aquello parecía un zoológico. Mucha gente andando a "ninguna parte" por la orilla de la carretera. Motos de corta cilindrada, camiones viejísimos... Un cielo amenazante, nubes muy negras y entre medio grandes claros. Era fácil predecir cuándo iba a comenzar a llover. Las nubes parecían que se movían súper rápido, pero no era así, era efecto óptico debido a la gran altitud donde estábamos. Las mujeres vestían los trajes típicos de la sierra. Faldas amplias de colores, trenzas largas, sombrero y camisas de manga larga, una chaqueta para abrigarse y medias altas. Era curioso contemplarlas dirigiendo un rebaño de ovejas, vacas o llamas sin ni siquiera la ayuda de un perro.

 

Los kilómetros continuaban y yo disfrutando. Una recta con dos camiones parados, uno a cada lado. Nada extraño en estos países, los he pasado infinidad de veces. Reduzco velocidad a unos 60km/h y pongo tercera velocidad. Justo cuando estaba en medio de los dos, salió un niñito de unos 7 años cruzando la carretera a toda velocidad con su mochila de la escuela. Tengo marcado su rostro en mi recuerdo. El mundo se me echó encima. No dio tiempo a nada. Saltó a toda velocidad a la carretera y allí precisamente estábamos Linda y yo. Maldita sea! Siempre he dicho que no soy un gran motorista, ni un gran aventurero, simplemente soy alguien que está realizando un viaje en moto por el continente Americano, una simple persona con nombre y apellidos. En situaciones como ésta es cuando la veteranía es un grado. Si no hubiera tenido la experiencia que tengo, si no hubiera dedicado tanto tiempo a mejorar la conducción sobre Linda, el problema hubiera sido un gran problema. Muchas personas me han dicho que viajar en moto es fácil... Bueno, fácil cuando es "pa lante", pero cuando hay problemas, las cosas ya no son tan fáciles. En ese momento, cualquier persona hubiera apretado frenos hasta el alma. El impacto hubiera sido fatal. Por suerte mis reflejos no estaban afectados por la altura y la falta de oxigeno. El niño había salido por la izquierda, desvié la moto hacia la derecha al mismo tiempo que aceleraba a fondo. Suerte que Linda estaba en tercera velocidad y su respuesta fue contundente. Al desviar la moto evite el impacto frontal y al acelerar lo dejé por detrás, casi le impacto con la maleta lateral izquierda pero hubiera sido infinitamente menos trágico...

 

Como hielo bajo el sol.. así de rápido se iban terminando los días de esta etapa. Ahora solo queda retroceder, pero no sin antes cumplir la meta principal del viaje: Visitar con Linda el gran Lago Titicaca, el lago más alto del mundo navegable.  Tres mil ochocientos metros de altitud y allí aparece "un mar"!!! El eco del traqueteo de Linda retumbaba entre las montañas. A lo lejos, nubes amenazando lluvia. En el centro un claro. Pido, suplico, que la carretera me lleve a ese claro, pero mis plegarias no son escuchadas. No queda otra que detenerme y vestir el chubasquero. Ahora "plastificado" continuo el camino. Una gota, dos... doscientas... llueve ligeramente, pero continuo. Espera.......... qué es eso? Las mismas sensaciones que cuando vi el salar de Salinas Grandes en Argentina. UN MANTO DE AGUA ARRIBA EN LAS MONTAÑAS???? Contemplar el gran lago deja sin palabras, no puedo definirlo. El mar en medio de las montañas. Llamar al Titicaca "lago" es muy atrevido. Espectacular, inmenso, atractivo... La gran meta del viaje ya la contemplaban mis pupilas. Tenía frente a mí el punto de retorno de esta etapa. Linda y yo estábamos justo en la mitad. Ahora solo toca regresar... la vuelta atrás.

 

Feliz, muy feliz, con la sensación que se tiene cuando se llega a una meta, así me encontraba yo. Hoy dormiremos en Puno, una ciudad a orillas del lago, con un paseo (malecón) precioso bordeando el agua. También tiene iglesias, una catedral divina, plaza de armas, calles peatonales, etc. Marcamos los 3.800m de altitud, justamente la altura del Teide, la montaña más alta de España. Respiro profundo, ya no ruedo con Linda, simplemente paseo con mi compañera de viajes. La escucho sonar bien, eso me alegra enormemente.  La gente me mira mientras recorro las calles de Puno, que pensaran? un astronauta sobre una nave espacial? jajajjaaj... Y por supuesto, Puno es ante todo una ciudad comercial. Allí se "trafica" con cualquier tipo de mercancía que luego se vende en sus mercadillos. Visitarlos es un espectáculo y toda una sorpresa. Un ejemplo: un móvil que en España cuesta alrededor de los 350 euros allí lo compré en 60 euros...

 

Una visita relámpago a las islas de los Uros, el imperio de la totora, una planta parecida a la planta del trigo seco que nace en el Titicaca con la cual hacen casi de todo... Barcos, islas flotantes, utensilios, etc. Los Uros son unos indígenas que viven en esas islas flotantes fabricadas sólo con esa planta en el Lago Titicaca. Una treintena de islas conforman su comunidad. En cada isla aproximadamente unas 10 familias.  Los Uros viven de la pesca y la venta de artesanía de la totora. Fabrican preciosas maquetas diminutas de sus barcos. Confieso que yo compré una... Dato curioso: cuando en una isla alguna familia se enfada con el resto, cortan la isla como si fuera un bizcocho, Así se divide y quedan separados flotando cada parte por su lado.

 

Sabía que al día siguiente iba a ser mi despedida de Perú. Cruzaría la frontera ya a mi querida Bolivia. No podía irme sin deleitarme con el plato típico de esas alturas: Un buen "cuy". Un roedor, mitad rata mitad conejo, sin rabo, con orejas chiquititas pero exquisito de sabor. ¿Alguien desea compartir?

 

De pronto, un ruido impresionante de la parte de atrás de Linda, detengo inmediatamente y me voy al margen... qué habrá ocurrido, por favor que no sea grave... Me  espero una rotura importante. La prolongación del  guardacadenas  se había desprendido. Manos a la obra, desmonto las maletas, el asiento, quito la herramienta y en eso llega mi “amigo” Francisco... un vecino de por allí que apareció de la nada con una bicicleta. Se dirigía al pueblo a por gasolina. Siete hijos y siente nietos.. casi nada. Francisco me enredaba, siempre haciendo comentarios no me dejaba pensar pero al final me hacía compañía. Me preocupaba que todo lo tocaba y lo quería coger, temía que a alguna herramienta le "salieran patas" y desapareciera. La pieza quedó destrozada, así que la desmonté, el cubrecadenas en su sitio y ahora vuelta a "organizar" a Linda con sus maletas. Se me ocurrió darle una propina a Francisco por su "ayuda". Se subió a la bicicleta y se fue dejándome allí con todo revuelto. Eso me pasa por pagar antes de tiempo...

 

Las nubes.. ¡¡¡ay las nubes!!!! Negro, todo muy negro... tercer día consecutivo que lloverá. Casi sin darme cuenta llego a la última ciudad peruana, Yunguyo, y así a la frontera Perú-Bolivia. Las ruedas de Linda volvían a pisar terreno boliviano y la gasolina ya estaba causando estragos. Entre la altura, la falta de oxígeno, la gasolina con plomo y 85 octanos... de milagro andaba el motor. Qué suerte haberle quitado el catalizador antes de comentar el viaje...

 

De pronto llego a la orilla del Titicaca. Allí tocaba cruzar en las barcazas que tienen para ese propósito. Increíble que no se hundan. De poco calado, cuadradas y con motores fuera borda de 40 caballos!!!! Buses, camiones… todo cruza por allí. La travesía dura apenas 20 minutos, pero más de una oración se escapa pidiendo que no se hunda… El destino de este día es la capital boliviana, La Paz. Será el punto de retorno. Aquí daré la vuelta y retornaré sobre mis huellas, las de Linda, hasta llegar a Ecuador otra vez.

 

La entrada desde El Alto es problemática y muy peligrosa. Nos detenemos a la entrada, guardamos los accesorios como el gps y apuntamos directo al ojo del huracán. Un tremendo atasco me retiene peligrosamente. No quito los ojos de los espejos retrovisores. Veo la policía y me detengo. Comienzo a charlar sobre direcciones y lugares donde ir, el fin no era información lo que necesitaba sino que se fijaran en mí para que me controlaran. Esta cuidad es muy curiosa y llamativa. Está literalmente en un agujero!!! Rodeada por montañas altísimas, la carretera de entrada baja rodeándola hasta la parte más baja. Termina con una curva de derechas para no olvidar... Es espectacular ver todas las montañas alrededor blancas de nieve y en medio, más abajo, llenando todo el agujero la gran ciudad de La Paz. Me gusta, lo confieso.

 

Lastimosamente es muy tarde, llueve, hace frío y estoy en un lugar peligroso. No puedo sacar la cámara y me muero por hacerlo. Detener la moto en estas condiciones sería un suicidio. Pienso que como en pocos días tengo que regresar por esta misma carretera, lo haré en la madrugada cuando no hay apenas gente y entonces podré sacar fotos. Curiosamente el color que predomina en las casas es color rojizo ladrillo y no el blanco como se hubiera imaginado. Me enteré que las casas no las terminan por el exterior cuando las construyen para no pagar impuestos, ya que una casa sin terminar ni pintar por el exterior se considera en construcción y no paga ninguna clase de impuestos...

 

Si esta ciudad es un espectáculo en el día, no puedo explicarte lo que es en las noches... No hay un solo metro cuadrado que no tenga una luz!!! Espectacular, de verdad, una ciudad que parece un portal de Belén, y en estas épocas previas a la navidad, aún más adornada. La Plaza de Murillo, el centro de todos mis movimientos. Un día precioso aunque la gripe comienza a hacer estragos en mí. No siento el soroche o mal de altura, estoy "como en mi casa". Caminar y hablar al mismo tiempo queda totalmente prohibido para los que vivimos frente al mar. Así que, o caminas, o hablas.. tú decides. La gripe me está matando, en Cuzco me sentía mal de la garganta, en Puno tuve que ir a una "botica", y aquí en La Paz ya fueron los peores días.

 

Día siguiente toca reflexión. Hasta el momento llevo 12 días de retraso por averías de la moto, documentación en aduanas y la gripe. Llevamos 4000km y es justo la mitad de la etapa. Linda tiene el cable del embrague “tocado” y puede romperse cuando menos lo esperas, los rodamientos de la dirección destrozados y la gripe que tengo me tiene mermado de fuerzas. Qué hacemos? Seamos cuerdos. Retomar el viaje de vuelta sería una locura, necesitaría descansar 2 días más para que pase la gripe y tardaría unos 10 días de subida sin descansar ni una sola jornada. A este paso creo que comerías las uvas del nuevo año en algún hotel... Por otro lado, Bolivia me fascina, cada vez me enamora más y me niego a irme de este país sin visitar Cochabamba y Santa Cruz. Así pues, con la cabeza sobre los hombros tomo la decisión se seguir el viaje hacia Santa Cruz, olvidar la vuelta atrás que en las condiciones que se encuentra Linda sería peligroso. Allí dejaré la moto y volveré tranquilo a España. Pronto regresaré para continuar el viaje.

 

Temprano en la mañana preparo a Linda y casi sin darnos cuenta nos encontramos rodando por las calles de la capital de Bolivia. Esa ciudad que tanto me impacta y que no me canso de admirar... Me duele todo el cuerpo, sobre todo las articulaciones, la gripe me ha dejado para el vertedero… Hoy Linda si te pido algo, pocas veces te he suplicado por algo y esta vez no me queda otra. Por favor, hoy no te averíes, se que vas en pésimas condiciones pero yo no puedo con mi alma.. por favor, hoy sigue hasta el final, prometo dejarte como nueva desde que se me pase esta gripe, si?

 

Primera parada sería en Cochabamba. Menos de 400km pero se harían duros por mi estado de salud. Linda parece que va bien, solo utilizo el embrague cuando no me queda otra, el resto vamos en 5ª velocidad pero no más de 100km/h. No tengo ni idea como pude hacer tantos kilómetros en esas condiciones, no me acuerdo de nada, solo que de vez en cuando me fijaba y los kilómetros avanzaban muy rápido. Según rodaba, el frío era intenso pero soportable. Me tranquilizaba el saber que me dirigía hacia la parte más cálida de ese maravilloso país. Ya veo a lo lejos la ciudad de Cochabamba. Tranquila, ordenada y sobre todo, fácil de orientarse. Unos 10 km antes paro a repostar gasolina para tener ya el depósito lleno y mañana no perder tiempo a la salida. Mientras le ponen la gasolina a Linda, me entretengo con el mapa, debo aprender la ruta antes de meterme a la ciudad. Tres calles a la izquierda, dos rotondas a la derecha, cuatro cuadras recto y un giro de 180º para llegar al hotel. Listo, aprendido..

 

Por fin el hotel, subo a la acera y la gente me mira extrañada, ya se que no es costumbre en estos países que las motos se suban a la acera. Me detengo frente a la puerta principal. Ahora viene un gran esfuerzo, me concentro y pienso: Cómo voy a bajar de la moto? podré subir mi pie derecho lo suficiente como para que pase por arriba de la moto? Difícil tarea después de lo "malito" que estoy…

 

Cuando me bajo.. Maldita sea!!!! Linda con un charco de líquido debajo y aún sigue cayendo... "Estamos en las últimas compañera, ya tú y yo nos tenemos el retiro asegurado. Ahora que te ocurre princesa? no me hagas esto, mañana es el último día que cabalgaremos juntos en esta etapa, sólo nos faltan 400km de nada... y te vas a rajar?" Sin mirar más a la avería de Linda, me dirijo a la recepción del hotel, confirmo la habitación y vuelvo a la moto con la idea de quitarle las maletas. El botones del hotel me avisa sobre el charco que hay en el suelo... "ya lo sé", pienso... En mi rostro se lee la preocupación y la tristeza. Quito las maletas y me subo arriba de Linda con la idea de llevarla al garaje del hotel. No me quito de la cabeza el maldito líquido. Agua del radiador, seguramente... demasiado calor, mucha temperatura, algún manguito ha fallado. Ya dentro del parking vuelvo a mirar bajo Linda. Uy, mucho líquido... pero.. pero... HUELE A GASOLINA!!!! Qué pasó? esto no es normal, no es líquido refrigerante...  Confirmado, me hicieron la puñeta en la gasolinera donde reposté.

 

Última etapa de este capítulo. La carretera más bonita que había recorrido. Montañas enormes a los lados, el verdor, los precipicios, las vacas en la carretera, las curvas...  400km para no aburrirme. Docenas de ríos  discurrían tranquilamente bajo los puentes, lástima que no pude sacar muchas fotos por la falta de tiempo. Poco a poco la carretera se iba cerrando por la vegetación...  no dejaba de cantar la canción "te mando flores que recojo en el camino..." Estaba tan feliz que no tengo palabras para explicarlo. El ruido del motor hacía eco en las montañas, al mismo tiempo las aves, cruzaban en arriesgados vuelos rasantes. Culebras, iguanas, lagartos enormes eran casi compañeros de del viaje. Curiosamente según bajábamos de altitud notaba a Linda acelerar con más brillo. Increíble pero cierto, la falta de oxígeno nos tenía atontados. Hasta yo parecía más activo.

 

Las nubes comienzan a amenazar, pequeños grupos de nubes en el horizonte, ese horizonte donde nos dirigimos. Villa Tunari me avisaba que nos encontramos en la mitad del recorrido.  Sin darme cuenta, la noche se echó encima y por supuesto.. la lluvia. Mas o menos una hora de calvario y llegué a Santa Cruz. Linda marca ya casi 25.000km y aún no he llegado a la mitad del viaje.  Después de 5000km, un desierto, 2 montañas de más de 4500m de altitud, 2 de 4000, 3 de 3500, dos averías, 5 días de lluvia, muchísimos kilómetros de tierra, más de 35 depósitos de gasolina, muchísimo calor y muchísimo frío, la tercera etapa había terminado. 

 

Momentos ahora para reflexionar, hacer inventario de lo ocurrido, reír con las anécdotas, llorar con las tristezas pero sobre todo, disfrutar de este sueño que estamos haciendo realidad... Tengo que reconocer Bolivia me tiene enamorado. Sus gentes, el paisaje, las costumbres, incluso la comida me fascinan. Un país lleno de contrastes como nadie imagina. Un país totalmente desconocido. Estoy seguro que si preguntamos en Europa con qué países tiene frontera Bolivia, no lo sabrían.

 

Vuelo de regreso a casa. Miro alrededor, docenas de personas sentadas, con cara de enfadados, interesantes, pasotas. Ocupo el asiento 23A. A mi lado, ni idea porque no habla... Continúo con la lista de cosas por traer a mi regreso. Voy haciendo un repaso de las averías y problemas de Linda. Anoto en una pequeña hoja. Parece que la lista se va haciendo más grande y el papel más pequeño... Bummmm!!!! un golpe, miro por la ventanita y ya hemos aterrizado en Quito. Primera escala de regreso.  Que rápido se me ha pasado. Me queda todo un día para disfrutar de la ciudad antes de subirme al segundo avión con destino Madrid.

 

Tiempo suficiente para ir a visitar "la mitad del mundo", un monumento-museo situado en la latitud 0º0'0'' (la mitad del globo terrestre). Justo la línea del ecuador. Es de ahí de donde salió el nombre de este país. Ahora tocaba una foto curiosa, la que se sacan todos los turistas. Un pie en el hemisferio sur y un pie en el hemisferio norte. Curioso. Por último el gran reto del viaje… Poner un huevo en equilibrio sobre un clavo. Esto sólo se puede hacerse sobre la misma línea del ecuador, donde la fuerza gravitatoria es totalmente vertical, verdad Newton? Aproximadamente el 20% de las personas que lo intentan lo consiguen y se les entrega un diploma acreditativo. Otro reto, otra meta para el viaje...

 

Los que me han conocido en el viaje me han llamado "loco, valiente, temerario, atrevido...".

Pocos me han llamado "soñador"... pero todos, todos, me han dicho "¡¡¡VIVELO!!!"

 

Todos los capítulos del viaje América en Moto por José Ángel Pais:

1.- Capítulo primero: Preparación del viaje. Seis meses mirando al calendario

2.- Capítulo segundo: Comienzo del viaje hacia el norte. Destino Alaska

3.- Capítulo tercero: Atravesando 8 países para llegar al ecuador terrestre

4.- Capítulo cuarto: De Machala a Santa Cruz. Segunda vuelta por Sudamérica

5.- Capítulo quinto: Una mezcla entre Quijote solitario y Colón descubridor

6.- Capítulo sexto: Recorriendo siete países de Centroamérica en moto.

7.- Capítulo séptimo: Arrastrando problemas en la moto hasta la frontera con USA

8.- Último capítulo: Al llegar a Alaska, no hay más camino hacia el norte.

 
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