Tan solo teniendo en cuenta los datos de fallecidos en Canarias, publicados recientemente por la DGT, podemos ver cómo ha disminuido hasta en un 80% el número de las víctimas que perdieron a vida en accidente de tráfico. De los 176 fallecidos en carretera en 1998 se ha pasado a 39 en 2019, pero el dato que más nos angustia es que de esos "39" fallecidos, 31 eran motoristas.

La DGT presume, y que conste que nos alegra que pueda hacerlo por la disminución del número de víctimas totales, pero se equivoca al basar su programa de acciones para acabar con el alto número de motoristas fallecidos en multar, multar y multar. Consideramos que hace falta una mejor formación y el reconocimiento de que las infraestructuras adolecen de una visión para usuarios de dos ruedas.

La DGT se debería poner manos a la obra de una vez por todas. Pero no lo va hacer, porque seguimos viendo inequívocas señales de que seguirá tratando de curar al enfermo con tiritas… como llevamos haciendo desde hace años. No se entra en analizar las causas de los accidentes de motoristas, porque si lo hiciera debería reconocer las deficiencias de las infraestructuras o la falta de concienciación del resto de usuarios de la vía sobre la vulnerabilidad y fragilidad de los usuarios de motos.

La política de la DGT parece basarse en poder justificar su propia política recaudatoria

En ninguno de los informes aparece como causa de una muerte el impacto contra un guardarrail y los envuelve en la nebulosa de "factores concurrentes" que "pueden" desempeñar algún papel en la ocurrencia del accidente o el agravamiento de sus consecuencias.

¿Cuántos pasos de peatones personalizados con variopintos colores adornan el asfalto de muchos municipios de Canarias? Tampoco causan ningún accidente, aunque incumplan todas las sentencias al respecto.

Tampoco vemos en los informes crítica alguna a la propia responsabilidad de la administración en el estado de conservación de las carreteras en los accidentes, a pesar de que existe una directiva de la CEE (del 2008) para realizar auditorías del estado de las vías en términos de seguridad vial y aprobada en España por Real Decreto en marzo del 2011. Una directiva que Fomento se la pasa por el "arco del triunfo". Para la DGT, ni un solo accidente en este país está causado por los defectos (circunstanciales o estructurales) de la infraestructura vial.

Hasta la DGT reconoce que "el progresivo deterioro de las carreteras en los últimos años coincide con un preocupante aumento de las víctimas en accidentes de tráfico", pero en lugar de exigir las actuaciones necesarias a la administración, recomienda "reducir la velocidad para reducir el riesgo hasta que se pueda actuar en la infraestructura y solucionar los problemas de falta de conservación". ¡Vergonzoso!

Y para finalizar, la autorización para que los conductores de coche, con experiencia sobre dos ruedas "o no" puedan conducir motos de hasta 125cc, siempre que tengan tres años de antigüedad, es la gota que ha rebosado un vaso lleno de tragedia. ¿Sería mucho pedir que se les obligara a superar un proceso formativo?

El parque de motos sigue envejecido, con una media de antigüedad superior a los 15 años y con pocas posibilidades de renovación. Llama la atención que no se hayan planificado planes de financiación a la compra como sí se ha hecho con los coches o los vehículos eléctricos, algo que sin lugar a dudas impide el reciclaje y renovación del parque. «Llevamos 50 años culpando al conductor», decía Pere Navarro y quizá es momento de plantearse otra razón...

La DGT debería reflexionar y, si más de las víctimas en accidentes de tráfico son motoristas, deberían invertir al menos la mitad de los recursos disponibles en formación y prevención. ¿Cuántos conductores de motos saben sacarle partido a los ABS? La falta de pericia sólo se supera a base de experiencia... o con una formación adecuada, pero ninguna administración se pone manos a la obra. Siempre es más sencillo echar la culpa de todo sobre los "alocados" motoristas que, aunque no siempre sean los culpables, SIEMPRE somos las víctimas.