Los guardarraíles SPM salvan vidas de motoristas y ciclistas. ¿Qué impide su instalación masiva?

En pleno siglo XXI estos obsoletos sistemas siguen agravando y aumentado el riesgo de lesión

Frente a ellos, de poco sirve la seguridad activa, casco y demás elementos de protección

Un motorista ha salvado recientemente la vida gracias a los guardarraíles SPM con doble bionda que se encuentran instalados en el arcén de la autovía GC-2, concretamente en el kilómetro 5,3 en dirección a Las Palmas, en el barrio de Costa Ayala.

El motorista, que sufrió una caída que terminó con él y su moto deslizándose por el asfalto, se salvó de sufrir un accidente de graves consecuencias al impactar contra el sistema de protección gracias a que en su día se instalaron en la zona guardarraíles SPM (Sistema de Protección para Motoristas) con doble bionda.

Pero el de este afortunado motorista que tuvo la “suerte” de caerse en una de los pocos tramos de carreteras de Canarias que cuentan con el sistema de protección SPM, compuesto por un guardarraíl de doble bionda que impide que los motoristas impacten contra los soportes verticales o deslicen bajo los quitamiedos, ha sido uno de los pocos casos en los que “caída y SPM” coinciden en un punto concreto.

¿Qué más pruebas necesitan los responsables para instalar sistemas de contención lateral SPM en todos los tramos nuevos y la sustitución paulatina de guardarraíles desfasados en todas las carreteras que se sometan a reformas o reasfaltado?

A diario comprobamos, con gran angustia para los que vamos en moto, manchas de aceite y suciedad acumuladas en el asfalto y el mal estado del firme, a pocos metros de guardarraíles sin protección SPM. Zonas de curvas con grietas tapadas con un betún o alquitrán que es una trampa mortal para motoristas. Prohibidos postes con perfil en “H” o intimidatorias terminales en forma de “cola de pez” que hace años que no deberían formar parte del paisaje de las carreteras de Canarias.

Si hay un elemento peligroso para los motoristas en las carreteras de Canarias son los miles de kilómetros de guardarraíles antiguos (incluso los nuevos, sin SPM) que se encuentran instalados en la mayoría de la red viaria de Canarias. Están puestos para ofrecer cierta protección a los usuarios de la vía que viajan sobre 4 o más ruedas, pero para quienes circulan sobre dos ruedas constituyen una trampa mortal en el caso de caídas. Demasiados motoristas han muerto seccionados por los anclajes de estas señales o han sufrido amputaciones a lo largo de los últimos años. Impactar a no más de 29 kilómetros por hora produce un efecto de cuchilla, y existe un clamor generalizado entre el colectivo motero para sustituir estas “vallas” por otras más seguras, los conocidos como sistemas SPM, que tienen una banda metálica que hace las veces de rodapié y que impide que un cuerpo pase por debajo de los guardarraíles.

Este sistema de contención lateral se empezó a instalar en 1972. En 1995 se declararon peligrosos para los motoristas y la seguridad del tráfico. Desde entonces, han surgido muchos fabricantes con propuestas magníficas homologadas (SPM BASYC, SPM – S4…) que ya han aplicado en muchísimos países (véase Francia, Portugal, Italia, Alemania, Austria…). Mientras tanto, en España, en general, y en Canarias, en particular, estamos a la cola de seguridad en la carretera.

El coste de la instalación es uno de los argumentos que esgrimen las administraciones para negarse a afrontar el cambio, pero para lo que sí hay dinero es para seguir comprando costosos radares de más de 70.000€ y helicópteros de 280.000€. Tampoco parece haber presupuesto para mantener el firme de las vías en un estado mínimo que no ponga en riesgo la seguridad vial de quienes libremente hemos elegido disfrutar de las dos ruedas. ¿Nos rendimos entonces?