Un año más, Yamaha Flick Moto volvía a congregar a los usuarios de la marca de los tres diapasones en su sede de la Avenida de Escaleritas, 112 para compartir con todos ellos, y ellas, que también las había, una jornada de convivencia y de conducción en moto por paisajes de ensueño, que en esta edición de 2018 estuvo marcada por las diferentes condiciones climatológicas de cada tramo de la ruta.

En una acogedora mañana primaveral, con incertidumbre sobre lo que nos aguardaba durante la jornada del pasado sábado, el parking de Flick Moto se fue llenando del colorido grupo de moteros, moteras y motos que, como es tradicional, respaldan con su presencia la convocatoria realizada por el concesionario de Yamaha en Las Palmas. Saludos, bromas, fotos, consejos y los motores comienzan a cobrar vida, embriagando con su sonido la Avenida de Escaleritas.

Tras ajustarse los guantes y abrocharse los llamativos cascos, el grupo dejó atrás el concesionario Yamaha Flick Moto y se dirigió hacia el sur de la isla, buscando pistas que dejasen patente la llegada del verano a la isla redonda. Una primera parte de la ruta muy variada, con muchas curvas, buen asfalto y excelentes vistas.

En Santa Lucía, primera parada, el calorcito pretendía hacerse protagonista de la jornada, confirmando que la fecha del calendario no mentía, pero bastó enfilar la subida hacia el Roque Nublo, por Ayacata, para descubrir que el frio confirma lo que presagiaba la familia "Stark" de Juego de Tronos, y que no es otra que “el invierno ha llegado”.

El remedio al frio llegó en la Cruz de Tejeda, parada obligada en las rutas de los moteros de la isla, con cafés, caldos y contundentes rosquillas de naranja para reponer las colorías perdidas. Tras ver emerger entre la niebla reinante en la cumbre grancanaria a varios grupos de motos, tocaba el momento de continuar la ruta, eso sí, pertrechados con todo el abrigo que encontramos a mano en los recovecos o maletas de las motos.

La zona alta de Valleseco, nos sorprendió con los enigmáticos colores y olores del otoño. Fragancias de un terreno húmedo, de hierba esponjosa y de arroyos ocultos, que se meten por las rendijas del casco e invitan al grupo a disfrutar a ritmo más tranquilo de la magia de una tierra agradecida.

Dejando atrás las exigencias de la conducción por las sinuosas carreteras casi ocultas por la niebla, llegamos al punto de final de ruta, en Las Lagunetas, parte alta del municipio de San Mateo, donde las motos quedan aparcadas, en silencio, enfriándose tras el esfuerzo y toman en protagonismo las moteras y moteros, que se frotan las manos al bajarse de las motos y anuncian, con sus cómplices sonrisas, que este sacrificio de rodar con frio y niebla sólo es concebible para quienes aman esta pasión del motociclismo.

En definitiva, una jornada marcada por un tiempo inestable que, sin embargo, no impidió a los asistentes llevarse una gran experiencia con la ruta y la convivencia organizada por el concesionario Yamaha Flick Moto: “Para nosotros no se trata sólo de una actividad de fidelización, es un evento que tiene como objetivo agradecer a nuestros clientes el hecho de formar parte de la familia Yamaha Flick Moto, y qué mejor forma de hacerlo que con una fantástica ruta para compartir y disfrutar de nuestras Yamaha por las sinuosas carreteras de montaña de la isla”, afirmaron desde la organización, durante la comida que ofrecieron al medio centenar de participantes, adelantando además, que para la próxima edición se aumentarán las plazas porque “mucha gente se ha quedado con las ganas”.