Emilio Zamora, piloto oficial del Ducati Stunt Team, volvió a conquistar con su show acrobático al público canario que se daba cita en el Centro Comercial Las Terrazas del Parque Comercial Jinamar de Gran Canaria. Y lo hizo como sólo él sabe hacerlo, con arriesgadas e imposibles maniobras sobre cuatro, tres, dos, una o ninguna rueda sobre el asfalto.

El showman conquense se metió al público en el bolsillo con su exhibición de acrobacias, saltos y derrapajes con olor a goma quemada, en la exhibición más esperada deñ Motor Show Festival 2017 del Parque Comercial de Jinamar.

Comenzando la ejecución sobre las dos ruedas de su Ducati, que rara vez apoya las dos sobre el asfalto, Emilio es capaz de hacer todas las diabluras inimaginables, siempre sonriendo y buscando la complicidad del público, al que sabe contagiarle su entusiasmo en lo que es una clara prueba de sus cualidades como showman.

De las dos pasa a las cuatro ruedas del quad, al que también parecen sobrarle unas cuantas gomas. Que llega a quitárselas. Continúan las acrobacias, los saltos, el ruido y el olor a goma quemada, y los espectadores siguen con la boca abierta y contagiados de la alegría y la emoción emanada del riesgo que esconde cada uno de los ejercicios realizados.

El quad da paso a un espectacular coche que nos recuerda ala película de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? Más goma quemada. Más velocidad controlada. Y sobre todo, más magia al volante de un coche que el conquense controla a su voluntad y con el que juega haciéndolo derrapar a centímetros de la valla que separa a los entusiasmados espectadores.

Y para finalizar, Emilio le saca todo el jugo a otra Ducati en una secuencia encadenada de caballitos, derrapajes e incluso quemadas de rueda que enardecen a un público entregado. Una moto espectacular, con un atronador sonido, que domina y con la que Emilio se empeña en no hacer ni un metro en línea recta. Envuelto en una nube de humo y con el público pidiéndole más, llega el turno de las voluntarias que estoicamente aguantan en su sitio hasta que los labios del piloto de Cuenca se quedan a escasos milímetros de las valientes chicas.

Caballitos invertidos, cambios de pies y de manos sin bajarse de la moto. Hacia delante, hacia detrás. Todo es posible. Y llega el momento de la traca final, con un público completamente entregado y enardecido tras más de una hora de espectáculo sin pausa. Y esperan más humo, más rueda quemada, literalmente y un neumático reventado que deja la llanta en el suelo y al piloto al bravo piloto de Ducati sobre el sillón de la moto, despidiendo de esta manera a un público que ya está deseando volver a disfrutar de su incomparable show.