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Prueba Yamaha T-MAX 530 2015, la combinación perfecta

11 de Mayo de 2015

Prueba Yamaha T-MAX 530 2015, la combinación perfecta

El tiempo en el que los modelos resistían sin cambios en el mercado durante al menos un lustro, hace años que quedaron atrás y el cliente demanda productos nuevos, o al menos renovaciones cada dos o tres años. Las marcas lo saben, además de que les encanta, y para ello tienen a sus equipos de diseño trabajando incesantemente, para mantener la expectación y la novedad de cada unos de sus modelos.

 

¿Le llegó la hora de la renovación a la maxiscooter -o deberíamos decir, la moto- de referencia en el mercado?

 

Porque aunque la T-Max 530 de Yamaha goza de una salud envidiable, en 2015 ha recibido una ligera remodelación que tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano gracias a la inmaculada unidad blanca que Flick-Moto, el distribuidor autorizado de Yamaha para la provincia de Las Palmas, puso a nuestra disposición durante algunos días.

 

 

La diferencia más apreciable, a simple vista, es la introducción de una renovada y agresiva doble óptica con faros de LED en la parte inferior de la nueva cúpula. Pero, estética aparte, la mejora más importante es la llegada de una nueva horquilla invertida de 41 mm que según a fábrica, le otorga más firmeza y precisión en el eje delantero. Este detalle se complementa con las nuevas pinzas de frenos radiales de 4 pistones que muerden un doble disco de freno delantero de 267 mm -herencia directa de la Yamaha R6-, buscando más estabilidad en frenada, y como no podía ser de otra manera, con ABS en opción.

 

La instrumentación ha sufrido algunos cambios importantes y el arranque se realiza mediante un botón porque ahora la T-Max 530 viene con llave presencial. Así mismo se ha incluido entre sus accesorios una práctica toma de 12 voltios que permite conectar accesorios como un navegador o uno de esos Smartphone a los que tanto les gustan los enchufes y cargadores. 

 

Aparte de todo esto que hemos comentado, que no es poco, la número uno en ventas, mes tras mes, mantiene la configuración que tanto éxito ha tenido siempre entre sus adeptos y los que cada día se unen al club T-Max; un valiente motor bicilíndrico en paralelo de 530 c.c. capaz de entregar 47 CV a 6.750 rpm y un excelente par máximo de 52,3 Nm a 5.250 rpm, que propulsa a esta maxiscooter deportiva con chasis de aluminio y llantas de 15 pulgadas -de generosas dimensiones- en ambos trenes. Y todo esto aderezado con una postura de conducción excelente y una protección aerodinámica que los han han convertido en el maxiscooter de altas prestaciones más vendido desde su estreno.

 

 

La T-Max es una moto que te atrapa. La deportiva más sencilla de conducir que puedes encontrar en el panorama motociclista. Apta para todos los niveles de conducción y capaz de satisfacer a cada uno de ellos. Y todo aderezado en un conjunto práctico para el día a día. Quizá estas sean las calves de su éxito, pero no terminan ahí las bondades de la T-Max. Y si no, prueba una T-Max y descubrirás que los más de 1.500 clientes que cada año compran una de estas Yamaha en España, no pueden estar equivocados.

 

Este mimado modelo de Yamaha ha ido evolucionando con el paso de los años. Por las manos de nuestro equipo de pruebas ha pasado, al menos tres veces, a lo largo de los últimos 5 años y siempre nos ha dejado un buen sabor de boca que se reflejó en titulares como estos; Yamaha T-Max 530: Primus inter pares, Yamaha T-Max 500: la deportiva más fácil de pilotar, o Yamaha T-Max 500 ¿Moto o Scooter?

 

La primera T-Max llegó al mercado con carburación y un solo disco delantero pero con la novedad de equipar un motor que dejaba de formar parte de la suspensión trasera y se quedaba, como en cualquier moto, solidario con el chasis, de forma que la rueda trasera contaba con un basculante independiente del propulsor, con una suspensión trasera digna de tal nombre. En 2004 llegó la inyección electrónica y el segundo disco delantero. Cuatro años después, en 2008, la T-Max adoptaba el chasis de aluminio y ruedas de 15 pulgadas en ambos trenes que, junto al importante cambio estético, marcaron el comienzo de una leyenda en el mundo de las maxiscooter. Pero los clientes pedían más. Más motor, más caballos. Y en 2012 llegaba el modelo “530” -que hacía mención a la nueva cilindrada- y por fin aumentaba su cilindrada y potencia (aunque en menor medida que lo que los clientes demandaban) y eso se acompañó de una nueva suspensión trasera, que reemplazaba la transmisión anterior (cadena metálica interior al basculante) por una ligera correa dentada, además de cambiar la estética de la moto entera.

 

 

Pero vamos a centrarnos en los cambios que Yamaha ha introducido en el modelos de 2015, centrados todos ellos en la parte delantera de la moto; desde su nueva horquilla invertida, que de paso trae pinzas de freno de anclaje radial, a los cambios de la nueva iluminación con LED y a la nueva llave de contacto presencial.

 

La suspensión delantera ha cambiado por completo. La nueva horquilla es invertida. Las tijas, de nuevo cuño y mayor rigidez, sujetarán ahora las botellas de la horquilla y son las barras las que se mueven solidarias con la rueda delantera, una configuración utilizada habitualmente en motos deportivas y que ofrece mejor funcionamiento de la suspensión, tanto por la reducción del peso no suspendido como por la mayor rigidez del conjunto. Las pinzas de freno delanteras pasan a ser de anclaje radial, el «no va más» en cuanto a frenos, que frece una mayor rigidez. La versión especial «Iron Max» se distingue entre otras cosas porque la horquilla lleva sus botellas de color dorado, y las pinzas de freno a juego.

 

Situados en la posición de conducción descubres que no hay sorpresas. Todo está bajo control, tal y como esperabas. Arranque por botón y el suave bicilíndrico cobra vida y la melodía comienza a emanar sutilmente por la cola de su escape  -y no os quiero decir cómo suena el Akrapovic que está disponible como accesorio-. Arrancamos y en pocos metros, sobre todo si éstos no los hacemos en línea recta, apreciamos la mayor rigidez y el mejor control sobre la rueda delantera de 15 pulgadas. Ha ganado muchos enteros en agilidad, y no es que antes fuera una maxiscooter perezosa, y en conducción intuitiva. Sólo tienes que insinuarlo mentalmente y la T-Max te lee el pensamiento y “se tira” a la curva.

 

Los nuevos frenos sin embargo, no mejoran tanto la frenada de la T-Max como a priori pudiéramos suponer. Frena mejor, con más potencia, pero el tacto no es lo que nos esperábamos, sobre todo en la primera parte del recorrido de la maneta derecha. Aunque tampoco debemos olvidarnos que esta moto, dada su gran distancia entre ejes, requiere un pequeño toque del freno posterior para que la colocación a la entrada de la curva, sea perfecta. Si dominas la combinación de la frenada en ambos trenes, clavarás cada trazada. Una excelente consecuencia del cambio de horquilla es que te permite modificar esa trazada con mucha mayor solvencia que la anterior.

 

 

Los cambios en la carrocería comienzan por una doble óptica de mayor tamaño y con luces LED, muy visibles también de día y de gran luminosidad en la noche -además de consumir poca energía y ser prácticamente eterna, según el fabricante-. Las de luces de posición también son de tipo LED. En el frontal del carenado se distinguen ahora líneas más aerodinámicas y se mantiene la pantalla deriva brisas de buen tamaño y regulable en dos posiciones.

 

Aunque sigue manteniendo los dos grandes relojes y pantalla digital, el cuadro de instrumentos cambia sutilmente su diseño. Lo más novedoso a nivel electrónico llega a la llave de contacto presencial. De esta forma la T-Max se convierte en la primera Yamaha en contar con una llave que llevaremos en el bolsillo y, sin tener que sacarla, la moto detecta nuestra presencia y permite entonces activar el encendido, la apertura del hueco o el bloqueo del manillar, con pulsar el botón apropiado. Solo para la guantera delantera o para abrir el depósito de gasolina se usará una llave física. Otra novedad es la presencia, de serie, de una toma de 12V en la guantera. Mantiene inalterable el práctico hueco bajo el asiento, donde cabe un casco y permite cargar otros objetos por sus formas cuadradas.

 

La T-Max es una moto que ha conquistado a sus partidarios por el perfecto equilibrio. Algo que en Yamaha han conseguido, al igual que en las motos de Lorenzo y Rossi, introduciendo pequeños cambios que mejoran su comportamiento, pero sin reformas radicales que rompan ese equilibrio, esa “combinación perfecta”. Por eso el acierto de la nueva horquilla y los nuevos frenos son, si cabe, más beneficiosos al no descomponer un conjunto muy equilibrado.

 

 

En esas zonas de las medianías de Gran Canaria que tanto nos gustan, y en las que nos gusta someter a las motos a un recorrido combinado y de referencia para nuestro equipo de pruebas, pudimos apreciar realmente la mejora. En rectas es muy estable, a cualquier velocidad, y en curvas, tremendamente ágil; como siempre lo ha sido la T-Max. Tanto que incluso puedes sorprender a más de una “seiscientoserre” o “nakedmedia” a poco que se descuiden. Y es que en zonas de curvas, los caballos no lo son todo, y los 47 de la T-Max 530, dan para mucho. Las medidas -120/70-15 y 160/60-15- y la composición de los neumáticos permiten trasmitir al asfalto toda la potencia sobre cualquier superficie y avisan razonablemente en caso de pérdida de adherencia.

 

El motor es tremendamente suave y con una entrega más progresiva diría, si no supiera que no lo han modificado. La trasmisión secundaria por correa dentada se ha mostrado como la mejor opción para este tipo de moto, por limpieza, costes de mantenimiento, suavidad y eficacia. El suave bicilíndrico permite llevar los 220 kilos de la T-Max 530 a velocidades bastaste por encima de las permitidas y con la que cada recorrido lo harás con una sonrisa bajo el casco. Una moto -y digo moto, que no scooter- muy cómoda, práctica, limpia y con hueco para el casco que te permite además, hacer tus pinitos en conducción deportiva. Además, no encontrarás una maxiscooter con alma de deportiva más fácil de conducir. Todo lo haces con las manos. Llegas a la curva y frenas, trazas y a la salida, o antes incluso, abres gas a fondo y a por la siguiente… Así de sencillo.

 

La T-Max no es barata, pero se vende como churros. ¡Por algo será! Son muchos los motoristas convencidos y muchos los que cada mes pasan a engrosar las lista “Temaxeros” que disfrutan de la ciudad con uno de los vehículos más agradables de conducir del mercado.

¿Hasta cuándo te vas a resistir a la evidencia? Solicita ya tu prueba en Flick-Moto.

 

Unidad de pruebas cedida por Flick-Moto, Concesionario Oficial Yamaha en Las Palmas

 

Precio Yamaha T-Max 530.- 10.849 euros (Incluye gastos de matriculación)

Precio Yamaha T-Max 530 ABS.- 11.449 euros (Incluye gastos de matriculación)

 

Casco utilizado en la prueba Shark Speed-R Réplica Sykes

 

Prueba realizada por el equipo de  Canariasenmoto.com

 
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