Una soberbia ruta, el plato fuerte del 9º Aniv. de Aguiluchos del Valle

Unos 60 apasionados/as de las dos ruedas participaron en la jornada motera que “Aguiluchos del Valle” organizaba ayer en la Isla de Tenerife para festejar su noveno aniversario. Y no sólo hubo participantes locales, también hubo “canariones” que no quisieron perderse la fiesta de las dos ruedas.

Para recibir a éstos últimos, la ruta motera comenzaba desde el Muelle de Santa Cruz de Tenerife, para dirigirse todos juntos, en un variopinto y colorido convoy de motos, hasta la villa mariana de Candelaria, cuya Plaza de Los Peregrinos estaba lista para recibir a los motorizados penitentes. En el interior de la Basílica de Candelaria, las llaves de las motos fueron bendecidas y sus conductores pudieron acercarse a ver de cerca a la patrona de la isla.

Tras tomar un pequeño refrigerio, una sonora “bulla motera” anunciaba la despedida de una plaza que se asoma al mar y que está custodiada por los reyes guanches, y el inicio de uno de los platos fuertes del aniversario de Aguiluchos; la sorprendente ruta motera por carreteras secundarias y hasta terciarias de la zona sur de la isla. Y decimos, sorprendente, porque la mayoría de los participantes jamás soñaron que tenían al alcance unos tramos tan irreales, en un entorno real.

Desde Candelaria, rumbo sur hacia el Puertito de Güimar, con bajada a su coqueto club náutico. Punta Prieta y El Escobonal eran los siguientes puntos de paso antes de que el convoy se dirigiera a Fasnia y Lomo La Tose, ya en la carretera general del sur. La Sombrerera era el punto previsto para una parada de descanso, tras superar los hitos kilométricos de Rosquete y El Mojito.

Vuelta a la carretera, la vieja general, hasta Chimiche por la carretera de la vieja iglesia. Travesía de El Desierto, por San Isidro y desvío hacia Atogo para llegar al punto previsto para el almuerzo y la fiesta aguilucha; el Restaurante la cueva del Campesino, en Aldea Blanca (Chafiras).

Tras acallar el rugido de los motores, en la comida, de confraternidad entre moteros, se hicieron varios homenajes, entre ellos a “Moteros de Tenerife”, Moteros de Gran Canaria” y “Canariasenmoto”. La fiesta, que se alargó hasta las seis de la tarde, permitió además de compartir mesa y mantel, disfrutar de largas tertulias en las que la moto figuraba entre los temas preferidos.

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Una vez concluyeron los sorteos y la entrega de regalos, las motos tuvieron que acoger a los “bien alimentados” pasajeros y llevarles, por el sur de la isla, hasta Puerto de La Cruz, donde se alojaban los motoristas llegados de Gran Canaria y donde se daba por finalizada la ruta conmemorativa del noveno aniversario de uno de los clubes más activos de Canarias; “Aguiluchos del Valle”.

¡GRACIAS por el reconocimiento! ¡Nos vemos en el décimo!