Una silenciosa caravana de motos despidió a Aimar, el Ángel Motero

Siguiendo el deseo de la familia, cientos de moteros acudieron esta tarde a las puertas del Tanatorio de San Miguel, en Las Palmas de Gran Canaria, donde se hizo una emotiva y respetuosa despedida al Ángel Motero. Un homenaje silencioso, con cientos de cascos alzados al cielo, que la madre de Aimar agradeció diciendo: “Éstos son los moteros de verdad”.

La calle Ayagaures se quedó pequeña para albergar tal número de motos, que quedaron en respetuoso silencio, aparcadas frente al tanatorio en el que se vela el cuerpo del cuarto fallecido en el accidente de tráfico del pasado domingo en la carretera GC-200, a la altura del cruce de Veneguera. Con el casco en mano y mirada seria, los participantes en este homenaje multitudinario fueron acercándose al lugar donde estaban los familiares y los miembros del Dax Monkey Team, club al que pertenecían padre e hijo y con el que pasaban grandes momentos disfrutando de su pasión.

Las palabras sobraban. Todos los moteros sabían lo que había que hacer. Las miradas lo decían todo y la complicidad y el auténtico sentimiento del compañerismo de los moteros se palpaba en el ambiente. Convicción de que era necesario estar allí, sin alardes ni actitudes fuera de lugar. Solo era necesario acompañar en respetuoso silencio a esa madre a la que le han robado parte de su vida y que necesita saber que los moteros están ahí. Moteros de verdad. Moteros que no olvidan. Moteros a los que también se les ha arrancado una parte de su ser. Moteros emocionados. Moteros con lágrimas bajo el casco y con la voz rota que saben que un nuevo Ángel llamado Aimar les vigilará desde los más alto, velando por su integridad y lanzándoles una advertencia cuando el cuerpo pida más gas.

En el parking del Estadio de Gran Canaria, donde los moteros se concentraron para acudir en caravana hasta San Miguel, tuvimos ocasión de hablar con Benito, portavoz del joven grupo motero “Dax Monkey Team”, club al que pertenecían Carmelo y Airam y con quienes precisamente rodaban el día del trágico suceso: “Para nosotros la moto es una forma de vida. Disfrutamos con ella. Nos reunimos una vez al mes para regocijarnos con un paseo gozando de los paisajes de esta tierra nuestra. Incluso lo hacemos acompañados de nuestros hijos, que lo disfrutan tanto como nosotros”, aseguraba, realmente emocionado.

Benito quiso agradecer en primer lugar la respuesta de los moteros, tanto en este acto “que se nos ha desbordado” como en las muestras de cariño y apoyo a través de las redes sociales. Allí estaban todos los miembros del club “unos veinticinco”, decía Benito. “Incluso ha venido otros de los afectados en el accidente”, recalcaba. “Fue el primero en atender a Aimar, porque ese no era su día. Su moto quedó destrozada, como las otras dos afectadas, pero a él un ángel lo cogió por los hombros y lo salvo”, matizaba, emocionado.

“Los fallecidos han sido cuatro pero las víctimas somos todos los que amamos la moto…”

“La muerte de Carmelo y Aimar no puede ser una muerte inútil. Tiene que servir de catalizador para que todos seamos conscientes de que las carreteras no son un circuito. Todos podemos cometer imprudencias pero no puede ser que estando en una excursión, con nuestras pequeñas motos, disfrutando del paisaje a nuestro paso y de la brisa del viento en el rostro, haya quienes nos echen de la carretera”, admitía el portavoz de Dax Monkey Team. “A nosotros no van a quitarnos nuestras ganas de disfrutar de la pasión que nos seduce. Si alguien tiene que dejar de rodar por las carreteras son los que no entienden que éstas son de todos”, sentenciaba.

Efectivamente, las carreteras no son un circuito y, afortunadamente, en Gran Canaria hay instalaciones para quienes quieren practicar una conducción deportiva en un recinto controlado, sin los peligros de una carretera abierta al tráfico… “Nosotros no salimos a hacer carreras. Podemos ir a 40 km/h disfrutando como el que más, pero si hay quienes quieren sacar todo el potencial a los caballos de su moto, ya saben dónde tienen que ir. Me niego a dejar aparcada la moto y seguiremos disfrutando, sin olvidarnos jamás de Carmelo y Aimar, que se merecen un reconocimiento como el que hoy se les está haciendo”, concluía dando gracias a Dios “porque si llegamos a ir como siempre vamos, agrupados, todos juntos, hoy estaríamos hablando de muchas más víctimas”.

Descansen en Paz. ¡Ráfagas al cielo!