02 de Enero de 2016
Nos encontramos ante una situación inédita en la categoría motos: finalizada la era Despres-Coma, sus antiguos rivales por fin tienen vía libre para pugnar por el título. Pero tendrán que tener cuidado con los nuevos pilotos jóvenes de gran talento…
El Rally Dakar, probablemente la prueba más exigente del mundo del motor, comienza hoy en Buenos Aires. Atrás quedan los interminables meses de espera y preparación que darán paso a intensísimas horas en el desierto, siempre con los mismos paisajes y un calor extremo, donde la supervivencia y la resistencia eran el espíritu de la prueba. Ahora hay que correr, correr mucho para estar a la altura en las sinuosas pistas. Eso sí, las arenas y las dunas castigarán a los participantes y lo harán con la ayuda de El Niño. Este fenómeno climatológico provocó que Perú tuviera que borrarse del Dakar y hará que las temperaturas suban hasta los 40 grados durante la segunda parte de la competición.
Tras la partida sucesiva de Cyril Despres y luego de Marc Coma hacia nuevos horizontes, por primera vez en la historia del Dakar, no habrá ningún antiguo ganador en la salida. El dorsal número 1 brilla por su ausencia en la edición 2016, aliciente adicional para todos aquellos que tuvieron que contentarse con los puestos de honor durante el doble reinado de los antiguos pilotos de KTM. Además, podría tocar a su fin el dominio de las motos austríacas, a las que la competencia ha pisado los talones estos últimos años, sin lograr imponerse nunca a sus dos grandes pilares. Entre los aspirantes al título, Honda ofrece madurez técnica y de su moto, así como dos pilotos con una gran experiencia: Paolo Gonçalves, 2º en 2015, y Joan Barreda, ganador de 13 etapas en 5 años y capaz de irrumpir en el podio subiendo directamente a lo más alto. Yamaha, marca también japonesa, apuesta por otro valor seguro, confiando el puesto de jefe de filas a Hélder Rodrigues, miembro asiduo del Top 5 desde hace 10 años, así como por Alessandro Botturi, reciente campeón del Rally de Merzouga.
KTM tampoco se queda corta en el número de aspirantes que se han decantado por la 450 Rally con el equipo oficial o en otros equipos: las dos grandes revelaciones del año pasado Toby Price (3º) y el campeón del mundo de la temporada de rally raid, Matthias Walkner, sabrán defender los colores del fabricante, al igual que Jordi Viladoms (2º en 2014) y la sorprendente Laia Sanz, cuyos límites nadie conoce. Claro que tendrán que lidiar también con Olivier Pain y David Casteu, por un lado, y con Stefan Svitko e Ivan Jakes, por otro, todos ellos equipados con la misma moto. Además, la que se confiará a los dos pilotos líderes del equipo Husqvarna parte de la misma base mecánica que ya ha demostrado ser más que eficaz. El chileno Pablo Quintanilla (4º en 2015) y el portugués Rubén Faria (2º en 2013) no tendrán nada que envidiar a sus rivales por la victoria.
No va a ser nada fácil para los “outsiders” abrirse un hueco entre los grandes protagonistas del Dakar. Sin embargo, ese es el objetivo que se ha marcado Sherco, consciente de que Joan Pedrero cuenta en su haber con una victoria de etapa con la moto francesa y que Alain Duclos puede plantar cara a los mejores si recupera la regularidad que le aupó al sexto puesto en 2010. Por último, teniendo en cuenta la cantidad y la calidad de los jóvenes pilotos provenientes del enduro resultaría natural que al menos uno de ellos consiga entrar en el club selecto de la élite de la categoría. Se seguirá especialmente de cerca al español Iván Cervantes y a los franceses Antoine Meo y Pierre-Alexandre Renet, todos ellos campeones del mundo, en su estreno en el Dakar. Ricky Brabec, ganador de la Baja 500 en 2014 y Adrien Van Beveren, dos veces campeón del Enduropale de Touquet, completan el nutrido grupo de novatos que podría dar la sorpresa.
Este año los participantes deberán dar gas desde el mismo prólogo de hoy, que se disputa entre Buenos Aires y Rosario. A partir de ahí, el recorrido transcurrirá por pistas similares a las de las competiciones de rallyes, sin mucha arena y por caminos estrechos y resbaladizos. A la vez que avance la carrera, los pilotos verán como la altitud va subiendo hasta llegar a los 4.600 metros en la entrada a Bolivia, el punto más alto de la historia del Dakar. En ese país, los corredores que hayan sobrevivido a las primeras pruebas argentinas -se espera que la criba esté en la tercera o en la cuarta etapa- deberán medirse con la lluvia y el siempre peligroso Salar de Uyuni. Para terminar, el frío y las malas condiciones climatológicas darán paso al calor extremo y a las dunas. Ahí, con los físicos y las máquinas pidiendo clemencia, solo los más fuertes serán capaces de llegar el día 16 de enero a Rosario.
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