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Si no podemos controlarlas, prohibimos las motos

03 de Enero de 2014

Si no podemos controlarlas, prohibimos las motos

Curiosamente ayer mismo estaba hablando de esto con un amigo, con el empeño de los gobernantes de tutelar todas las facetas de nuestra vida. Por nuestro interés o por nuestra seguridad, claro. Y hoy me encuentro con la noticia de que en Vietnam, la solución a los problemas de tráfico, accidentes y muertes, pasa por prohibir las motos.

 

No hace mucho hablábamos sobre el peor lugar de la tierra para conducir una motocicleta desde el punto de vista de la seguridad vial. Y no, no era el Desierto de Atacama, el lugar más árido del planeta o el Valle de la Muerte, donde se han registrado las temperaturas más altas. Tampoco Oymiakon, considerada la ciudad más fría del planeta. Se trata de un lugar aparentemente más paradisíaco como la República Dominicana. Pero Vietnam no les sigue demasiado de lejos y han intentando buscar su propia solución e intentan prohibir las motos.

 

¿Por qué? Pues por algo muy sencillo. Algo a lo que recurren los dirigentes de los países cuando no saben gobernar: prohibir. Y de esta forma, si prohíben las motos se acaba con el problema de los muertos y heridos que, cada día superan en total la centena. La verdad es que si lo pensamos, para una población de 91 millones de habitantes y 37 millones de motos es una barbaridad.

 

La solución, tras la prohibición, es el uso de alternativas al transporte. Todas pasan por uno que sea fiable, económico y eficiente. Pero no es una tarea tan sencilla cuando hablamos de poblaciones tan sumamente grandes, con mucha gente que vive en las afueras dedicándose a la agricultura y que además usan la moto para todo: desde moverse de un lado a otro, a llevar a toda su familia pasando por el transporte de la mercancía que vende o compra.

 

Miles de motos circulando por las calles de Ho Chi Minh City, la ciudad con más motos del mundo.

 

Si embargo la última encuesta realizada da favorable la medida de la prohibición. Claro que no sé yo si la muestra será muy representativa de las necesidades del país ya que se realizó a un total de 57.000 personas. Y de 91 millones eso es, más o menos un 0,000626% de la población. Igual está un poco sesgada.

 

Digamos que este es el segundo problema al que se enfrenta una ciudad en términos de seguridad vial y movilidad. Si limitamos los coches y los sustituimos por motos, la fluidez del tráfico mejora pero llega un momento que de nuevo se convierte en un caos, como así está ocurriendo.

 

Por supuesto que prohibir no es la solución porque se destruiría también gran parte de la economía. ¿Qué pasa con los fabricantes de motos? ¿Y con toda la gente que vive de los talleres? Con ese parque móvil tan inmenso no hablamos de poca gente la que directamente come de las dos ruedas.

 

Si no prohibimos debemos educar pero claro, es una solución cara y difícil sobre todo en ciertos lugares donde la escolarización no es una de las piedras angulares. Mucha gente le cuesta leer y escribir, pero no por ello se pueden buscar otras soluciones alternativas para que se aprendan las normas de circulación o, más fácil todavía, se fomente el uso del casco ya que seguramente sólo con este pequeño gesto se reduciría enormemente el número de muertos.

 

Una intersección cualquiera en la antigua ciudad de Saigón, motos, tráfico, caos ordenado.

 
 
Fuentes de la noticia

www.circulaseguro.com

 
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