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Prueba Moto Guzzi V7 III Stone, tradicionalmente joven

20 de Octubre de 2018

Prueba Moto Guzzi V7 III Stone, tradicionalmente joven

Con esta tercera generación de la V7 de Moto Guzzi, la fábrica de Mandello del Lario ha puesto al día el modelo más popular de la marca por su facilidad de acceso, tanto económica como técnicamente. Además, La V7 III llega segregada en cuatro versiones: Stone, Special, Racer y Anniversario, siendo la versión Stone, como decimos, la más económica de las cuatro y por ello la puerta de entrada al universo de Moto Guzzi.

 

La gama de colores disponible es muy atractiva: Negro, azul eléctrico, verde camuflaje y amarillo enérgico.

 

V7 es uno de los modelos más célebres y conocidos de Moto Guzzi. Respecto a la versión anterior, la nueva Moto Guzzi V7 III Stone dispone de pequeños retoques que la diferencian de su predecesora, pero manteniendo inalterable el espíritu de la marca que creó su primera V7 hace más de medio siglo. Su fama mundial se debe en gran medida a la capacidad de mantenerse fiel a las expectativas y reputación de un mercado legendario como es el de Moto Guzzi.

 

Precio Moto Guzzi V7 III Stone.- 7.699 euros (Incluido descuento de 1.485 €) 

Puedes llevártela por tan sólo 199 €/mes y está disponible en versión A2 para quienes tenga esta restricción

 

 

Icono vintage, la V7 se ha convertido en la fortaleza de la gama y en la representante por excelencia de la moto italiana, distinta en concepto y diseño pero capaz de recoger todos los elogios de un público realmente heterogéneo. Desde los nostálgicos, ortodoxos de la marca italiana, a los cada día más numerosos amantes del mundo de las dos ruedas que se sienten seducidos por la estética exclusiva y las mecánicas más auténticas, las V7 ganan adeptos.

 

La V7 III Stone cedida por Tifón Motor, distribuidor del Grupo Piaggio para toda Canarias, destaca por su color verde camuflaje y por su característico bicilíndrico en V trasversal, pintado en un negro mate que le otorga ese bruñido de auténtica vintage. Desde que en 1967 el ingeniero Giulio Cesare Carcano tuvo la genial idea de diseñar un motor de estas características, que suponía una envidiable simplicidad a la hora de montar un eje cardánico, Moto Guzzi ha seguido sacando provecho al diseño original.

 

Aunque su objetivo no ha sido en de conseguir mejores prestaciones, el renovado bicilíndrico trasversal anuncia un 10% más de potencia que la anterior versión; concretamente 52 CV a 6.200 rpm., con un un par máximo de 60 Nm a 4.900 rpm. La diferencia de rendimiento entre uno y otro es más patente en la zona abaja y media del cuentarrevoluciones, lo que contribuye a una mayor facilidad de conducción gracias a una margen de utilización más amplio y progresivo.

 

 

Para conseguir esa mejora en el propulsor, la lubricación del motor se ha mejorado para una distribución del calor más óptima que repercuta en menores pérdidas de potencia por aumento de temperatura. La bomba de aceite aumenta su caudal para lanzar chorros de aceite que refrigeran los pistones. La distribución se ha rediseñado y la parte alta del motor, culatas, pistones y cilindros, también son completamente nuevos.

 

Moto Guzzi ha confiado en Marelli para la gestión electrónica del motor, lo que garantiza el exquisito funcionamiento que ha olvidado las toses de antaño y la sensación de inclinación al acelerar en marcha, algo que queda reservado a las subidas de régimen en parado.

 

Eso sí, el embrague sigue siendo de monodisco en seco, con 170mm de diámetro, pero ya no hace falta ser un aguerrido motorista hijo de Hércules para accionarlo sin problemas y sin fatiga por el uso. La caja de cambios dispone de 6 relaciones, con desmultiplicaciones distintas a la de la versión anterior, con el fin de aprovechar al máximo el aumento de potencia.

 

 

Ni tan grande ni tan pesada. La V7 III Stone ofrece una posición de conducción cómoda; a la antigua usanza, cuando las motos priorizaban la funcionalidad sobre la estética. El asiento, a 770mm del suelo, no es excesivamente ancho y los dos “pucheros” no entorpecen lo movimientos sobre la moto. Las maniobras en parado son fáciles, a pesar de los 209 kilos de peso. Puedes remar con las piernas para moverte en los aparcamientos o para maniobrar entre el tráfico de la ciudad.

 

El depósito de 21 litros sigue fiel al diseño deuna estética clásica, inspirado en el de la Moto Guzzi V7 Sport de 1971. El color negro es omnipresente en el motor, escapes, tapas laterales y guardabarros, dotando a la V7 III de una imagen poderosa, sobre todo en contraste con el marcial color verde camuflaje. Sin destacar en ningún aspecto especial, la planta de la Guzzi deja pensativos a los amantes a las dos ruedas que la contemplan, con interés, en cada una de las paradas de nuestra ruta.

 

A los mandos, más funcionales que los de la anterior versión, nos encontramos de frente con el cuadro  instrumentos, una esfera clásica de 100 mm de diámetro con el velocímetro analógico y con una pequeña pantalla digital insertada en su parte inferior con multitud de información: odómetro, y doble trip parcial, además de los parámetros habituales en cualquier moto. También indica los consumos, el instantáneo y el medio, reloj horario, temperatura ambiente, el nivel de control de tracción seleccionado, indicador de marcha engranada y con los valores de revoluciones mínimo y máximo, que pueden ser regulados por el propio usuario.

 

 

Su imagen de modern classic deja, sin embargo, espacio para la incorporación de asistencias tecnológicas a la conducción como el control de tracción, con dos niveles de intervención, y un sistema de frenos ABS que garantiza la seguridad a la potente combinación de disco delantero flotante de 320 mm con pinza Brembo de 4 pistones, ayudado por el disco trasero de 260 mm con pinza flotante de 2 pistones.

 

El chasis monocuna de acero, con espina dorsal central, se completa con una horquilla convencional de 40mm de diámetro y un par de amortiguadores traseros regulables en precarga, que garantizan un buen confort de marcha aunque para ello se renuncie a mayor firmeza en situaciones de gran demanda como frenadas u paso por curvas rápidas con firme bacheado.

 

Una vez en marcha, su comportamiento es revitalizante. Para ser un concepto tan clásico, dinámicamente no conserva achaques del pasado. Es más efectiva en cualquier situación. Nos encontramos con una moto perfectamente utilizable a diario. La posición de conducción es muy cómoda. También el asiento es confortable y el conjunto se percibe compacto cuando nos situamos a sus mandos. El funcionamiento de su V2 es correcto y salvo algunas reacciones del cardan un tanto directas al circular a baja velocidad, en el resto de operaciones es agradable, con una caja de cambios de accionamiento suave, al igual que el embrague.

 

 

Los 209 kilos se mueven con soltura en nuestra ruta por las carreteras más reviradas de Gran Canaria. La postura natural y relajada es tu mejor aliado para mantener un ritmo alegre sin que la fatiga haga mella en tu pilotaje. Todo fluye. El sofá, perdón, el asiento es realmente confortable y cuida de tus posaderas como si de una “gran turismo” se tratara.

 

Mi compañero de ruta, en una moto de diseño mucho más moderno, aumenta el ritmo, pero con la Guzzi no me quedo atrás. La forma en la que llega la potencia, a pesar de que nuestra unidad está limitada a 47,5CV para el A2, me permite acelerar aún con la moto inclinada, confiando en el control de tracción, para que los dos pucheros se mantengan vigorosos. El chasis se comporta aguantando las embestidas de cada pliegue de la carretera. No hay movimientos extraños y a la hora de echar el ancla, contamos con potencia dosificable para meter la V7 Stone justo por la trazada ideal. Lástima que los avisadores de las estriberas no nos den un poco más de margen para sacar todo el partido a unas gomas ( 100/90-18 delante y 130/80-17 detrás, montadas en llantas de aleación) que ofrecen un buen comportamiento.

 

Subiendo marchas, de forma suave aunque marcada cada una de ellas con el característico “clock”, no apreciamos ninguna reacción del cardan. Sólo bajando, sobre todo en grandes retenciones, el genio italiano deja traslucir los frutos del diseño de Giulio Cesare. 

 

 

Aunque dudo que haya muchos clientes que compren esta moto por las prestaciones puras, garra no le falta para hacer cómodamente y a ritmo alegre los tramos que más te gusta recorrer cada fin de semana. Y todo ello subido en una máquina de leyenda que mantiene inalterable todo su carácter y autenticidad, dos valores destinados a perdurar en el tiempo. Una moto que seduce a quienes sienten pasión por la mecánica y abrazan las estéticas más clásicas, fuertes y atemporales.

 

Tifón Motor, distribuidor autorizado Moto Guzzi, dispone de una unidad de pruebas

 

Equipamiento del piloto: Casco Shark Spartan Apics, Chaqueta Dainese Assen, Pantalones Alpinestars Denim Rogue y Botas Alpinestars SP-1 V2

 

Prueba realizada por el equipo de Canariasenmoto

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