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Prueba BMW C-Evolution, la sensación de vislumbrar el futuro

15 de Septiembre de 2015

Prueba BMW C-Evolution, la sensación de vislumbrar el futuro

“He visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. (Monólogo final del replicante Roy Batty en la película Blade Runner)

 

Algo así sucede cuando has probado la C-Evolution de BMW. Una sensación de estar ante uno de esos modelos que va a marcar el futuro de la movilidad urbana, fruto del reto asumido por el fabricante alemán en su decidida apuesta por las propuestas eléctricas. La, o el, C-Evolution no se parece a ninguna de los demás modelos eléctricos que han pasado por las manos de nuestro equipo de pruebas, su posicionamiento es de auténtico modelo Premium, y dispone de toda la tecnología de los modelos de cuatro ruedas de la marca, como el BMW i3, una referencia entre los coches eléctricos.

 

Gracias a Marmotor, el distribuidor autorizado BMW Motorrad en la provincia de Las Palmas, hemos podido probar el primer scooter eléctrico BMW. La marca alemana parece ser la primera marca europea que se ha tomado realmente en serio esto de que la movilidad eléctrica es el futuro. Ya lo han demostrado con su exitoso i3 de cuatro ruedas o, más recientemente, con el súper deportivo i8. Y su propuesta de dos ruedas nos ha hecho creer en ese futuro eléctrico. Nos ha convencido, aunque su precio de 15.350 euros le convierte en un vehículo al alcance de pocos bolsillos.

 

 

La propuesta cien por cien eléctrica de BMW, que se puede conducir con el carnet A1 y con el B de coche, tiene un claro parecido estético con el C 600Sport, sobre todo visto desde delante, con esos faros convencionales, con el de led, vertical entre los dos, y formas reconocibles a primera vista. Pero su armoniosa combinación cromática le confiere una personalidad propia capaz de embaucar a los viandantes que se lo cruzan por la calle. El verde fosforescente -casi vivo- resalta entre el blanco mate y el negro brillante de su cuidada y deportiva carrocería, que carece de un significativo elemento común en cualquier moto, el escape.

 

BMW ha confiado en su experiencia en el mundo de la movilidad eléctrica y en sus propias ideas a la hora de desarrollar esta C-Evolution. De hecho, la tecnología usada es herencia directa del desarrollo realizado para los coches. Con el i3 comparte baterías y algunos elementos para gobernar esa central eléctrica que lleva en su interior. La caja de aluminio, refrigerada, que alberga las baterías, forma parte estructural del chasis. A este entramado tubular de acero se atornilla al motor y también unas planchas de aluminio para formar el conjunto de chasis y subchasis.  Las suspensiones están formadas por una horquilla invertida delante con barras de 40 mm de diámetro, la misma que las del C 600Sport, y un mono amortiguador trasero que se encarga de regular los movimientos del basculante monobrazo. En el apartado de frenos encontramos discos de 270 mm, dos delante y uno detrás, todos ellos mordidos por pinzas de dos pistones y con sistema antibloqueo ABS. Las llantas son de 15 pulgadas, con neumático frontal de 120 y trasero de 160.

 

 

Y nos adentramos en el intrigante mundo de la electrónica aplicada a las dos ruedas, hablando de los tres elementos básicos que se encargan de propulsar a la C-Evolution. Por un lado, la batería que es “ese depósito” encargado de acumular la “gasolina” de la BMW, en forma de iones de litio. En segundo lugar  tenemos una electrónica, propia de BMW, que es la responsable de que cuando le des al mango todo vaya como debe ir. Y por último, el motor que convierte la electricidad en movimiento.

 

La batería es de ion-litio, tiene refrigeración por aire (con un ventilador adicional) y declara una potencia de 8 kWh. Para recargarse por completo -puede hacerse en cualquier enchufe doméstico de 220 V y 12 A- en unas 4 horas, y en 2:45 h se puede llegar hasta el 80%. Si la toma es de 220 V y 16 A, los tiempos se reducen a 3 horas y 2:15 h respectivamente. En nuestro caso utilizamos una toma de este tipo disponible y gratuita que hay en el parking del Centro Comercial Las Ramblas y que nos permitió cargar por completo la batería mientras hacíamos unas compars y tomamos un café. Con la batería “full” disponemos de una autonomía media de unos 100 km, aunque esto depende mucho de nuestra forma de darle al gas, perdón, al potenciómetro. Si eres fino le sacarás bastante más de 100km a la carga de la batería.

 

 

El motor eléctrico, aparte de los nulos costes de mantenimiento y de ser capaz de transformar hasta el 90% de la energía acumulada en la batería en empuje -los de explosión sólo aprovechan el 40% de la energía acumulada en forma de gasolina-, es un artilugio reversible, es decir, que con energía acumulada en la batería genera movimiento, pero con movimiento son capaces de regenerar energía para volver a cargarla. Un prodigio que ningún motor de combustión interna permite.

 

El motor refrigerado por líquido de la C-Evolution declara 15 CV nominales -precisamente por eso se puede ser conducido sin carné de moto-, aunque la “potencia pico” triplica esa cifra al alcanzar cerca de 50 CV en aceleración puntual. No encontrarás en el mercado ninguna maxisccoter que tenga una patada de salida como esta C-Evolution. Eso seguro. Comparando con un motor de gasolina, tendrías que irte a mecánicas de motos deportivas, y no cualquiera. Eso sí, llegados a los 120km/h, cifra que alcanza con relativa facilidad, la autolimitación entra en juego.

 

La electrónica es parte fundamental de esta maxiscooter limpia y silenciosa. Para mejorar la seguridad y facilitar su conducción tiene el sistema TCA (Torque Control Assist), un limitador electrónico del par motor que actúa para evitar el excesivo deslizamiento de la rueda trasera, ya sea en aceleración o en deceleración. A priori parece que suena demasiado elaborado para una scooter, pero es que la cifra de par que ofrece esta peculiar “scooter”, nada menos que 72 Nm disponibles de 0 a 4.500 rpm, obligan a llevar siempre alerta este “ángel de la guarda” que te ayudará cuando, por ejemplo, abras gas, como si te fuera la vida en ello, sobre un paso de peatones. ¡Todo bajo control! Lo más difícil de conseguir en este tipo de vehículos eléctricos es ese tacto fino del acelerador que te permita jugar con toda la potencia. Algo que BMW ha conseguido. La respuesta es buena y se puede dosificar a gusto del consumidor.

 

 

Nos subimos a la C-Evolution en una mañana lluviosa en la que el suelo del aparcamiento desliza bastante. El asiento es alto, pero se estrecha en la parte delantera y nos permite variar la posición para llegar con seguridad al suelo. No nos convence el tapizado que podría ser más antideslizante. Su peso, 265kilos a los que no hay que sumar el peso de la gasolina, pasan bastante desapercibidos al estar concentrados en la parte baja central. Sus dimensiones son generosas y sin embargo, en pocos minutos estarás “danzando” al igual que una bailarina de ballet, por las calles de tu ciudad.

 

Y es que el proceso de adaptación a la BMW C Evolution es mucho más rápido de lo que imaginas. Su comportamiento dinámico es similar al de cualquier scooter de sus dimensiones y peso. La posición es muy cómoda y tienes la sensación de que todo fluye de forma relajada. Ofrece un manejo muy intuitivo y nos obsequia con una precisión absoluta en las trazadas y una gran sensación de estabilidad. En este aspecto la propulsión eléctrica no impone grandes diferencias con el C 600 Sport de gasolina. Incluso diríamos que es más fino en las trazadas, con un tren delantero que pisa muy sobre el asfalto. La adopción de un amortiguador lateral, no había espacio para ubicarlo en otra posición, contribuye al buen comportamiento a la hora de ir rápido y no perjudica en las maniobras a baja velocidad.

 

 

En marcha, el tacto del gas es exquisito. Puedes ir cómodamente a la velocidad de una persona andando, sin el menor tirón, o sentir el impresionante empuje cuando abres gas a fondo y descubres que ningún maxiscooter del mercado te hará sombra a la salida del semáforo. Es asombrosa la aceleración de la C-Evolution. Y cuando cortas gas, en motor se invierte pasando a ser un generador que recarga la batería. Una sensación que varía dependiendo del modo de conducción que elijas. Algo que merece un capítulo aparte…

 

Tenemos, digamos, cuatro mapas de potencia. El más relajado es el Eco Pro que ofrece una aceptable, aunque limitada, aceleración y bastante retención cuando cortas. En el extremo opuesto encontramos el modo Dynamic con una aceleración “full throttle” y una retención igualmente agresiva. En medio de los dos encontramos el modo Road, que ofrece las sensaciones más parecidas a una scooter similar de motor de combustión, y el modo Sail, que podríamos definir como modo vela o planeo que no ofrece esa retención y deja fluir la inercia de la C-Evolution hasta que va decelerando por si misma. La más recomendable podría ser la opción Road que deja fluir todo el empuje del motor y retiene cuando cortas, pero con suavidad. El modo Dynamic se nos antoja demasiado brusco al reducir y en el Eco Pro, falta chicha. El modo Sail nos ha gustado bastante ya que jugando con la posición del puño puedes conseguir disfrutar de la suavidad o de la enérgica aceleración… ¡Hay que probarlo!

 

 

Todo lo que ocurre bajo el asiento está perfectamente representado en la gran pantalla con gráficos muy sencillos y visibles. De esta forma podrás sacarle el máximo rendimiento a cada carga de la batería y adaptar el modo de conducción a lo que más convenga en cada caso. Para el uso diario que cualquier usuario le vaya a dar a la C-Evoluction en una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria, donde las distancias no son muy abultadas, esta BMW limpia y ecológica cumplirá con creces sus necesidades. Con la batería totalmente cargada, probamos durante un par de días el ciclo de salir de Santa Catalina hasta el Campus Universitario, seguir hasta la zona comercial de Jinamar, volver a subir a Tafira y regresar de nuevo a Santa Catalina. En los dos casos, y según el indicador, la batería tenía carga para unos quince kilómetros más.

 

Las ayudas electrónicas a la conducción no están de adorno puesto que las prestaciones, a pesar de estar capadas en algunos aspectos, son impresionantes. El control de tracción puede sorprenderte a veces porque es un poco brusco, pero de no estar, seguro que te sería complicado mantener la verticalidad en más de una ocasión. Y el ABS, siempre lo hemos dicho, es imprescindible en motos de rueda “pequeña”, al tener menos goma en contacto con el asfalto.

 

Es una maxiscooter que ofrece muy buenas sensaciones dinámicas y que provoca emociones nuevas a todo el que la prueba. Probarlo y emocionarte es todo uno. Su facilidad y limpieza sorprenden, al igual que la confianza que brinda. La aceleración es brutal y hay que cortarse para no animarse demasiado. En zonas de curvas aprecias notablemente esa sensación de agilidad y control en marcha. ¡Qué bien disimula sus 265 kg! Y el ciudad, la silenciosa suavidad y dulzura, unidas a una práctica marcha atrás y a un caballete lateral que hace de freno de estacionamiento al extenderse, lo convierten el el vehículo ideal para cualquier ciudad que aspire a una movilidad limpia y sostenible.

 

 

¿Qué si yo me la compraría? ¡Si pudiera permitírmelo, con los ojos cerrados la compraría...! Y mira que a mí eso de los aceleradores electrónicos que son potenciómetros que hacen llegar la electricidad acumulada en una batería que alimenta un motor que a su vez mueve una rueda que impulsa un chasis en el que viaja mi culo… no es algo que acabe de convencerme. Me llamarás antiguo, pero me gusta el sonido del escape, sentir como engranan los piñones del cambio, notar como absorbe aire la caja de admisión e incluso me regodeo cuando circulo detrás de una de esas humeantes motos de dos tiempos que traen a mi pituitaria, olores a aceite de ricino…

 

Pero he de reconocer que la C-Evolution de BMW está marcando el futuro de las motos, al menos para ciudad; ofrecen una aceleración mayor que los de combustión, son silenciosos, no vibran, no contaminan y seguramente, dentro de unos años, pesarán lo mismo, costarán lo mismo y tendrán más autonomía. Incluso si nos ponemos a echar cuentas del ahorro en combustible y en el costoso mantenimiento de las mecánicas de explosión, igual no es tan cara. Las baterías, que sería el repuesto más caro, están garantizadas por cinco años.

 

Un presagio; si un día BMW consigue poner a la venta un vehículo similar a mitad de precio y con el doble de autonomía, las calles de las ciudades se llenarán C-Evolution

 

Unidad de prueba cedida por Marmotor, Concesionario Oficial BMW Motorrad

 

Precio BMW C-Evolution.- 15.350€ (Gestión de matriculación y transporte no incluida)

 

Prueba realizada por el equipo de Canariasenmoto

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