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Proteger, Avisar, Socorrer y el 112 en accidentes

06 de Diciembre de 2010

Proteger, Avisar, Socorrer y el 112 en accidentes

Capítulo 2.- En caso de emergencia, ¿le quitamos el casco?

Capítulo 3.- En caso de emergencia: ni mover ni dar de beber

Capítulo 4.- En caso de emergencia: lo que podemos hacer

Capítulo 5.- En caso de emergencia: acciones excepcionales 

 

Somos seres curiosos. Cuando hay una emergencia en la carretera nos da por caer en el efecto mirón y causamos verdaderos perjuicios a la fluidez del tráfico. Y cuando nos encontramos cara a cara con un coche que acaba de chocar, cuando nuestra ayuda es realmente necesaria, tenemos por lo general dos tipos de reacciones: o pasar de largo como si la cosa no fuera con nosotros, o lanzarnos al abordaje de la situación de manera precipitada y confusa, como si formáramos parte de un loco escuadrón de salvamento dirigido por los mismísimos hermanos Marx.

 

Ni una cosa ni la otra.-
Dejando de lado que la omisión del deber de socorro es un delito recogido en el artículo 195 del Código Penal, atender a un herido vial es un deber moral de cualquier persona. Sin embargo, a veces una mala ayuda puede ser el peor de los remedios, por lo que durante unos días vamos a dedicarnos en Circula Seguro a repasar cómo actuar en caso de emergencia, recordando qué hay que hacer en estas situaciones pero, sobre todo, explicando qué no hay que hacer cuando nos encontramos ante un siniestro vial. En esta primera parte, nos encargaremos del protocolo PAS (proteger-avisar-socorrer) y de su importancia a la hora de comportarnos en caso de emergencia.

 

‘Primum non nocere’ - “Lo primero es no causar daño”, reza la máxima de cualquier estudiante de Medicina, y eso es un detalle que debemos tener en cuenta todos cuando nos encontramos en el escenario de un siniestro vial. Lo primero es no causar daño, no incrementar la gravedad de las consecuencias del siniestro.

 

En ese sentido la tecnología nos ayuda con los elementos de seguridad terciaria, aquellos que evitan que se agraven las consecuencias de la colisión. Sin embargo, al atender a los heridos, a menudo nos precipitamos y actuamos de una manera que puede ser incluso perjudicial. Para muestra, un dato. Se calcula que un 10% de las lesiones medulares se deben a una desafortunada decisión por parte de las personas que atendieron al herido vial antes de que este llegara al centro hospitalario.

 

Pero la solución tampoco consiste en pasar de largo con la excusa de que es mejor no hacer nada. Es una reacción comprensible cuando uno no sabe qué hacer y teme agravar las consecuencias del siniestro. Sin embargo, un truco mental que nos puede ayudar es pensar: “lo peor ya ha ocurrido y yo no he sido el responsable, así que voy a hacer hasta donde pueda”. De hecho, nadie le va a exigir a alguien que presencia un siniestro vial que haga más de lo que puede.

 

Precisamente, para evitar problemas a la hora de actuar en caso de emergencia, contamos con un protocolo que nos ayuda a establecer el orden en que debemos realizar nuestras acciones. Es una pauta que deberíamos interiorizar por dos motivos: el primero es que el conocimiento sobre qué hay que hacer y qué no hay que hacer nos dará serenidad a la hora de tomar decisiones, y el segundo es que este protocolo de actuación, bien empleado, da espléndidos resultados.

 

PAS: proteger, avisar, socorrer
Para actuar de manera ordenada, tenemos el protocolo de actuación PAS, de las siglas que significan lo siguiente: Proteger   -   Avisar   -   Socorrer

 

Y para una acción realmente coordinada y eficaz, es imprescindible que este protocolo se lleve a cabo exactamente en ese orden: P-A-S, y no SPA ni SAP, que suelen ser las operativas que se suelen adoptar espontáneamente y que obtienen el fracaso como respuesta. Además, las que marca el protocolo PAS son acciones que a veces se pueden llevar a cabo de manera simultánea si hay varias personas dispuestas a ayudar y siempre dependiendo de sus propias capacidades. En casos así, es positivo que uno de los presentes, a poder ser una persona con conocimientos de primeros auxilios, desempeñe el papel de líder del grupo y reparta las tareas que hay que realizar.

 

Proteger.-
Lo primero es protegernos a nosotros mismos. De nada vale un auxiliador atropellado, y eso es algo que en muchos casos se nos olvida cuando, empujados por las prisas de ayudar cuanto antes, saltamos del coche y nos lanzamos a la carretera sin recordar que, al menos en vías interurbanas, debemos hacer uso del chaleco y caminar con cuidado e invadiendo la calzada sólo lo que sea estrictamente necesario porque, como ya explicamos en una ocasión, el chaleco nos hace visibles, pero no inmortales.

 

A continuación debemos proteger la zona afectada por el siniestro. Si señalizamos la zona de manera adecuada, empleando las luces de emergencia, y las de posición cuando sea necesario, y situando los triángulos de preseñalización de peligro para que sean visibles a 100 metros de distancia, daremos pie a que el resto de los conductores tomen medidas para evitar colisionar contra nosotros. También debemos proteger el vehículo o los vehículos siniestrados cortando el encendido y retirando las llaves de los vehículos. Finalmente, proteger significa también velar por que el resto de los conductores no avancen y se vean involucrados en una nueva colisión, y significa también pedirles colaboración si su ayuda nos es necesaria, aunque debemos evitar por todos los medios que se acumule gente a nuestro alrededor que en realidad no haga nada.

Proteger la zona avisando con gestos a los conductores de los vehículos que siguen circulando es una labor que bien puede desempeñar… una persona aprensiva, por ejemplo.

 

Avisar.-
Mientras hemos protegido la zona, habremos tenido tiempo de hacer una recopilación de datos que vamos a emplear para dar aviso al 112, número de teléfono único para toda Europa de los servicios de emergencia al que podemos llamar incluso aunque no conozcamos el PIN de un móvil e incluso aunque nuestra operadora no tenga cobertura en el lugar en el que nos encontramos.

 

Las personas que nos atenderán están acostumbradas a esas situaciones, pero nosotros debemos ofrecerles información veraz para que su tarea sea lo más eficiente posible, ya que de cómo lo hagamos puede depender que la asistencia llegue pronto y con medios suficientes. Debemos informar al 112 de los siguientes aspectos:

  • Lugar del siniestro, que incluye el nombre de la calle o carretera, el sentido de la circulación, el punto kilométrico, etcétera. Cuanto más precisos seamos, más fácil será localizar nuestra ubicación. Hay que tener mucho cuidado con topónimos duplicados o con aquellos que puedan dar pie a equívocos, como si existe un “Villatal de Arriba” y un “Villatal de Abajo”, para entendernos, y puede ser de utilidad dar referencias del lugar como una fábrica conocida o un lugar popular en la zona.
  • Número de heridos y su estado de gravedad apreciado en una primera evaluación, en función de si respiran y cómo lo hacen y de si responden o no a estímulos: desde un pellizco hasta una pregunta sencilla. Hay que verificar, incluso usando linternas, que en el interior de los vehículos no ha quedado nadie sin contabilizar o que no ha caído por un terraplén, por ejemplo. No sería la primera vez que nadie se percata de que hay un niño herido que queda oculto en el suelo del vehículo. También conviene informar sobre si hay personas atrapadas o si las posibles lesiones que tienen sugieren la participacion de equipos de rescate.
  • Datos adicionales, como la presencia de un camión que transporta mercancías peligrosas, por ejemplo, o el hecho de que alguno de los que están presentes tiene conocimientos de socorrismo y primeros auxilios.
  • Nombre y teléfono de contacto, por si hay dificultades para encontrar el lugar o por si necesitan más información.
  • Y, sobre todo, nunca colgaremos el teléfono hasta que nos lo pidan desde el otro lado de la línea.

Avisar al 112 es una labor que bien puede desempeñar… una persona metódica, por ejemplo.

 

Socorrer.-
Aquí es donde nos vamos a detener más, ya que es donde más problemas de seguridad terciaria nos podemos encontrar. Existe una larga lista de cosas que no deberíamos hacer jamás y algunas labores que cualquier persona con un mínimo de serenidad puede realizar sin una formación específica, sólo teniendo presentes algunas pautas generales para evitar el empeoramiento de la situación.

 

Cuando se produce un siniestro en la carretera hay tareas que resultan valiosísimas y que puede llevarlas a cabo cualquier persona aunque sienta una cierta aprensión por los asuntos sanitarios. Proteger y avisar está en sus manos.

 

Idea y redacción original: Dr. Josep Serra

 
 
Fuentes de la noticia

www.circulaseguro.com

 
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