Pepe Morales, notario de la inauguración del Garaje Isla Perdida

El garaje local de Isla Perdida lucía sus mejores galas para la recepción organizada con motivo de su inauguración el 29 de noviembre de 2014.

Los preparativos discurrían desde un mes antes. La complejidad del asunto y la ilusión conllevaba un minucioso plan que luego se descubrió quedó cumplido a la perfección. Con la repartición de tareas, entre ellas la de un zafarrancho de limpieza a fondo, culminó con la colaboración del paellero mayor y rey de la garbanzada, el ínclito Andresín.

Contamos con la asesora en persona de la vecina, joven de espíritu, que nos dijo como revolver los garbanzos.

Entre tanto iban llegando los invitados, sorprendidos de las unidades expuestas, todas motos clásicas y antiguas, por supuesto. Lo más moderno que dejamos entrar son las latas de cerveza. Mientras la paella seguía su proceso natural, dábamos buena cuenta de la pata asada, papas arrugadas, choricillos diversos, pan de puño y diversos entrantes.

Pepe Monzón tuvo el gran detalle de regalarnos un ejemplar de su libro “Historia del motociclismo en Canarias”, dedicado por él, lo cual aumenta si cabe, su gesto.

René acudió en su VW escarabajo, dando la nota bóxer que algunos agradecimos sobremanera.

El ambiente vivido fue inenarrable, compartiendo ampliamente nuestra afición.

Visita entrañable la del amigo Sergio, lo cual confirma que la familia motera sigue los inescrutables designios del destino, uniéndonos todos en franca camaradería.

Cuando llegó la representación del Vespasión, se acabó la tranquilidad, pues trajeron guitarras, timples y unas tremendas ganas de pasarlo bien, situación que lograron al pleno, yéndose a las 00,30 h al acabarse las cervezas y alguna incauta botella de ron que se dejó caer. Feli y JuanMa son el alma de ese equipo.

La repostería estuvo a la altura, quedando sólo las bandejas.

Con este acto queda inaugurado oficialmente este grupo de amigos, los perdidos pero ya encontrados para siempre entre sus amigos.