Los puristas exhibieron sus joyas de dos ruedas en San Mateo

El VII Encuentro Interinsular de Motos Clásicas y Antiguas de Gran Canaria, rubricó un fin de semana de familiaridad y solidez motorìstica. Fiel a los principios básicos del concepto, los bien llamados puristas, sacaron sus mejores galas para manifestar con ejemplo el potencial dormido que goza la isla redonda.

La moto clásica está en áuge, nunca mejor valorada, una mayoría de edad que le concede un futuro en plenitud restauradas muchas, conservadas pocas, todas bajo el mismo lema: Pasionales con la gracia del encanto añejo.

La causa más que justificada. El encuentro más que entrañable. Rodar por la climatología isleña en un variado escenario de verano prematuro, donde los alisios adormecen los verdores pastizales,  las carreteras invitan a jugar en el bosque y a descubrir con miradas un paisaje de ensueño, que hacen más grande e intenso vivir en el Atlántico.

La gracia, oír rugir las japonesas de los setenta, dos o cuatro tiempos hermanadas, las distinguidas inglesas veteranas, las esbeltas italianas coloridas, las ligeras españolas consagradas, las musculosas alemanas alineadas, y entre tanta clásica perenne las tímidas paisanas de pequeña cilindrada, la moto del vecino, del intrépido, del nostálgico, del verbenero, una moto para cada amante epedernído, un suspiro para cada recuerdo cultivado.

San Mateo exhibió su mejor escenario, su cálida recepción. Esta vez las carreras de caballos tan famosas en los altares agrícolas, se fundieron con la eterna feria y mercadillo, desde la Hoya Viciosa hasta la calle del Molino, era una romería de curiosos, un rosario de transeúntes, una procesión motorizada por momentos. Todos encontraron razones para dar una vuelta al pueblo, allí justificarían la visita: folklore, caballos, fiesta, mercadillo y motos.

Motos en la calle de paseo, motos en el parque exposición, motos en la tele, de carreras

Por un dominical diferente, brilló el sol en los cromados, lució el color en los tanques, se desvelaron las marcas dormidas, se escuchó melodías del ayer mezcladas con aires festivos, se dibujaron sonrisas y abrazos de reencuentro, se escucharon historias privadas de motos extrañas, novedades felices de gente presente, orgullosos propietarios recibiendo halagos.

Un final feliz y soleado de un fin de semana intenso. Y es que el encuentro de motos clásicas y Antiguas de Gran Canaria pasa a ser por derecho propio fecha marcada en calendario, por sensaciones y regocijo. Por el honor y la defensa del patrimonio clásico de las islas, un día del club para todos los que aman el motociclismo, los que comparten momentos entrañables junto a sus pasiones.

Felicidades compañeros motorizados por compartir lo que nos une.

Feli Santana