Un relato de Feli Santana con fotos de Marcelino Ortega

Pocas veces en la historia hemos asistido a una fusión tan rotunda de un evento deportivo de la moto con las bendiciones de un municipio que aportaba lo mejor para la práctica y el desarrollo del Enduro genuino. La Villa de Ingenio, municipio de medianías sureñas, mostraba un carácter acentuado y rural con notable abandono del campo. Un campo minado de sendas y trialeras donde poner a prueba el desfogue de una actividad que venía pisando fuerte. Por ello nos sentarnos hablar del proyecto con visión de futuro. Era fácil, sobre todo si el equipo humano era receptivo y ambicioso, como así sucedió en el despegue del deporte de la Villa de Ingenio, con José Miguel Ramírez como concejal de deportes apuntalando la iniciativa.

A todas luces, salir huyendo del frío del norte y de las calamidades organizativas de Santa María de Guía y aterrizar cerca del aeropuerto en un vergel para el Enduro, fue un regalo a la motivación y el entusiasmo desde el minuto cero de salida. Visitamos unas cuantas veces los andurriales de Ingenio y descubrimos cada nueva visita las cientos de posibilidades y combinaciones para hacer recorridos diferentes y genuinos con el grado de dificultad que se quisiera.

La rumorología fue creando un ambiente increíble. Hablando con uno de los pioneros del conocimiento del Enduro y principal animador a que emprendiera la aventura organizativa en Canarias, el amigo Pepe Beltrán. Nos gestionó la posibilidad de traer un trío de ases nacionales para fortalecer la primera cita. Le dije: “Haz la gestión de pilotos que yo busco el presupuesto de los billetes y motos y me ocupo del resto”. Y así arrancamos como los enanitos de Blancanieves, felices, cantando entusiasmados a la mina del reto.

El Centro Comercial La Cantonera ofrecía un escenario perfecto para el arranque: Espacio, distribución, proyección. ¡Uf! Demasiado bonito todo para que dure. De momento, teniendo a favor la experiencia y errores de "Piedra Molino", entramos en un nuevo formato del Enduro. Grandes desniveles desde el nivel del mar de la crono de la Playa del Burrero, a los cerca de 1.000 metros de altura de los altos del barrio de La Pasadilla, y en medio, cerca de 50 kilómetros de bucle con una acertad selección de pistas caminos y trialeras.

Confirmamos la participación del Team Boluda, con Tony Boluda al frente, que venía de coronarse ganador de varias etapas en el Dakar. José Luis Steuri, recién proclamado campeón de España de Raids. Carlos Solano, dakariano pupilo de Boluda. Y Sergio Sabater ,otro gallito emergente de los Enduro nacionales. En la cantera canaria, lo mejor de las dos provincias; Pablo y Jorge de Rosa, con todo el Team Aucasa Honda, Buenaventura Darias y lo mejor del sur tinerfeño, Mameg, Ucho, Miguel Brito, etc. En Gran Canaria Fran Medina, Carlos Trujillo, Pepe Beltran, Benito Diaz, algunos clásicos Luis de la Macorra, Armando Navarro, Paco Pérez y un montón de noveles pisando fuerte.

La presentación oficial del evento contó con un nivel mediático considerable y la presencia de Juan José Espino, alcalde, concejales y federativos.

El duelo estaba servido, y el curro del montaje; podio, cientos de señales, estacas, miles de metros de cintas para las cronos, distribución de controles horarios, y de paso, alojamiento, personal, comidas, etc. Una anécdota curiosa fue que, cuatro días antes, me tocó pasar muchas horas esperando a que la oficina de recaudación municipal terminara de cobrar los impuestos para que me dieran las 360.000 de las antiguas pesetas para pagar los billetes de las motos. Y es que tal honor, el de que las motos viajaran por vía aérea, fue el único en la historia de las carreras en Canarias. Motos enjauladas en las bodegas de un Iberia. Curiosa estampa anacrónica.

El despliegue humano para el control de la carrera superaba el habitual en la mayoría de las veces. Participaron más de cincuenta compañeros y amigos del "Roque Nublo" desplegados en los soleados y pedregosos desiertos de medianías. El primer tramo cronometrado, en el rápido Barranco de Guayadeque y la crono de la playa del Burrero, marcó el ritmo de una carrera que prometía dureza y concentración. La crono del Cercado Grande, en los aledaños de la carretera de Cuatro Puertas, metió a los especialistas en Enduro en la realidad. Más cuando la distribución del formato de Carrera se definía con desgaste contra el crono en las especiales y la segunda parte del bucle el ascenso al "infiernillo". Desgaste físico en los controles horarios y trialeras.

La desconocida trialera del infiernillo puso la guinda a una dureza ajustada y desmedida. El factor calor iba cocinar a fuego lento la esencia de los cimientos de la catedral del Enduro en Canarias. Con una sola vuelta al sprint del recorrido ya teníamos la medida de la fatiga. Quedaban los controles horarios, y controles de paso, hacían que muchos comenzaron a pinchar por debilitamiento físico y psicológico. Y aún les restaban dos vueltas más al bucle del recorrido.

Recuerdo que siempre me apoyaba en referencias y observaciones para saber la medida de la dureza y saber si cubría las expectativas deseadas. Pues bien, nuestro piloto de "Regreso al futuro",Benito Díaz con la Ossa Pioner 250 de finales de los ochenta, mantenía el pulso de la carrera, con un ritmo brutal. Teníamos claro que todo lo que le faltaba a la moto, lo ponía él. Y para el resto de los contrincantes esa casta era puro respeto a la competición y a los rivales. 

Al final, todos desfondados y felices, entrega de premios de honor con la corte municipal al frente, orgullosa de su prueba de nivel resuelta y justificada. Para la mayoría de los pilotos se habían puesto los verdaderos cimientos de una disciplina genuina. Una suerte de casualidad, de momento. La historia de este magno Enduro acaba de comenzar, por 10 largos años de vida, éxitos y calamidades.

Más relatos de Feli Santana en rinconviejasglorias.blogspot.com