Por Pepe Morales

Como estaba  previsto en el calendario anual, salimos este sábado alrededor de las 10 h con las motos más emblemáticas de nuestro club, comandados en esta ocasión por Paco Quintana y su fiable inglesa Velocette modelo 350-500, con amortiguación regulable para las tumbadas en curvas. No pudimos convencer a Rufino y Benito para que tomaran la delantera y no tener que esperarlos, dada la escasa cilindrada declarada en las italo-hispanas Ducatis, pero se ve que tenían algún aditivo porque aprovechaban las curvas y ratoneaban a su antojo.

El monotemático BMW/2 estuvo representado por las R69 de Cristóbal, Sergio y Nonín, como siempre ningún problema con ellas, al igual que la R50 de Marcelino.

La Nimbus 750 de Jan llegó también por el camino más largo, Artenara, Tejeda pueblo y Cruz de Tejeda, parece que el ruido de válvulas lo desconcentró en un cruce.

La representante de dos tiempos, colorida de  patriota norteamericana abanderada, magistralmente pilotada por Orlando, que ni se queja de la espalda por la postura agazapada por su carenado.

Subiendo por San José del Álamo llegamos a Teror, donde repostamos en los nuevos botellines de aluminio donde la cerveza queda muy fina.

Saliendo de Teror una moto inglesa que no era la AJS desfalleció un poco de embrague, pero gracias a las opiniones de todos y un pedazo de verguilla que adaptamos se solucionó el problema, respirando aliviados los ducatistas que esperaban angustiados cerveza en mano en Los Rubios. Ya en la Cruz de Tejeda descansamos, encontrándonos a otros aficionados a las dos ruedas y turistas que sacaban fotos. La burra, como siempre, al sol, mientras su propietario descansaba a la fresca sombra. Una caravana de clásicos Mercedes pasó en ese momento. Y ya era hora de ir hasta el Desván de la moto, cerca de San Mateo, donde fuimos tratados muy bien, ambientado con decoración propia de su nombre.  La sobremesa la amenizó el veterano Gerardo, con sus historias pasadas de 40 años atrás que nos dejaban boquiabiertos, genial con su BSA-Triumph que forma parte de él.  En el regreso paramos en la Caldera de Bandama para la últimas fotos y despedida hasta la próxima. 

Las fotos son cortesía de Marcelino, que se lo “curró” adelantándose para tomarlas cuando trazábamos curvas a 50 km/h.

Más información y todas las imágenes en la web del Club de Motos Antiguas y Clásicas de Gran Canaria