Cuando la amistad es más importante que el destino, cuando el placer no consiste en llegar sino en compartir cada metro de la ruta con tus amigos, cuando el tiempo se mide por el número de anécdotas que se cuentan en cada parada, cuando te olvidas de tu día a día y sólo te centras en localizar el próximo desvío donde sabes que un amigo estará esperándote, entonces y sólo entonces se ha logrado el objetivo: compartir el espíritu del motociclismo.

Ayer, en la Isla de Gran Canaria se alcanzó ese estado de plenitud en una ruta de amigos que se organizó con el viejo sistema de “boca-oreja” y por el moderno “whatsapp”. Los que acudieron ayer al lugar de partida comenzaron a darse cuenta de que algo distinto a lo habitual iba a ocurrir durante la jornada, desde el momento en que empezaron a percibirse voces, sonidos y sensaciones que presagiaban algo especial.

Algo tan simple y sencillo como un día de ruta compartiendo lo que une a tantos aficionados, la pasión por la moto, se convirtió en un inusual y placentero acontecimiento en el que amigos y acompañantes se reencontraron después de mucho tiempo, demasiado tiempo.

El recorrido, el tiempo, la comida, todo ello muy bien resuelto por cierto, pasó a un segundo plano y cada uno de los participantes se centró en disfrutar, compartir, ayudar, contar, comprender, sonreír… cuando los motores enmudecen y las personas cobran protagonismo…

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"La verdadera amistad no se ve con los ojos; se siente con el corazón cuando existe confianza, comprensión, sinceridad, lealtad y momentos compartidos..."

Ha sido un placer compartir con todos vosotros este inolvidable día.