La Unión Europea va más allá en su integración en materia de seguridad vial. Hoy día no hay ningún mecanismo para el que la haga la pague si está fuera de su país. Pues bien, el Parlamento Europeo ha aprobado definitivamente un texto legal en esta materia.

A partir de la publicación en el Diario Oficial de la UE, cada estado de los 27 estados miembros deberán transponer a su legislación local esta normativa comunitaria en menos de dos años. En la práctica, podemos contar con el sistema implantado en otoño de 2013, o puede que antes.

Los estados de Reino Unido, Irlanda y Dinamarca de momento no se adhieren, pero luego pueden hacerlo si lo desean. No se recurrirá al embargo para cobrar la sanción, pero se garantiza la identificación del infractor. Además, se ha definido qué es perseguible a nivel europeo a la vez.

Hablamos del exceso de velocidad, haber ingerido alcohol, conducir o ser pasajero sin el cinturón de seguridad, saltarse un semáforo rojo, conducir bajo los efectos de las drogas, no utilizar el casco, hablar por el teléfono móvil, conducir por un carril prohibido (como el del bus), etc.

La Unión Europea nos da cifras. Creen que si estas infracciones no se cometiesen, podrían salvarse 5.000 vidas al año. En el caso de la velocidad excesiva, es más fácil pillar a un conductor extranjero que a uno local en la mayoría de los estados de la Unión.

La cuantía de la sanción dependerá de cada estado. Es decir, que si a uno le pillan por haber bebido en Francia, será sancionado de acuerdo a las normas francesas, y al ser una norma perseguible en toda la Unión, se le haría llegar la multa.

Esto es un primer paso, puede evolucionar en la integración total del sistema sancionador, o si no, en que si Fulanito se salta un límite de velocidad en Hamburgo por la mañana, ya tenga la sanción en su correo electrónico en minutos/horas, o la notificación postal antes de que vuelva a casa.

Si la sanción no llega a tiempo, el carácter correctivo o educativo de la misma se desvanece. Cuanto más tiempo pasa, más difícil es de comprender la finalidad de la multa, y se acaba degenerando en que es únicamente por recaudar. Y eso es un extremo, lo mismo que pasa en el otro sentido.

A día de hoy, si un extranjero comete una infracción en otro país, y no se le para in situ, es muy difícil que se cobre la sanción. Por eso, en la normativa española, las infracciones graves o se pagan en el momento, o se inmoviliza el vehículo.