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Noticia

Capítulo 1.- Proteger, Avisar, Socorrer y el 112 en accidentes

Capítulo 2.- En caso de emergencia, ¿le quitamos el casco?

Capítulo 3.- En caso de emergencia: ni mover ni dar de beber

Capítulo 4.- En caso de emergencia: lo que podemos hacer

 

Cómo actuar en caso de emergencia hablando de cuatro maniobras que podemos emplear con los heridos hasta que lleguen los equipos de emergencia, y que se conocen como extricación de emergencia Rautek, decúbito lateral, antishock y reanimación cardiopulmonar, siempre dentro de la perspectiva de un soporte vital básico.

 

Si en la pasada entrega de este especial hablábamos de cosas sencillas que podíamos hacer para socorrer a los heridos, hoy hablamos de algunas medidas más avanzadas, pero que bien ejecutadas pueden ayudar a salvar vidas.

 

Estas maniobras deberían ser ensayadas previamente y se llevarán a cabo sólo cuando sea estrictamente necesario, buscando las medidas que mayor cantidad de vida preserven hasta que llegue la ayuda médica.

 

Maniobra de Rautek.-
Si cuando hablábamos de la víctima con casco regía la máxima de no mover el cuello del herido y por tanto evitábamos mover a la persona de su posición, en esa situación teníamos una ventaja a la hora de socorrer al herido, ya que tras una caída de moto habitualmente tenemos al conductor tendido sobre el suelo, y no encarcelado en el interior de un vehículo, de manera que está preparado para practicarle una reanimación cardiopulmonar sin apenas necesidad de moverlo.

 

No ocurre lo mismo cuando el herido está dentro de un vehículo, situación en la que de nada sirve mantenerlo dentro de un coche para evitar posibles lesiones medulares si el vehículo está ardiendo o si el herido está en parada cardiorrespiratoria. En un caso como este, el balance entre riesgo y beneficio se decanta a favor de salvar la vida de un herido que está en peligro de muerte.

 

Y en situaciones como esta, en las que excepcionalmente habrá que mover al herido para preservar su vida, debemos recordar que es necesario mantener alineado el eje cabeza-cuello-tronco, manipulando al herido a ser posible entre varias personas para evitar que se mueva y huyendo siempre de “tirar de él”.

 

Para esto existe la maniobra de Rautek (que debe su nombre a un maestro de artes marciales austriaco llamado Franz Rautek), una medida que debe reservarse para casos de extremo peligro para la víctima y que consiste en liberar las piernas del herido y pasar cuidadosamente los brazos del auxiliador bajo las axilas del herido, tomando uno de sus antebrazos con una mano y sujetando fuertemente la mandíbula con la otra para extraer a la víctima del vehículo, tal y como vemos aquí.

 

Si contamos con una persona que nos ayude, esta podrá encargarse de mover las piernas del herido. Y si no es así o incluso cuando contamos con esa ayuda, sobre todo antes de agarrar a la víctima debemos verificar que ningún pie se ha quedado atascado en el vehículo. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de causar daños al herido y a nosotros mismos, llegando a poder caer los dos, víctima y auxiliador, por el suelo.

 

En cualquier caso, después de efectuar la maniobra, con la víctima ya tendida y en reposo, nunca debemos caer en la tentación de colocarle una almohada o una toalla bajo el cuello “para que esté cómoda”, ya que podríamos agravarle cualquier lesión en la zona cervical.

 

Es una maniobra sencilla que, además, se puede practicar sin riesgo alguno por personas que no tengan lesiones o problemas de movilidad. Por otra parte, hay que contar que a los niños que viajan sentados en un sistema de retención infantil con respaldo preferiblemente se les extraerá con su asiento para que este dispositivo nos ayude a que la movilización del eje cabeza-cuello-tronco del herido sea la menor posible.

 

Posición lateral de seguridad o decúbito lateral.-
La opción de mover un herido hacia la posición lateral de seguridad debe reservarse para aquellos casos en los que la víctima tiene una hemorragia externalizada por el oído o para aquellos en los que yace inconsciente y con riesgo de vómito, especialmente si lleva casco, ya que esta posición evitará en buena medida que la víctima se asfixie por el paso al exterior de sangre o alimentos.

 

Como en cualquier movimiento que deba realizarse a un herido, hay que velar por que se mantenga alineado su eje cabeza-cuello-tronco, por lo que la maniobra para colocar a la víctima en decúbito lateral deberá realizarse por al menos dos auxiliadores, idealmente tres, siguiendo los pasos que se ven en el siguiente gráfico: Dos puntos básicos que hay que controlar en una víctima colocada en posición lateral de seguridad son que el brazo que queda situado en la parte inferior no se vea presionado por el peso del cuerpo y que la vía aérea de la víctima queda abierta en todo momento. Además, este gráfico nos sirve para recordar que al respetar el eje cabeza-cuello-tronco debemos velar por que la cabeza quede alineada con respecto del tronco (a diferencia de lo que se observa en el último dibujo).

 

Si el herido entra en shock…
Hay circunstancias, como algunas hemorragias internas, que causan que la víctima entre en shock, lo que se reconoce al observar los siguientes síntomas: respiración y pulso rápidos y débiles, palidez extrema, labios azulados, sudoración fría y pegajosa, alteración de la conciencia, con discurso incoherente.
 
Ante un escenario como este, lo más recomendable es tranquilizar al herido y, siempre que sus lesiones lo permitan, colocarlo estirado con la cabeza más baja que los pies para facilitar el riego sanguíneo hacia el cerebro, aunque si la víctima presenta vómitos lo mejor será emplear la posición lateral de seguridad pero siempre con sumo cuidado ya que, después de todo, si ha entrado en shock quizá tiene una lesión interna grave… o una combinación de problemas de diversa consideración.

 

Es habitual que un herido que entra en shock evolucione empeorando su situación, de manera que debemos controlar sus constantes vitales, pulso y respiración, y alertar a los equipos de emergencia sobre la situación de esta víctima en cuanto sea posible.

 

RCP, aunque sea sin insuflaciones.-
Al analizar la respiración de un herido, en primer lugar debemos asegurarnos que su boca está limpia de objetos extraños y que nada entorpezca el paso del aire a través de la vía aérea, traccionando su mandíbula mientras le sujetamos la frente con cuidado de no moverle el cuello. Si el herido no respira o sólo hace boqueadas debemos entender que estamos prácticamente ante una parada cardiaca, por lo que sin emplear tiempo en comprobar el pulso de la víctima podemos comenzar a practicar una maniobra de reanimación cardiopulmonar básica, aunque debemos tener en cuenta que: si existe alguna hemorragia abundante conviene detenerla para evitar que nuestra reanimación avive la pérdida de sangre, y que una vez que comencemos, no podremos detenernos hasta que alguien nos releve o hasta que se presenten en la zona los equipos de emergencia.

 

A pesar de que en las instrucciones generales para los auxiliadores entrenados se considera que cada 2 insuflaciones deben realizarse 30 compresiones torácicas a un ritmo de 100 por minuto aproximadamente, en el caso de auxiliadores no entrenados se prefiere que simplemente empleen la compresión torácica al mismo ritmo, ya que esta maniobra, bien ejecutada, permiten que los pulmones de la víctima tomen aire del exterior, por lo que se puede prescindir del boca a boca si el auxiliador no está entrenado para realizarlo o si el herido lleva puesto el casco y no tenemos claro cómo quitárselo sin causarle mayores daños.

 

En pocas palabras… es mejor realizar sólo las compresiones torácicas, sin insuflaciones, que no hacer nada.

 

Para realizar las compresiones, se coloca la base de una mano en el centro del pecho de la víctima, y la base de la otra sobre la primera, se entrelazan los dedos y se verifica que al presionar no lo hacemos ni sobre las costillas del herido ni sobre su abdomen ni sobre el extremo de su esternón. Una vez realizadas estas comprobaciones, se debe practicar la compresión torácica hasta una profundidad de al menos 5 centímetros y con una frecuencia de unas 100 compresiones por minuto, reduciendo al máximo las interrupciones de las compresiones torácicas.

 

Para todo lo demás… los equipos de emergencia

Después de todo lo dicho durante estos días quizá queda por remarcar, para que quede claro y como idea final, que sólo los miembros de los equipos de emergencia están capacitados para llevar a cabo las tareas más complejas cuando hay un siniestro vial. Ellos están entrenados para observar, decidir y poner en práctica lo que objetivamente resulta más adecuado en cada situación y a ellos les corresponde esa tarea.

 

De hecho, a esas personas, todas ellas profesionales de los servicios de emergencia ya sean sanitarios, bomberos, policías o miembros de Protección Civil, les debemos mucho más de lo que cotidianamente les solemos reconocer y agradecer, como también son muchas las víctimas de tráfico que siguen con vida gracias a los voluntarios que, un día cualquiera, se encontraron en el escenario de una colisión y decidieron que harían lo que estuviera en sus manos por ayudar a reconducir la situación.

 

Nunca nadie les pidió más que eso, aunque quizá cuando sucedió aquel siniestro cada uno de esos voluntarios ya habían realizado una tarea previa de pensar qué harían en una situación como esa. Ciertamente, pensar en nosotros mismos como eslabones del protocolo PAS (proteger-avisar-socorrer) nos puede dar más seguridad y menos improvisación para que si un día tenemos que reaccionar sepamos qué hacer. Eso, y recordar que haber realizado un curso de primeros auxilios puede ayudar para estos casos.

 

Idea y redacción original: Dr. Josep Serra

 
 
Fuentes de la noticia
 
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En caso de emergencia: acciones excepcionales

05 de Diciembre de 2010

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www.circulaseguro.com

 
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