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Noticia

Llegamos a Estambul después de una larga pero entretenida jornada de ruta. Incluso nos dio tiempo de salir a cenar y relajarnos un poco disfrutando de la magia del Estambul nocturno.

 

CAPITULO 5 –Estambul (Turquía).

Día 1/2 en Estambul

La habitación del hotel era pequeñita pero confortable, un edificio muy antiguo, con la fachada y partes del interior en madera, restaurado, pero algo descuidado. Disponíamos de una ventana que daba a la calle justo encima de donde estaban aparcadas las motos, lo que nos daba cierta tranquilidad.

 

 

Una vez más, reloj temprano para encontrarnos a las 8:00 en la terraza de la quinta planta, dónde estaba destinado para el desayuno. A pesar de no ser un edificio muy alto, la terraza ofrecía una vista parcial del entorno muy bonita. El desayuno bastante correcto, aunque un buffet un poco extraño, ya que los platos ya estaban organizados con una variedad de productos, no podías coger lo que te apeteciera, sino que en el plato ya encontrabas una variedad de todo, aunque podías repetir el plato tantas veces que quisieras o pudieras. Una lástima ya que quedaban bastantes cosas en el plato que no nos apetecían.

 

Arrancamos las motos para desplazarnos unos escasos 500 metros, ya que nos encontrábamos muy cerquita tanto de la Mezquita Azul como de Agia Sofía. Aún así, decidimos ir en las motos y no a pie ya que no nos gustaba la idea de dejar las motos en esa calle del hotel tanto tiempo solas. Al final, quedaron aparcadas en otra calle similar por lo que fue una tontería moverlas.

 

 

Comenzamos por visitar uno de tantos bazares (no El Gran Bazar) que te encuentras en esta ciudad. Un estrecho callejón con innumerables tiendas a ambos lados donde puedes encontrar cualquier cosa, excepto pegatinas de la bandera de Turquía que no las conseguí por ninguna parte (curioso).

 

 

Todo se encontraba muy cerquita a pie, subimos unas escaleras y a poca distancia ya nos encontrábamos en “La Mezquita Azul”, un monumento arquitectónico abrumador. Nos llamó la atención la gran cantidad de gente que se encontraban en la entrada, y es que era hora del rezo. Extendieron una enorme alfombra justo a la entrada (imagino que porque el interior de la Mezquita ya estaba lleno) y los hombres se descalzaban, arrodillaban y comenzaban su ritual. Ni una sola mujer, luego caí en cuenta de que un grupo importante de mujeres se encontraban en la parte de atrás, realizando lo mismo.

 

 

Dejamos la entrada a la Mezquita para otro momento y cruzamos la gran plaza que separa ambos monumentos para dirigirnos hacia la “Agia Sofía”, que ha sido iglesia y posteriormente convertida en mezquita para finalmente ser un museo.

 

Tras pasar por caja, entramos en su interior que merece mucho la pena. Impresionantes y gigantescas lámpara cuelgan de sus altísimos trechos y una decoración impresionante, aunque extrañamente algo descuidada.

 

 

Tras salir de esta visita, visitamos el “Obelisco de Constantino” que se encuentra muy cerquita a pie y en la plaza por encima de la Mezquita azul. Con una altura de 32 metros, fue construido con bloques de piedra. Se desconoce la fecha exacta de su construcción, aunque se sabe que fue Constantino VII quien lo mandó restaurar en el siglo X.

 

Casi frente a éste, se encuentra el “Obelisco de Teodosio”, Una pieza con una antigüedad de más de 3500 años. No está completo, le falta una parte abajo ya que en su traslado a pocos metros de su ubicación se rompió. Es de origen egipcio y data de los años 1479 - 1425 a C. y pertenece a un faraón llamado Tutmosis III. Existen otros obeliscos similares en las ciudades de Roma, Londres y Nueva York.

 

 

Eran ya horas de almorzar, callejeamos un poco para no meternos en los sitios más turísticos y buscamos un restaurante un poco más apartado del bullicio.

 

Almorzamos un plato típico consistente en carne picada, pan pita y yogourt natural frío, que no estaba mal pero que a í personalmente no me hizo mucha gracia. Los precios en Estambul son más que razonables, y más si te sales de los sitios más turísticos.

 

 

Tras ese peculiar almuerzo, recogimos las motos y nos dispusimos a cruzar el puente que no llevaría a un nuevo continente, Asia. Con la equivocada idea de turistear un poco sobre la moto. Y digo lo de equivocada idea porque era viernes, uno de los días más caóticos de tráfico según los lugareños. Casi toda la tarde se nos pasó parados interminables y desesperantes atascos, a 46ºC en un desmadre (para ellos ordenado) de tráfico. Los carriles los delimitaba el hecho de que cupiese o no el vehículo, los semáforos parecían meros “ceda el paso”, en fin, una locura.

 

 

Tras pasar por varias calles en las que teníamos dudas de si eran peatonales, porque la gente campaba a sus anchas por la calzada, llegamos a la famosa “Torre Galata”, una de las torres más antiguas del mundo.

 

 

Tras pagar la correspondiente entrada, subimos a su última planta donde hay un bonito restaurante y una terraza circular que rodea toda la torre y desde la que hay una espectacular vista de Estambul y el Bósforo. Es una visita muy recomendable, obligada diría yo.

 

 

El tráfico continuaba siendo terrible, por lo que decidimos continuar un recorrido en moto por este lado asiático de Estambul y paramos en una dulcería para probarlos y que nos sirviera de cena. A atención fue increíble, una amabilidad abrumadora, nos obsequiaron con varios dulces y té, etc. Entre tanto, ya se nos hizo de noche y el tráfico regresó a un estado de normalidad.

 

 

Intentamos pasar por el túnel “Eurasia” que une la parte asiática con la zona de Sultanhamet pero nos paró la policía y muy amablemente nos explicó que las motos no están permitidas y nos recomendaron una ruta alternativa.

 

El regreso al hotel se nos hizo muy agradable ya que la noche se quedó espléndida.

 

 

Día 2/2 en Estambul

Por un error en el momento de hacer la reserva, teníamos 2 noches en el hotel en lugar de las 3 que nos harían falta, al intentar prolongar la estancia una noche más, nos fue imposible porque el hotel estaba lleno, por lo que buscamos alternativa y conseguimos dos habitaciones en uno muy cercano.

 

Cargamos las motos y nos trasladamos al nuevo hotel. El amable recepcionista nos permitió dejar el equipaje en la recepción hasta que hiciéramos check-in por la tarde cuando regresáramos de la segunda jornada de visita a Estambul.

 

 

Comenzamos la visita, y esta vez sí lo logramos, con el interior de la “Mezquita Azul”. Un monumento absolutamente imponente, aunque no pudimos disfrutar de todo su esplendor ya que está en obras de restauración y muchas zonas estaban tapadas con grandes lonas o cerradas.

 

Continuamos con una caminata de unos 20 minutos hasta la “Basílica Cisterna”, también conocida como "Palacio Sumergido", es una de las múltiples cisternas que hay en Estambul. Fue construida en tiempos de Justiniano I (527-565). Las cisternas son depósitos que se construyeron para que la ciudad tuviera reservas de agua en caso de ser atacada.

 

 

Lamentablemente apenas tenía agua, más bien estaba húmeda diría yo, Desconozco si es por alguna sequía puntual o es que ya suele tener menos agua que en antaño.

 

Nuestro próximo destino fue el “Palacio Top Kapi”. Desde este palacio, los sultanes gobernaron su imperio hasta mediados del siglo XIX. Es el mejor reflejo de la época imperial en Estambul y simboliza el poder que alcanzó Constantinopla durante el imperio Otomano.

 

 

Hoy en día, el palacio es un museo muy vigilado y protegido en el que en muchas de sus instancias se prohíbe el uso de cámaras de foto/video.

 

Para llegar a pié, hay que ascender por una calzada un poco empinada pero muy bonita, con restos de ruinas impresionantes.

 

He de decir que es espectacular, aunque la visita fue un poco deslucida por la cantidad terrible de turistas que nos aglomerábamos en su interior y que nos obligaba a hacer enormes colas para entrar en cada una de las dependencias del palacio. Cosa en la que no colaboraba en calor que, nuevamente, arreciaba a horas ya casi del medio día.

 

 

Al salir del palacio, descendimos y entramos en un restaurante de comida típica. Una vez más, nos sorprende la amabilidad casi excesiva del personal.

 

Aún nos quedaba un plato fuerte, “El Gran Bazar”, a unos 40 minutos a pie, por una importante avenida comercial, siguiendo los raíles del tranvía.

 

El Gran Bazar es espectacular, no solo por lo grande y laberíntico, en el que te puedes llegar a perder entre callejones y callejones que dan a otros callejones, impresionante, sino también por la variedad de género y por la diversidad de sus tiendas. Podías encontrar una jollería de lujo, con aire acondicionado y los dependientes con corbata, y justo al lado, otra tienda que parecía estar cayendo a pedazos, con antigüedades llenas de polvo, que le daban un encanto muy especial. Aquí echamos el resto de la tarde, disfrutando con paciencia del lugar y ejerciendo el arte del regateo.

 

Ya exhaustos pero felices y encantados de esta preciosa ciudad, con la alegría de haber cumplido uno de los objetivos importantes del viaje, y a la vez, con la tristeza de saber que al día siguiente la abandonaremos, nos despedimos de Estambul.

 

 

Y en la próxima entrega… Capítulo 6 – De Estambul a Capadocia.

 

En el próximo artículo, abandonamos Estambul con destino a La Capadocia. ¿Me acompañas?

 

Edinson Santana www.mis2ruedas.com

 

En el capítulo 1

Salíamos desde el Puerto de Santa Cruz de Tenerife con destino a Huelva. Una vez en el continente, realizamos una jornada intensa para ponernos en el Puerto de Barcelona donde tomamos un Ferry hasta Civitavecchia (Italia).

 

En el capítulo 2

Salíamos desde el Civitaveccia (Italia) para travesarla hasta Bari donde tomamos el Ferry que nos llevó a Durrës (Albania). Visitamos la Capital (Tirana) y tras una preciosa ruta por carreteras de montaña y una buena lluvia, llegamos a nuestro objetivo, Skopie (Macedonia).

 

En el capítulo 3…

Una vez más (y como ya es costumbre), despertador a las 6:00 de la mañana, para desayunar en el hotel lo más temprano posible y comenzar la jornada. Esta vez con una misión prioritaria, buscar un lugar donde cambiar los neumáticos a mi moto.

 

En el capítulo 4

Amanece nublado en las afueras de Sofía, despertador a las 7:00 de la mañana para estar en la moto listos para rodar a las 8:00 am. Hemos tomado la decisión un poco arriesgada de visitar el centro de Sofía antes de partir hacia Estambul...

 
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