Seguimos un nuevo día con personas y maquinas en perfecto estado. Después de desayunar cada grupo en sus respectivos hoteles, se empezo la Ruta sin contratiempos reseñables y haciendo el primer repostage sin novedad, observando que  en todas las gasolineras tienen surtidores donde les viene ya la mezcla hecha de gasolina más aceite. Al 2%, 3%, 5% a gusto del consumidor, por la gran cantidad de ciclomotores que por aqui circulan y también dentro de la misma estación de servicio, en no todas, pero en muchas sí, un restaurante donde se pueden ver platos típicos en vasijas de barro y carnes colgadas al aire libre, sin ningún tipo de protección ni refrigeración.

Continuamos viaje con un cambió. El tiempo aunque seguía haciendo buena temperatura, unas nubes negras descargaron encima de nosotros, dando a la tierra seca y árida, un olor a tierra mojada peculiar, llegando a calar a los que íbamos en camiseta de manga corta, teniendo que parar y coger un chubasquero. Y como bien indica la ley de Murphy, según nos lo pusimos, dejo de llover y sólo alguna gota más nos acompañó hasta el final, llegando al lugar de la comida que estaba en el mismo Marrakech y a pocos kilómetros del hotel. La ruta fue hoy por buena carretera de interior y la mayoría de los tramos con dos carriles, estando bien comunicadas la ciudad de partida y destino para hacer los 181 kilómetros del día.

Ya en el hotel Mogador Opera, el cual no le falta ningún lujo de detalles, impresionante la lámpara araña que está colgada de la recepción del hotel y que alumbra todas las plantas de arriba a abajo, donde se se hizo el reparto de habitaciones y se dio la tarde y noche libre. Marrakech es una ciudad exótica con aires imperiales, donde se pueden encontrar desde alfombras mágicas a encantadores de serpientes, pero también especias y perfumes. Fundada en 1.062 por los Almoravides, fue la capital del imperio Islámico. La Medina la recorrimos durante varias horas y seguro que algún callejón o pasadizo se nos paso, pero el punto de encuentro es la Plaza Jemaa el Fna, donde se va transformando durante la tarde y los encantadores de serpientes dejan su sitio en restaurantes portátiles, donde se puede comer en sus puestos como hicimos o beber un zumo de casi cualquier clase recién exprimido, que también probamos. Antes de todo esto, nos dimos la típica vuelta en coche de caballos y contemplamos la Mezquita de Koutiva, edificio más alto de la ciudad con 77 metros de altitud y construida en el siglo XII, siendo modelo para la construcción de la Giralda de Sevilla, pero como todo tiene su fin y mañana para llegar a la capital Rabat, nos esperan 329 kilómetros, por lo que decidimos no trasnochar e irnos pronto a descansar.

Vespamania Tenerife 2018